El Diván de Juan José Torres

Carta abierta a Alberto Fabra

Señor Presidente: como es obligado en estos casos, es de recibo presentarme. Soy un trabajador de APADIS, que como supongo de buena fe tendrá noticias sobre su actualidad. Apadis es una Asociación para Discapacitados Psíquicos de Villena y Comarca y siempre ha sido un ejemplo de atención y servicio en todo el Estado español. Pero por si acaso no tuviera de ella conocimiento sí lo tienen personas a usted próximas, como la Consellera de Bienestar Social Asunción Sánchez Zaplana y su diputada autonómica María José García Herrero. Pues bien, APADIS lleva como dos años con insultantes retrasos en los pagos por parte de su Conselleria pero, por no hacerle un detallado recordatorio, sí le diré que ahora mismo nos adeudan a los trabajadores cuatro meses, desde julio hasta octubre.
Yo no sé si sabrá usted de las dificultades que entraña llegar a final de mes, las mismas que tienen miles de personas. En nuestro caso no tenemos ni siquiera esa posibilidad, pues varios meses sin cobrar y yendo a trabajar, como si nada pasase, no sólo es un acto milagroso, sino casi estoico. Una situación coctelera que mezcla la vocación con el masoquismo. Pero lo nuestro no es sólo vocación, no. La vocación es puntual y siempre a tiempo parcial, no a jornada completa. Nadie trabaja por amor al arte tantos meses con la incertidumbre de no saber plazos ni compromisos para ponernos al día. Lo que anhelamos es que por justicia, nunca por caridad, se nos ponga al corriente de los pagos y vivamos al día con la dignidad que nos merecemos.

Más que nada porque para los milagros de subsistencia sólo están autorizados los santos y nosotros somos trabajadores de carne y hueso, con sentimientos que recomponer y obligaciones que atender. Sé perfectamente que usted, que fue alcalde de Castellón, se ha encontrado una herencia económica en el Consell legada por sus ineptos antecesores. La irresponsabilidad de Francisco Camps no fueron los dichosos trajes, sino la desastrosa gestión de un dinero público que fue mal empleado. Hoy la Generalitat tiene un montante en números rojos de 740 millones de euros y los intereses a los que tiene que hacer frente ascienden a 3,4 millones diarios.

Sin embargo usted ha tirado la toalla y ya es incapaz de reclamar y exigir la necesaria financiación al Gobierno de Moncloa. Quizás intuye que el ministro Montoro le vaya a decir que no. Seguramente le ningunea, pero que sea el ministro quien le diga que no, no lo diga usted. Ya sabremos entonces usted y yo a qué atenernos. Pero es inconcebible que ni siquiera usted lo exija, como si nuestra Comunidad no estuviese necesitada, sino sobrada. ¿Qué pensarán sus conciudadanos de su rendición y sumisión? ¿Cómo pretende formar el Pacto de la Sociedad Civil si es incapaz de demandar el dinero que se nos adeuda? ¿No es Apadis una sociedad civil, ciudadana, que realiza una gran labor social y sin ánimo de lucro? ¿Cómo se atreve a afirmar que en sus listas electorales de 2015 no habrá corruptos? ¿Qué pasa con los que ahora tiene en sus escaños? ¿A qué espera para depurarlos ya?

Ya sabemos que la Consellería ha reducido las subvenciones un 10%, pero eso no le exime de cumplir con sus compromisos. Hágase cargo entonces que nosotros seguimos declarando a Hacienda, pagamos hipotecas o alquileres y tenemos nuestras urgencias económicas. Usted cobra puntualmente y bien pagado está. Cobra su secretaria, su escolta y su chófer y nadie duda de que deben hacerlo. Pero ¿y los que no cobramos por olvido, negligencia o incumplimientos? En el puente de Todos los Santos salían todas sus señorías a la carrera del Parlamento español una vez acabada la sesión, como escolares al patio del colegio. Sus hoteles, aviones y yates les esperaban.

A nosotros nos aguardaba otro mes sin un duro. Así que no se haga el invisible, que nosotros no lo somos.

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