La anécdota la recordaba Jaime Campmany en su columna de ABC un veintitrés de marzo de dos mil. Se sitúa en lo que ha venido a llamarse tardofranquismo, última etapa de la dictadura de Franco. Esto es entre 1969 y 1975. O entre 1972 y 1975. A saber.
De ser cierta nos muestra a un Franco que a pesar de la edad era consciente de su poder totalitario. Y que viviendo el Caudillo, todo estaba atado y bien atado. Todo. O eso parecía. La anécdota relatada por el satírico escritor dice así:
Informó alguien a Franco, en el ocaso de la dictadura, de que José María de Areilza se presentaba como "jefe de la oposición". Franco comentó: —¿Areilza jefe de la oposición? Yo nombré a Areilza alcalde de Bilbao y luego lo nombré embajador de España. Ahora dice que es el jefe de la oposición. ¡Pero si yo no lo he nombrado!
Conclusión: Chivato –o pelota– informa al poder. Y el poder se muestra presumido de su fuerza. Con "gracia".
Lo dicho: Todo estaba atado y bien atado. Todo. O eso parecía.