La verdad y la razón
¿Quién las tiene?... ¿Quién es su dueño cuando escribimos o cuando hablamos?
Hoy traemos cita larga. Paradigma del periodismo de opinión, maestro, referente de articulistas, Mariano José de Larra, bajo el pseudónimo de Fígaro, escribió para la edición de EL ESPAÑOL del lunes veintitrés de mayo de 1836 la siguiente declaración:
Independiente siempre en mis opiniones, sin pertenecer a ningún partido de los que miserablemente nos dividen, no ambicionando ni de un Ministerio ni de otro ninguna especie de destino, no tratando de figurar por ningún estilo, estoy escribiendo hace años, y no tuve nunca más objeto que el de contribuir en lo poco que pudiese al bien de mi país, tratando de agradar al mayor número posible de lectores; para conseguirlo creí que no debía defender más que la verdad y la razón; creí que debía combatir con las armas que me siento aficionado a manejar cuanto, en mi conciencia, fuese incompleto, malo, injusto o ridículo.
¡La verdad y la razón, sí! Pero… Pero, ¿ quién las tiene?... ¿Quién es su dueño cuando escribimos o cuando hablamos?...
Javier Reverte, otro maestro para periodistas –sirva de homenaje en su reciente pérdida– en La aventura de viajar nos alecciona afirmando como norma periodística que cuando se trata de informar, no hay que imaginar nada, sino atenerse a los hechos, buscar los datos y comprobarlos al menos dos veces.
Verdad y razón. Razón y verdad.
