La vuelta al libro en tres documentales
Abandonad toda esperanza, salmo 778º
Tal vez recuerden que la semana pasada les hablé, al hilo de la Imagen de John Keats escrita por Julio Cortázar -y que a su vez venía a cuento de la reciente publicación de la poesía completa del poeta inglés en nuestro país-, de mi visita a la Fundación Juan March de Madrid, que conserva en su archivo buena parte de la biblioteca personal que el escritor argentino había reunido en su residencia en París durante sus últimos años de vida. Ahora, bastante tiempo después de aquella incursión en las procelosas aguas del fetichismo bibliófilo, he tenido la oportunidad de rememorarla como un visitante VIP, sin restricción ninguna, gracias a Cortázar: Instrucciones de montaje, una miniserie documental de tan solo dos capítulos -aunque sospecho que en el futuro podría haber más- auspiciada por la propia Fundación; y que en apenas una hora, porque cada capítulo no alcanza los treinta minutos, nos permite conocer las costumbres y los intereses lectores del añorado autor de Rayuela. Por si esto fuera poco, se nos muestran algunos fugaces fragmentos de grabaciones domésticas realizadas por el propio Cortázar que son, pese a su brevedad, oro puro. Por lo demás, cabe destacar que estas piezas documentales cuentan con la participación de colegas como, por citar los más destacados, Mario Vargas Llosa (compañero en la nómina del tan traído y llevado boom y amigo personal del protagonista), los también argentinos Rodrigo Fresán y Alberto Manguel, el novelista José María Guelbenzu o el dramaturgo José Sanchís Sinisterra. Como imaginarán, el visionado de Cortázar: Instrucciones de montaje resulta a la postre una verdadera gozada para cualquier cortazariano de pro.
Acto seguido, viajamos de Madrid a Nueva York sin dejar de ir en pos de esos objetos, preciados para unos y denostados para otros, llamados libros. Y lo hacemos de la mano de un guía de excepción: Frederick Wiseman. Este veterano e incombustible cineasta, inventor del documental no intrusivo que se limita a mostrar sin juzgar ni apostillar nada, y tal y como hiciese antes con el Ballet de la Ópera de París o el National Gallery Museum de Londres, nos lleva a la Biblioteca Pública de la Gran Manzana en Ex Libris: un monumental film de no ficción que durante la friolera de tres horas y cuarto se pasea, nos pasea, por los distintos espacios y recursos de esta entidad pública. Si son amantes de los libros, que no les achante la duración de la película en cuestión: conocer los entresijos del funcionamiento de esta centenaria institución que tantas veces hemos visto en la gran pantalla -y que pude visitar en persona, aunque ni que decir tiene que no tuve el libre acceso que aquí nos proporciona Wiseman-, así como de las diversas actividades divulgativas que lleva a cabo a lo largo del año, es un privilegio para cualquier devoto de esos sacrosantos lugares llamados bibliotecas. Además, incluye un regalo extra para los melómanos: la participación estelar de Elvis Costello y Patti Smith.
Finalmente, nos quedamos un poco más en la ciudad de los rascacielos gracias a Libreros de Nueva York, otro interesantísimo documental en el que su director, D.W. Young, nos presenta a libreros, lectores, subastadores y otros coleccionistas bibliográficos de diverso pelaje que viven de la compra y la venta del que según Umberto Eco era el invento más perfecto de la humanidad (huelga decir que estoy totalmente de acuerdo con él). A lo largo de unos cien minutos de metraje que arrancan con la voz en off de la actriz Parker Posey -a la sazón productora ejecutiva de la cinta-, el espectador podrá visitar algunas de las librerías independientes más importantes de Nueva York... Ciudad de la que se nos cuenta que, en apenas unos años, ha pasado de reunir en su seno a casi trescientos establecimientos de estas características a los setenta y nueve con los que cuenta en la actualidad. Setenta y nueve negocios que sobreviven como buenamente pueden gracias al amor por los libros que comparten quienes los regentan y sus clientes, estos últimos un colectivo minoritario pero fiel que se cierra en banda a la posibilidad de pasarse al libro electrónico. Así lo muestra este espléndido documental, en el que uno de los participantes clasifica a toda la humanidad en dos grupos: los coleccionistas y los que no entienden a los coleccionistas. Y como imaginarán, el mundo del libro no es ni mucho menos una excepción al respecto.
En resumidas cuentas: bajo un epígrafe que homenajea por igual a los dos Julios, Verne y Cortázar, me he permitido aglutinar estas tres propuestas para bibliófilos que tienen ustedes a su alcance en la plataforma Filmin -ojo, el documental de Wiseman solo estará disponible hasta el fin del presente mes- dentro de una colección temática que han titulado El infinito en un junco, como el estupendo ensayo de Irene Vallejo sobre “ese gran invento llamado libro”. Una colección donde también encontrarán largometrajes de ficción relacionados de una forma u otra con el tema que nos ocupa, caso de la adaptación de Fahrenheit 451 de Ray Bradbury que dirigió François Truffaut (con sus inolvidables “hombres libro” o los característicos créditos iniciales sonoros) o la más reciente producción El editor de libros basada en la vida de Max Perkins (quien fuese el respetado editor de Scott Fitzgerald, Hemingway y Thomas Wolfe). Como verán, no me privo de mandarles deberes a aquellos de ustedes que tengan vacaciones de verano. Deformación profesional, claro está.
Cortázar: Instrucciones de montaje, Ex Libris: La Biblioteca Pública de Nueva York y Libreros de Nueva York están disponibles en Filmin.