Aunque nos hallamos en plena desescalada y los cines están a punto de abrir con las medidas preventivas pertinentes, todavía tenemos que seguir recurriendo a la pequeña pantalla para saciar nuestra sed de cine. Afortunadamente, muchos ciudadanos disponemos de acceso a alguna que otra plataforma digital (los hay que están suscritos a todas o casi todas, pero yo creo que las veinticuatro horas del día no dan para tanto); y estas no solo exhiben películas que han pasado por los cines meses atrás, sino que reservan una parte de su espacio para lo que desde siempre hemos venido llamando cine inédito... aunque la actual hegemonía de estos nuevos medios de exhibición nos va a obligar a replantearnos según qué etiquetas.
En breve les hablaré de un libro que precisamente trata el tema de la guerra de las plataformas, y también les recomendaré pronto algunos títulos del catálogo de Netflix. Pero hoy me voy a centrar en Movistar+, que a mi parecer le da sopas con honda a la otra plataforma citada y que está en boca de todos. Primero, porque en cuanto a cine, la variedad y calidad media de los títulos disponibles es muy superior; y segundo, porque como decía antes lleva unos meses adquiriendo muestras del cine que no ha pasado por las salas y que, por regla general, resulta mucho más interesante que los inéditos de Neflix, producidos casi todos por la propia empresa. Como muestra de ello, las cuatro producciones de 2019 que paso a comentarles a continuación.
En la noche del pasado 12 de marzo tuve la oportunidad de rescatar del catálogo de Movistar Espada de confianza (Sword of Trust), película dirigida por la también actriz Lynn Shelton y protagonizada por el humorista Marc Maron. A la primera la conocía de la estupenda Humpday -título clave del movimiento mumblecore- y la divertida Laggies (A la deriva); del segundo apenas lo había visto en su breve aparición junto a Robert De Niro en Joker, pero la lectura de una larga entrevista en una revista especializada me había despertado el interés por seguirle de cerca. Lo que no sabía entonces, además de que al día siguiente nos íbamos a encerrar todos en casa para varias semanas, es que esta comedia coral sobre las idas y venidas de varios personajes (uno de ellos encarnado por la propia directora) alrededor de una espada que podría tener un alto valor para coleccionistas es que iba a ser la última película de su realizadora, a la que una enfermedad fulminante se la llevó de forma inesperada a la temprana edad de 54 años. Dicho esto, cabe señalar que si están suscritos a Netflix -parece que es inevitable citarla- podrán encontrar allí un par de monólogos a cargo de un fabulosamente satírico Maron y filmados ambos por Shelton: que ambos fuesen pareja en la vida real explica que una cineasta que ya contaba con un cierto prestigio a sus espaldas se hubiese hecho cargo de una actividad tan poco reconocida como dirigir stand up comedy. Pero volviendo a Espada de confianza: si tienen la ocasión de verla, háganlo, aunque sea como homenaje póstumo a su principal responsable.
Tampoco debería escapárseles la mejor de las películas que les propongo hoy, aunque vaya por delante que no es plato del gusto de todos los paladares. Y es que su realizador, Quentin Dupieux, es un caso aparte: tengan en cuenta que estamos ante un director que llamó la atención en el mercado internacional con Rubber, una película que convertía a lo que en el fondo era un simple neumático cualquiera en un peligroso asesino psicópata (sic). Tras tan sorprendente propuesta, de él he podido ver también un par de películas policíacas, por así decir, tan estrafalarias como Wrong Cops y Au poste! (esta última pueden encontrarla también en Movistar+ con el título de Bajo arresto), en los que este marciano del cine contemporáneo deconstruye los tropos del género tomando los caminos menos transitados (incluyendo la ruptura de la cuarta pared y de otras convenciones de la narración fílmica). Con su nuevo film, Le daim (aquí, La chaqueta de piel de ciervo), dirige sus dardos tanto al concepto de la masculinidad más rancia como a las ínfulas artísticas de aquellos que no están dotados para ello (y al cine underground y la estética de la cámara en mano del found footage, de paso). Para lograr su objetivo cuenta con el concurso de dos actores excelentes: Jean Dujardin, al que todos recordarán de verlo (pero no de oírlo, claro) como el protagonista de la oscarizada The Artist; y Adèle Haenel, quien debutó siendo una niña en la turbadora Los diablos y que el año pasado estrenó también la aplaudida Retrato de una mujer en llamas. Ambos están verdaderamente espléndidos en este film que, como todo lo que lleva la firma de su autor, produce una extrañeza que o bien estimulará o bien sacará de sus casillas a cada espectador según le guste más o menos el riesgo o no abomine del adocenamiento generalizado de la industria cinematográfica. Por cierto: es fácil ver en el tercio final de Le daim algunos ecos de la citada Rubber, y espero que no consideren esto un spoiler... Y si lo es, poco importa, dado lo inesperado que de una forma u otra siempre logra ser el cine de este autor inclasificable.
También puede verse, aunque resulte algo inferior, el film Come to Daddy, traducido literalmente como Ven con papá para su exhibición doméstica en nuestro país. La película es un relato de humor negro protagonizado por un omnipresente Elijah Wood que da lo mejor de sí mismo a lo largo de un relato plagado de sorpresas que aúna comedia, cine negro y terror y del que lo mejor es saber lo menos posible para poder disfrutarlo como se merece. Señalar, eso sí, que estamos ante un trabajo dirigido por Ant Simpson, productor e impulsor de las dos películas de terror de episodios The ABCs of Death, y que aquí debuta de forma competente como realizador. En efecto, no es que sea una presentación en sociedad deslumbrante, pero es lo suficientemente efectiva como para que pensemos que habrá que prestar cierta atención a futuros trabajos suyos tras las cámaras.
Finalmente, y aunque su calidad quede muy lejos de las otras películas recomendadas, no puedo dejar de llamar la atención sobre el estreno casero de Jay & Silent Bob: Reboot, película con la que Kevin Smith recupera a sus personajes más emblemáticos (encarnados por Jason Mewes y él mismo) desde los lejanos tiempos de Clerks. A nadie se le escapa que Smith ya no es el prometedor cineasta independiente de aquella brillante ópera prima en blanco y negro y hecha con cuatro dólares; ni siquiera el firmante de las también interesantes Mallrats o Persiguiendo a Amy. De su indiscutible declive tienen la culpa películas como la misma Jay y Bob el Silencioso contraatacan, la comedia Vaya par de polis (estúpida hasta decir basta y con un Bruce Willis en sus horas más bajas, y alguna pulla al respecto se deja caer en el film que nos ocupa) o el film de terror Tusk, absurdo donde los haya. Pero tengo que reconocer que al margen de tener que lidiar con algunos chistes facilones y una cierta carga de autocomplacencia, resulta agradable reencontrarse con viejos conocidos (no faltan Ben Affleck, Matt Damon, Rosario Dawson, Jason Lee y otros habituales de su obra audiovisual), disfrutar de algunos cameos curiosos (como el de Chris Hemsworth, muy divertido) y, sobre todo, la falta de pudor a la hora de autocriticar los errores y carencias de su carrera. Solo por este último apunte y por cómo plasma en la pantalla, con tanta sinceridad como humor, su relación con su hija Harley Quinn Smith (sí, se llama así de verdad), a la sazón la otra gran protagonista del film, ya vale la pena verla.
Aquí tienen, pues, cuatro recomendaciones de otras tantas películas que, quizá, habríamos podido ver en pantalla grande de no ser por la pandemia que obligó a cerrar los cines a mediados de marzo. O quizá no, quién sabe. Al margen de todo ello, y por si alguno de ustedes es de los que no tienen acceso a Movistar pero sí a Netflix, en unos días les recomendaré algunos títulos disponibles en esta plataforma. Que no se diga que le tengo manía.
Espada de confianza, La chaqueta de piel de ciervo, Ven con papá y Jay y Bob el Silencioso: El reboot están disponibles en Movistar+.