El Diván de Juan José Torres

Derecha e izquierda

Aunque en algo recuerda, el título nada tiene que ver con la famosa Yenka; pero al igual que este viejo baile los términos de Derecha o Izquierda, referidos en política, parece que están fuera de concurso, que ya pasó su época, que hoy no tienen sentido. Sin embargo esos conceptos políticos siguen vigentes, aunque hoy el verdadero poder esté en manos de los mercados financieros, mucho más poderosos que los políticos de postín. El caso es que el ideario, la filosofía y la esencia de una sociedad multirracial, plural y heterogénea sigue dependiendo también de las valoraciones que hagan las corrientes políticas de la Derecha o la Izquierda.
Las decisiones políticas de las diestras o siniestras, ya sean en ayuntamientos o en los distintos parlamentos, van a determinar el futuro inmediato de los ciudadanos, tanto a nivel colectivo como individual. Por eso no me vale la frase “yo no entiendo de política, me da igual” o “yo no soy de derechas ni de izquierdas”; porque de un modo u otro todo afecta a la economía, a las coberturas sociales e incluso al bolsillo propio. Es cierto que hoy el político es un gestor que tiene que arbitrar y distribuir unos fondos públicos, pero los criterios son distintos dependiendo de quién nos gobierne. De modo que aunque parezca mentira la derecha y la izquierda tienen importancia vital.

Tradicionalmente la izquierda española ha impulsado los más profundos cambios, en tanto la derecha los criticaba y a verlas venir. Muchas de las leyes que hoy están normalizadas las sacó la izquierda adelante. Ejemplos: la del divorcio, ferozmente censurada por Alianza Popular (hoy PP) y más tarde utilizada por la sociedad más conservadora. La del aborto en sus tres apartados originales: por violación, riesgo de la vida de la madre y grave malformación del feto. La derecha originó una cruzada y muchas personas de ideología tradicionalista aprovecharon la ley; aunque servidor no esté de acuerdo con la última ampliación y reforma.

La misma Ley de Dependencia, propulsada por la izquierda parlamentaria pero no aplicada en comunidades del PP y cuando se asigna llega la ayuda tarde. Y pronto verá la luz una Ley que dignifique el difícil trance de la muerte para enfermos moribundos e irreversibles, por más que la derecha la tilde de asesinato. Los que se oponen a la sedación ya la reclamarán llegado el momento. La igualdad en derechos entre hombre o mujer también fue una conquista impulsada por el movimiento feminista y los escasos derechos de los trabajadores que aún quedan en pie los implantó la izquierda. Tristemente la crisis y el mercado la han liquidado en dos días.

La sanidad pública, la educación para todos, fueron también objetivos cumplidos por la izquierda y hoy amenazados por futuros copagos sanitarios y privatizaciones de las universidades públicas. Aunque el romanticismo está en desuso sigo creyendo en aquellos valores de la izquierda que aspiraba a cambios sociales y en una mejor distribución de la riqueza. Pero los sueños se desvanecen porque aquí manda el capital, tan salvaje y duro que no tiene contemplaciones y se lleva a la clase media por delante. Firman reformas no hacia adelante, sino hacia atrás quienes perdieron los viejos ideales. Dar palmaditas en la espalda y hacerle la pelota a la oligarquía financiera es alta traición a los principios sociales.

Claro que existen las derechas y las izquierdas, por más que cada vez se parezcan y se confundan. No me agradan los socialistas de boca que giran al centro, ni los llamados centristas que luego son derecha pura. Prefiero aquellos que sigan teniendo ideales, más allá del dinero y del sillón, que no engañen y que pidan perdón cuando se equivocan. Y mientras todo se despeja o se confunde, mi voto, en Villena, será Verde. Gran trabajo para tan poca gente, por más que Patxi Esquembre haya ninguneado la tradición rotatoria.

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