Gilipollas de sábado en la San Sebastián
A veces pienso que si en Villena los tontos volaran, muchos viviríamos a la sombra
Oye, pedazo de alcornoque. Soy yo, espero que me recuerdes, el mismito que el pasado sábado estaba detrás de ti con el coche, en la calle San Sebastián. Por donde se entra al Mercadona de los Salesianos, ya sabes. Citroën DS Rojo. Te lo comento por si no te quedaste bien con mi careto cuando me tocó salir del coche y llamarte tonto del ciruelo a través de tu ventanilla. ¿Te acuerdas ya de mí? Pues aquí ando. Soy el mismo que fundió el claxon de tanto pitarte. El que tuvo que llamar a la Policía después de haberte llamado a ti, muy educadamente, zoquete de mis amores.
El caso es que lo pensé ya antes de salir de mi piso. Estaba aún desayunando tranquilamente cuando caí en mi grave error. Tenía el coche aparcado enfrente de Colors y era sábado por la mañana. No había otra que salir, sí o sí, por la calle San Sebastián, sufriendo sin remedio el habitual atasco sabatino que se forma por el acceso al parking del supermercado. Don´t worry, me dije. Seguro que con tu habitual fortuna la calle está vacía y desierta cuando tengas que mover el coche, querido Javier. Y la cosa no fue del todo mal. Salí de mi casa, fui paseando hasta el coche, lo saqué de culo, pasé la puerta de Código, la esquina del Mundaka, un rayo de Sol… hasta que justo en la puerta del parking del Mercadona, a pesar de que había un letrero luminoso de “completo” en rojo intenso, como la copa de un pino de grande, paraste tu inmenso todoterreno delante de mí, pazguato gaznápiro.
Te lo voy a intentar explicar, cenutrio mío. Si en la señal pone “completo” significa que no puedes pasar al parking, porque está lleno. Y eso no genera automáticamente en ti y en tu vehículo legitimidad alguna para pararte en medio de la calle, con todo tu bendito morro, impidiendo que circulen los coches que vienen por detrás y generando un atasco que a veces, como pasó este sábado, llega hasta la esquina misma de La Salvadora. Era imposible que supieras, lerdo gañán, si el próximo coche en salir del parking, hasta dejar un hueco para que tú pudieras entrar tranquilo y cómodo a realizar tu compra semanal, iba a tardar dos minutos o veinticinco. Y te dio igual. Te paraste allí en medio. Con un par.
He de reconocerte que me impresionó tu valentía. Hay que tenerlos como el caballo de Espartero para aparcar tu gigantesco todoterreno en medio de la calzada, cortar el tráfico de la San Sebastián y soportar más de quince minutos de pitidos de la larga cola de coches que tienes detrás solo porque no te apetece dar más vueltas para buscar aparcamiento, como si la calle fuese tu cortijo particular y te la sudaran los demás y lo que piensen de ti. También es de ser un sinvergüenza y un caradura.
Prometo que al principio me resigne. Seamos estoicos, pensé. Pité un par de veces, como era lógico, pero no mucho más. Estimo mi sistema auditivo y me compadecía de los pobres vecinos que tienen que soportan esa serenata cada sábado. Pero luego, cuando te vi bajar la ventanilla y dedicarnos con tu delicada mano de carapán zampabollos una peineta a todos los que estábamos parados con los coches detrás de ti, me tocaste la flor y la resignación se me fue al carajo. Hay que joderse, me dije. Dónde se creerá que está este ignorante lechuguino.
Así que no pude contenerme y bajé del coche. Como algún conductor más de los que estaban en la cola, detrás de mí. No fuiste capaz ni de bajar la ventanilla. Ya ni te digo de disculparte o, qué menos, arrancar e irte. Sólo queríamos pedirte, en un tono respetuoso y educado, con mucha cortesía y cara de gente afligida, que por favor te fueras a dar por saco a otro sitio. Pero allí te quedaste, sin moverte un centímetro. Con cara de adoquín. ¿Te acuerdas, admirable mentecato? De vez en cuando nos mirabas, con ojos de no haber roto un plato en tu vida, y solo nos indicabas con gestos el letrero de completo, como diciendo que no era culpa tuya que no pudieras entrar al parking…
A mí a esas alturas de la película ya me importaba un cochino y mísero carajo si el próximo coche iba a tardar en salir una hora más o cinco nanosegundos. Porque francamente, tío palurdo, lo único que me interesaba era que apartaras tu todoterreno para que pudiéramos circular. A ver si te enteras de que no te puedes parar delante del parking de Mercadona, por tus santas y divinas narices, bloqueando el paso de la calle San Sebastián durante todo el tiempo que te salga de tu chirimolla. Y encima, cuando te llamen la atención, saltes diciendo que “tienes derecho a estar allí parado porque vivimos en un país libre”. No me jodas, prenda. No me seas cantamañanas. A veces pienso que si en Villena los tontos volaran, muchos viviríamos a la sombra.
No se podía haber definido mejor a ese petardo con carnet. Enhorabuena por el articulo
No sé si es lo más adecuado felicitar a nadie que escribe un artículo magnificando el número de tontos de una población de 35000 habitantes entre los que me cuento.
Se evidencia su cabreó, imagino que muy parecido al de los vecinos que padecieron sus bocinazos.
Si quería remarcar la estupidez de un individuo no tenía necesidad de lanzar un insulto colectivo.
Podría haber identificado al sujeto.
Casi todos llevamos teléfonos con capacidad de hacer fotos y vídeos.
Por ello mi enhorabuena me la ahorro.
Es más no se quien es el tal Román, pero dados los insultos que usa desde la generalización, si algún día soy consciente de estar frente a él aprovecharé para mandarlo a la m…
Sal a andar y veras como te ahorras esos disgustos. Seguramente cogerias el coche para irte a almorzar y luego regresar acasda en el todo borracho
Solo por aclarar y tranquilizar a lectores y variopinto personal…
Mi historia con el alcornoque, zoquete, gaznápiro, pazguato, cenutrio, lerdo, sinvergüenza, caradura, carapán, lechugino, adoquín, mentecato, prenda y cantamañanas que conducía el todoterreno es ficticia. Nunca ocurrió.
Solo intenté reflejar, de forma algo irónica y muy a lo bruto, una realidad que, desgraciadamente, ocurre cada sábado por la mañana en la calle San Sebastián. Calle que, por otra parte, conozco bastante bien, pues he residido en ella 25 años, desayunandome muchos sábados bocinazos y situaciones como las que narro.
Quién me conoce sabe que soy de naturaleza pacífica y jamás habría fundido el claxon de mi coche y mucho menos habría salido de él. Amén de que por Villena siempre voy andando o en moto.
En cuanto a conocerme para poder mandarme a la mierda por algo que nunca ha ocurrido, estimado Mattalado, como tengo a bien firmar lo que escribo con nombre y dos apellidos, podrás hacerlo si lo consideras oportuno y te surge la oportunidad. A mí me resultará más difícil. Los dichosos seudónimos, ya sabes…
Hasta el próximo «Al Reselico».
Totalmente de acuerdo con el artículo. Pone de relevancia algo que veo casi todos los días en Villena. Conductores poco cívicos que se creen que tienen todo el derecho a infringir normas de tráfico y que encima no admiten que se les increpe por ello.
Estoy cansado de ver:
– Furgonetas-camiones de transporte parados-aparcados en pasos de peatones.
– Los mencionados en el artículo que bloquean el tráfico.
– Coches aparcados encima de las aceras.
– Cantidad de conductores que se saltan los «ceda el paso».
El colmo fue el otro día que un motorista se subió a toda pastilla por una acera porque no podía esperar a que un coche aparcara.
Es una lástima que la policía local no tome cartas en el asunto, a nadie nos gusta que nos pongan una multa, pero hay gente que la pide a gritos.
Más grave me parece inventarse una historia para que la principal conclusión sea que los tontos de mi pueblo no dejan tomar el sol al listo del municipio.
No era necesario para tu parábola tratar de imbéciles al resto de tus paisanos, haciendo alarde del dominio que tienes sobre todo de los sinónimos de la definición de idiotas.
Hoy mismo una activista catalana ha renunciado a una condecoración por ser una metepatas maleducada.
Cada uno escoge su camino.
Yo puedo usar o no pseudónimo y estar tranquilo conmigo mismo pues no he insultado a nadie, por lo cual no tengo de que esconderme ni avergonzarme.
Más de una vez he dicho tonto a alguien, pero mirando a la cara, no dirigido a ningún colectivo.
Entonces no es lo mismo, y o has metido la pata? que es lo que pienso, o eres así? O te reafirmas que te tapamos el sol?
Tú lo dices todo. Tú decides.
A qué viene lo de mi pseudónimo?
A ti que te importa lo que yo haga?
Tú parece que firmas con tu nombre. Muy bien, es lo que quieres. Sigo sin saber quién eres, pero yo no te he insultado, con lo cual no tengo explicación que dar, ni disculpa que pedir.
Querido Mattalado gracias a Dios hay pocos como tu..
Estoy perfectamente de acuerdo con el articulo y…en esta ciudad por desgracia sí hay muchos tontos!