Abandonad toda esperanza

Las cosas de la vida

Abandonad toda esperanza, salmo 458º
No sé si se habrán dado cuenta de que a la hora de elegir de qué hablar con ustedes en esta cita semanal tengo por costumbre alternar literatura, cómic y cine sin repetir, en la medida de lo posible, ninguno de estos campos durante dos semanas seguidas. Pero aunque en la entrega pasada les recomendé algunos cómics de género negro, me temo que hoy toca volver a hablar de tebeos.

Y no es porque no haya leído ni visto otra cosa... que también: llevo unos días a un ritmo, personal y profesional, infernal, debido a que han coincidido el fin de evaluación en el instituto en el que imparto clase, la llegada de las vacaciones de la Semana Santa (que obliga a dejar cerrados muchos frentes abiertos)... y que mi ordenador de sobremesa particular, aquel donde trabajo en casa preparando clases y escribiendo todo tipo de textos, entre ellos los destinados a esta publicación, ha fallecido. Les ruego que, en estas fechas tan apropiadas para ello, recen una piadosa oración por su alma.

Así pues, escribo estas líneas desde un PC del instituto en una de las pocas horas libres que nos deja a los profesores nuestra labor docente; y eso porque no me ha tocado en suerte ser tutor, porque sumar ser tutor y tener horas libres da como resultado un oxímoron de esos que tanto le gustaban a Groucho Marx. No sé cómo se arreglarán otros, porque mientras unos nos quedamos sin ordenador porque se nos estropea, a otros les sucede algo mucho peor: se lo roban. Fulgencio Pimentel es una de las editoriales independientes especializadas en cómic más interesantes de nuestro país, y el suyo es un catálogo admirable donde se alternan clásicos contemporáneos de la historieta de autor tan consolidados como Jim Woodring o Joann Sfar con nuevos valores como el meteóricamente ascendente Simon Hanselmann. Pues resulta que a sus responsables les han sustraído buena parte de su equipo informático. Así lo cuentan en su web, que pueden visitar clicando en el enlace que encontrarán más abajo: “Nos han robado. Adiós discos duros, paleta gráfica, ordenador. Adiós a las tonterías que escribimos y las canciones que grabamos durante dos décadas. Adiós a las fotos de los hijos y los amigos y a tantas otras cosas que aún no hemos empezado a echar en falta. Si ya de normal vamos más prietos que el tornillo de un submarino... esta nueva prueba nos ha dejado con el alma muy canija, y pensando que el dios de los tebeos no nos puede ni ver”.

Para salir de este atolladero, Fulgencio Pimentel necesita mejorar su liquidez a marchas forzadas, y para lograrlo han llevado a cabo un plan editorial de emergencia que conlleva una oferta muy atractiva para los lectores: por la compra a través de su web de una o varias de una lista de novedades a cuál más atractiva, regalan un ejemplar de segunda mano pero en buen estado de otro listado de referencias. Yo ya he realizado mi pedido, y en breve se vendrá para casa un ejemplar de la edición integral de Las cosas de la vida del malogrado Gérard Lauzier acompañado de otro de Errata Stigmata de mi admirado Gilbert 'Beto' Hernandez. Así pues... ya están tardando: de hecho, la oferta solo estará vigente hasta el domingo 5 de abril, y algún que otro título ya figura como agotado cuando escribo esto. En resumidas cuentas: pasen por caja, realicen la buena obra correspondiente a estos días de Pascua, y benefíciense de paso del mal ajeno. Que no es algo muy cristiano, desde luego, pero es lo que hay: las cosas de la vida, que diría Lauzier.

Las cosas de la vida y Errata Stigmata están editados por Fulgencio Pimentel.

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