Vida de perros

El ataque del Comando PeloLila

El catorce de marzo de 2004, un grupo de las mejores mujeres de la sociedad española que formaban un equipo de cinquillo perdieron unas elecciones por culpa de un atentado que ETA no había cometido. No tardaron en fugarse del estado de derecho y libertad en que se encontraban recluidas. Hoy, buscadas todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si usted tiene algún problema con alguna manifestación de izquierdas y las encuentra quizás pueda contratarlas... el COMANDO PELOLILA.
A continuación ofrecemos ciertos datos que les permitirán reconocer a las componentes del mencionado comando, en caso de que se encontrara con alguna de ellas recuerde: si es usted homosexual, tiene ideas socialistas, apoya el laicismo o simplemente es diferente, no lo piense: huya. Las componentes del comando, mayoritariamente mujeres de edad avanzada, guardan una apariencia normal a la hora de vestir y en su vida cotidiana se asemejan a cualquier respetable anciana henchida de amor por su familia que derrocha afabilidad en el trato. Tales características las hacen invisibles en el día a día, aunque quizás en contadas ocasiones podría identificarlas en la cola del supermercado o la panadería si alguien a su lado emitiera algún comentario favorable al gobierno de Zapatero o del grupo socialista de su ciudad. Entonces verá cómo se borra de su rostro cualquier signo de venerabilidad, que será transformado en una agria mueca de desprecio y de elogio de los días pasados. Pronto reprochará nuestra ignorancia sobre la verdadera historia de España y augurará un futuro para el país cercano a lo que fueran Sodoma y Gomorra. Recuerde que no debe discutir con ella, pese a que todos los apelativos malsonantes sean dirigidos hacia tu persona. En cualquiera de los casos, a la vista de una mirada lejana, el cuadro que presentaréis será el de una persona joven faltando el respeto a una dulce anciana.

Pero el momento de mayor riesgo se da cuando se reúne el comando para emprender una de sus acciones. Es entonces cuando las señoras visten grandes abrigos y sus peinados se hinchan gracias a enormes cantidades de laca. Portan bolsos, banderas de España o del Partido Popular y chapas con los rostros de Aznar, Rajoy, Acebes, Zaplana o el primo de Rajoy. Se dirigen a manifestaciones o concentraciones sin importarles demasiado el lema de la convocatoria. Y comienzan los graznidos, agudos, carrasposos, intensos: “¿Dónde están, no se ven, los cabrones de la SER?”, por ejemplo.

Esta vez su objetivo fue la concentración en silencio contra el terrorismo de ETA. Y poco importó al comando que se tratara de un acto de respeto o que se realizara en silencio. Allí estaban ellas, antagonía del estereotipo de cuento, insultando e impidiendo ese silencio contra ETA asesina y en memoria del desafortunado Raúl Centeno. Nuestra repulsa a ETA creo que está más que constatada. El triste sentimiento ante los hechos acontecidos creo que está patente en los corazones de todos y todas los españoles. Es obvio por tanto que la actitud de estas señoras una vez más está fuera de lugar. Ellas representan quizás esa derecha de la que ya muchos políticos huyen. La contundencia de las medidas a tomar tiene otros canales. Y si es equivocada la alternativa que lleva al insulto y el desprestigio arbitrario, creo que también lo fue la lectura por parte de nuestra alcaldesa Celia Lledó al no adherirse al comunicado oficial realizado por la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, y hacer lectura del realizado por la Fundación Miguel Ángel Blanco durante la concentración de repulsa al atentado de ETA realizado en la Plaza de Santiago de Villena.

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