Vida de perros

Elecciones en 2011

Dos mil once no parece un buen año para ganar unos comicios. De hecho, la única esperanza que deberíamos tener quienes hemos participado es que quienes las han ganado sean capaces de convertir las siguientes, al cabo de cuatro años, en una opción más deseable. Por la cuenta que nos trae. El caso es que el resultado, como se dice en los noticieros, ha puesto de relieve que España confía en la labor del Partido Popular, en sus posibilidades. Aunque un gran porcentaje haya despreciado su opción de expresarse bien porque no encuentra soluciones en las propuestas de los partidos, bien porque no está de acuerdo con el sistema electoral, bien por otros motivos.
En Villena a la hora de las conclusiones electorales hemos tenido que vivir algún incidente curioso, alguna postura llamativa. Como la comparecencia del PP local el lunes por la mañana, donde se anunciaba y se intentaba demostrar por medio de estadística que “Villena no es Verde”. El problema, señora Lledó, es que el que usted empuñe los datos resultantes del voto de Villena respecto al gobierno de la nación y los haga propios no es más que un juego de palabras. Porque olvida la posibilidad de que quienes han votado en las generales al Partido Popular, en las locales lo que hicieran fue no votarla a usted. Quizás usted misma lo dijo, cuando preguntó no tan retóricamente al grupo VCD cuál había sido el sentido de su voto. Porque usted piensa, como yo, que ese sentido apuntaba al que usted representa en nuestra población. Pero olvida que más allá de las siglas están las personas.

Pero usted tal vez no lo ve así. Por eso, con el recuento de votos en las manos, consideró oportuno volver a ofrecer públicamente a VCD la posibilidad de formar una coalición con ustedes para recuperar el gobierno de la ciudad. Una insinuación con la que VCD salió rápidamente a la palestra, a los micrófonos, para decir que no volverían a trabajar con usted.

Su postura se acerca a la idea que yo he tenido en ocasiones de usted como alcaldesa: una mujer política cuyas ideas, lealtad y sometimiento pertenece a un partido antes que a una población. Olvida la importancia que la ciudadanía otorga a las formas, más en las distancias cortas. Olvida que nuestra sociedad cada vez está más preocupada por nuestro desarrollo, no sólo son esos grupos del 15-M quienes comparten la necesidad de participación en la política, en nuestro devenir. Estamos en un punto, cuando las cosas van mal, que cada vez más personas queremos saber qué se hace, qué se va a hacer; queremos saber cuánto se gasta, en qué. Y eso comienza en nuestras propias casas y sigue por nuestro municipio hasta llegar a nuestro país. De modo que será mejor que nos pongamos manos a la obra y nos dejemos el jueguecito político para otros tiempos.

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