Abandonad toda esperanza

La familia es lo primero

Abandonad toda esperanza, salmo 62º
En Una historia verdadera de David Lynch, un terco anciano recorría a lomos de una segadora, a razón de cinco millas por hora, una distancia considerable para reencontrarse con su hermano mayor. En una ocasión, a lo largo de este periplo, le explicaba a una adolescente que se había fugado de su hogar una poderosa metáfora: es fácil partir una rama, pero casi imposible hacerlo con varias ramas atadas con un cordel. Eso es la familia, y en eso radica su poder.

La misma metáfora podría aplicarse a los Borgia: el clan de Rodrigo Borgia, alias (como todos los criminales, tenía que tener un apodo) el Santo Papa Alejandro VI, basó su poderoso estatus en el nepotismo, y fue, de cierta manera, la primera familia mafiosa de la historia de la humanidad. Por tanto no resulta gratuito que Mario Puzo, el emblemático autor de El Padrino, dedicara su última novela a esta famosa saga de origen valenciano.

De hecho, la metáfora de la que hacía uso Lynch es rescatada explícitamente por el guionista (y cineasta, y psicomago) chileno Alejandro Jodorowsky en las páginas de Los Borgia, serie de cuatro volúmenes (de los cuales en España se han publicado ya dos) dedicada a esta familia que gobernó Roma en su paso de la Edad Media al Renacimiento.

La conducta moralmente dudosa de los Borgia, marcada por una sed de poder cuyo único camino viable era la manipulación política y el derramamiento de sangre, está presente en las páginas bellamente ilustradas por Milo Manara. Y como imaginarán los conocedores del cómic europeo, y viniendo de la pluma del autor de El Clic, el erotismo marcado por el incesto que siempre se ha achacado a César Borgia y a su hermana, la casquivana Lucrecia, está muy presente en las viñetas de esta joya del noveno arte más reciente.

La publicación de esta serie, que reúne por vez primera a estos dos autores clave de la historieta europea contemporánea, ha coincidido con el estreno de la película de Antonio Hernández, titulada de igual modo, y donde un siempre prodigioso Lluís Homar interpreta al jefe del clan. La cinta de Hernández ha demostrado, junto con el Alatriste de Agustín Díaz Yanes, que el cine español facturado con medios puede mantenerse con salud en la cartelera y competir, aunque siempre en desigualdad de condiciones, con el cine venido de Hollywood; y también viene a demostrar que los Borgia, en parte debido al auge que está viviendo la novela histórica, vía Dan Brown y salpicada de enigmas bíblicos, templarios, Sábanas Santas y demás zarandajas, vuelven a estar de moda. Aunque, la verdad, nunca dejaron de estarlo: Rodrigo Borgia ya se encargó de ello.

Los Borgia se proyecta en cines de toda España; Los Borgia (el cómic) está editado por Norma Editorial.

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