Vida de perros

Los cargos de confianza

Yo creo, queridas personas, que el clamor que resuena desde aquí abajo, donde vivimos la mayoría, respecto a nuestros cargos representativos es claro y preciso. Ni siquiera el señor Bárcenas, Luis el Cabrón para sus “amigos”, o el atlético en tantos sentidos infante Urdangarín, dan más de sí el concepto que tenemos de “los de arriba”. Esto es ya demasiado tiempo un despropósito y la lástima es que nos hayan tenido que crujir a tasas e impuestos para que hayamos comenzado a poner el grito en el cielo. Me temo que tal y como hace bien poco un señor que no recuerdo respondía con gran acierto: “nos dijeron que la Transición era el comienzo, pero en realidad era un punto y seguido”.
Y si ya tiempo nos ronda la idea aquella de las listas electorales abiertas –prueba de ello lo tienen en la gran cantidad de votaciones nulas por tachar algún nombre de la lista–, ahora además debería ser de honrado cumplimiento que tales listas no incluyeran el nombre de ninguna persona imputada susceptible de ocupar un cargo público (tal y como ocurre en Villena). Aunque el problema va más allá. Mucho más allá de la obligación de acatar “la decisión del pueblo”: tener en representación al conjunto de nombres previstos según la Ley de D'Hondt. Resulta que además hemos de hacer frente –cubrir de nuestro bolsillo– el número de cargos de confianza que el Equipo de Gobierno considere necesarios. Cargos, personas, generalmente contratadas a dedo por un período de cuatro años, con o sin las acreditaciones o los conocimientos necesarios para desempeñar su trabajo –el trabajo que realizan para la ciudad–. Cargos de confianza cuyo número viene determinado por el Equipo de Gobierno, en nuestro caso la coalición necesaria para que Los Verdes tomaran la alcaldía. Los mismos Verdes que hace apenas un par de años solicitaron reducir a seis los puestos de confianza. Y aunque es relativamente transigible la servidumbre que debe a los dos partidos que en coalición le otorgan el gobierno, es recriminable que no se haya reducido el número de cargos. Y aunque es de agradecer que este partido haya sometido a examen las candidaturas para algunos de estos puestos, igualmente es cuestionable que la gran mayoría estén ocupados por personas afines a alguno de los tres partidos, con dudosa rentabilidad para la ciudad.

No quisiera ponerme a someter a examen la necesidad real de algunos cargos de confianza. Aunque espero que a medida que se desarrolla el proyecto que este Equipo de Gobierno plantea para Villena, veamos cómo su misma idiosincrasia nos alivia del gravoso mantenimiento de favores que por nuestra parte no adeudamos. Líbrenme, en todo caso, de respaldar medidas bravuconas y pueriles como la que el señor Richart nos hizo sufrir hace pocas semanas.

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