Viéndolas pasar

Consejo de Igualdad

Esta semana he leído en EPdV que el antes conocido como Consejo de la Mujer, y que muchas personas denominaban como Consejo de la Mujer Feminista, ha pasado a denominarse Consejo de Igualdad. Como es lógico, he intentado informarme un poco sobre qué cambios son los que han logrado tan acertado nombre y para mi sorpresa, agradable sorpresa, observo que de forma análoga a como antes se decía desde dicho Consejo que debíamos hacer uso no sexista de la lengua, aparece en los estatutos del mismo aquello de “un o una representante de”, cuando, curiosamente, antes aparecía exclusivamente “una” o “formado por 10 personas asociadas” y no, como se decía antes (con aquello del uso no sexista de la lengua), “10 socias”.
Muchas personas fuimos los que cuestionamos la forma de hacer de aquel grupo llamado Consejo de la Mujer, porque no nos parecía que las iniciativas que se tomaban fuesen por el camino de la igualdad, sino más bien por el lado de la discriminación positiva, algo que bien empleado puede resultar de utilidad y hasta aconsejable, pero que cuando se abusa de ello, lejos de alcanzar los objetivos que deberían estar sobre la mesa de dicho Consejo, les alejaba cada día más.

Recuerdo algunas críticas lanzadas por ciertas personas contra el PP en general, sobre la, según esas personas, nula actividad de las mujeres del PP en dicho Consejo, llegando incluso a decir que en este partido no se buscaba la igualdad. Por supuesto que muchas personas negamos de la A a la Z todas estas estupideces porque, a las pruebas me remito, en el PP de Villena y también en el ámbito nacional, la igualdad es un hecho, y sin necesitar de poner ni ministras cuota ni paridad en las listas, sino ganándose el puesto a pulso. Sean mayoría las mujeres o los hombres, lo importante es saber que el género no es determinante para ocupar el puesto que sea, sino la capacidad de trabajo y el compromiso con los ciudadanos (y ciudadanas, claro).

Un Consejo de la Mujer que busca igualdad partiendo de una excluyente constitución orgánica o que convoca concursos de los que queda excluido uno de los géneros o sexos, no puede alcanzar ese objetivo por mucho que así nos lo han querido hacer creer. Y acertadamente, alguna columnista de este mismo periódico puso en tela de juicio la representatividad de dicho colectivo, hallándose muchas, muchas mujeres, no identificadas con la forma de proceder del mismo.

Lo que son las cosas. Ha tenido que ser Celia Lledó, el PP al fin y al cabo, quien ha venido a poner sobre la mesa la demostración de cómo se puede hacer que dicho Consejo de la Mujer sea, en verdad, el Consejo de Igualdad, no resultando excluyente sino sumando al mismo representación de toda la sociedad que aspira y cree en dicha igualdad, mujeres y hombres por un objetivo común.

P.D. No quería dejar pasar la ocasión de hablar del “¿por qué no te callas?” famoso, porque una persona, en los foros de este mismo medio, extrajo conclusiones interesadas de dos frases que dejé en el mismo y que repito al final de la columna. Aprovecho también para decir que el Sr. Zapatero, Presidente del Gobierno, en mi opinión actuó con gran sentido de Estado y con prudencia en el reproche que hizo a Chávez. Lo hizo, a mi entender, de forma excelente. Todo lo contrario de cómo no actuó cuando, no hace tanto tiempo, el Sr. Moratinos dejó una velada acusación progolpista al Sr. Aznar que debió valerle el cese fulminante. Lo de la semana pasada es, como dice el refrán: de aquellos polvos, estos lodos.

¡Viva el Rey! ¡Viva España!

(Y si de estas expresiones Ud. extrae algo más que lo que dicen ambas, es que no hablamos el mismo idioma).

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