El Diván de Juan José Torres

Las excusas de Abellán y el desembarco de Agres

Que el concejal Paco Abellán se ha pasado dos pueblos lo sabe hasta él mismo, pero a alguien tenía que dejar el mochuelo y lo más fácil, también lo más innoble, era responsabilizar a la oposición de la cancelación del concierto Supermarché en la Plaza. Una de las hipótesis que se baraja es que si Dani Martín costaba a la empresa contratante unos 100.000 euros había que asegurarse liquidez. Así las cosas se plantea la duda de si Abellán propone otra alternativa a la empresa ibicenca, que no es otra que el Plan B, o sea, un Supermarché descafeinado, para no comprometer a los contratistas; y como el acuerdo era verbal la empresa dice que naranjas de la china, que o vienen con el Plan A o no ponen los pies en Villena.
De modo que, por no explicar las cosas como son, echa la culpa a los demás, que es gratuito y la gente a lo mejor se lo cree. Sería la primera vez que en la era de Celia algo no se hiciera por culpa de la oposición, pues es sabido el desprecio absoluto que el gobierno municipal ha demostrado con los 14 ediles restantes. Por otra parte sólo la autoridad competente, Subdelegación de Gobierno o Generalitat, puede suspender un acto público; nunca las críticas de la oposición. Por tanto si la gestión fue insuficiente o ineficaz que prevalezca la humildad sincera, no la mala uva de encasquetar el marrón a quienes alzaron la voz. Y si a la excusa que no cuela se le añade un tono envalentonado y hosco, que en nada concuerda ni con el porte ni la presencia del concejal, mal empieza la campaña.

Y comentando sobre quién se pasó dos pueblos nuestro PSOE ha hecho lo mismo. Desembarca en Agres, muy legítimo pero poco ético. Si allí los socialistas no consiguieron elaborar su lista me resulta indiferente; si la ejecutiva provincial quiere obtener concejales debajo de las piedras para asegurar su representación en la Diputación me indigna. Porque al final prevalece el interés de ocupar algún sillón, si no puede ser en Villena, porque fueron borrados del mapa, cualquier sitio es bueno. Ignoro si es necesario el empadronamiento en el lugar donde alguien se presente; pero, más allá de esta exigencia razonable, ¿qué hacen unos forasteros en un pueblo que no es el suyo?

Ni conocen las necesidades de Agres ni sus vecinos a los nuevos candidatos. “Hola, somos fulanicos de tal y venimos a trabajar por Agres y para Agres”. Si dijeran la verdad dirían: “El pueblo nos importa un pimiento pero la dirección provincial nos ha dicho que nos presentemos aquí. El Chino, si no es alcalde en este poble pero sale de concejal, seguirá en la Diputación de asesor de algo. El caso es que no quiere volver a la Casa de Cultura por no verle la cara al Abellán y necesita acomodarse. Y es que en Villena no nos quieren ni los nuestros”. Eso sería más sincero pero demasiado locuaz. Yo desde luego que si aterrizan en mi Villena unos forasteros, casi forajidos, a poner orden y arreglar el pueblo, me da como algo de repelús.

De manera que entre las mentiras del concejal de Cultura y las extrañas maniobras de socialistas de aquí para gobernar allá estoy un tanto aturdido. Echo de menos y desde hace tiempo una regeneración de la clase política. No vale todo para justificarlo todo. Que se digan las cosas como son, con transparencia, con sinceridad. La gente agradece más la verdad que intenten tomarla por tonta. Y si el mal ejemplo cunde, lo mismo propongo a mis amigos de IU un aterrizaje en la isla de Perejil, con bandera roja y republicana, para levantar un nuevo califato. Que así sea.

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