Editorial

La cuesta de septiembre

Parecen haberse puesto de acuerdo los expertos a la hora de señalar que la “reentré” tras las vacaciones de verano –llamada ahora “la cuesta de septiembre”– supone un trauma para el ciudadano medio de mucho mayor calado que la tradicional “cuesta de enero”. Facturas atrasadas, gastos extra, vuelta al cole, compra de material escolar y ropa… no son más que algunas de las muchas caras de una situación por todos conocida: se acabaron las vacaciones y las fiestas y nos toca volver al trabajo y a la rutina habitual, con todo lo que ello supone, para lo bueno y para lo malo.
Resulta ciertamente difícil, como todo el mundo sabe, retomar las obligaciones diarias, y más aún en el caso de una empresa como la nuestra, acostumbrada a vivir de una actualidad que se ve bruscamente interrumpida cada 4 de septiembre y a la que, salvo raras excepciones, cuesta mucho volver.

Por ello, y como pueden suponer, la edición de hoy de El Periódico de Villena no puede ir más allá –salvo en algunas cuestiones puntuales, como las actividades culturales inminentes o la vuelta al colegio– de convertirse en un extenso y documentado resumen de nuestras fiestas recién concluidas, recogiendo en estas páginas las crónicas y documentos gráficos de nuestra Semana Grande, el listado de premiados de la Junta Central de Fiestas, la elección de las nuevas Regidoras o la polémica que sigue rodeando a la celebración de la corrida de toros del día 7. En cualquier caso, cabe congratularse por la normalidad con que se han celebrado las Fiestas, cuyo transcurso apenas se ha visto alterado por sucesos aislados que no han interferido en el correcto desarrollo de las mismas.

No obstante, esta “sequía” informativa no es más que un hecho meramente puntual. En realidad, las Fiestas han venido a marcar en el calendario el final de los llamados “100 días de gracia” que han de otorgarse a todo nuevo gobernante, es decir, a partir de ahora comienza de verdad la “legislatura”. Ya no valen excusas ni alargamientos. Los nuevos integrantes del equipo de gobierno han tenido tiempo más que suficiente para asumir sus cargos y la oposición tres cuartos de lo mismo para reflexionar sobre actuaciones pasadas y decidir sus líneas de actuación para los próximos cuatro años. Al fin ha llegado el momento de exigir a nuestros gobernantes el cumplimiento de sus compromisos así como a reclamar a la oposición una fiscalización dura y honesta de la actuación de los primeros. De ahora en adelante noticias no faltarán, se lo podemos asegurar.

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