Los fuegos artificiales de la democracia covid19
¿Fuegos artificiales para despertar de la pandemia? Lo dudo. Cuando los ojos se vuelvan a acostumbrar a la oscuridad habrá que permanecer en alerta
De modo que apareció el president Ximo Puig y nos dijo que ya podemos volver a disfrutar libertades democráticas como salir a la calle a cualquier hora, al menos hasta el 27 de septiembre. Aguantó el socialista la presión sobre nuestros pescuezos, al menos hasta que el pasado día 19/5 de marzo/agosto quemaron las dichosas fallas en honor, imagino, a la Virgen de las Nieves, a quien casualmente también dedicábamos las fiestas en esta ciudad en los tiempos en que a las danas se las llamaba chubascos.
Apareció el president Puig y nos permitió que el día 7 de septiembre, después del último trueno, nos quedáramos mirando al cielo unos minutos más, en lugar de mascullar una despedida apresurada y salir corriendo a casa. Nos permitió hablar en grupos de menos de diez personas y retirarnos con los pies cansados, o redondos en otros casos.
Volver a casa de noche, con las palabras del alcalde Fulgencio Cerdán todavía resonando en nuestras cabezas, o no. Pensando en la responsabilidad cívica, el máximo respeto a la vida y esas cosas que han estado minando nuestro yo y nuestras circunstancias durante año y medio. Pensamientos a marcha mora, claro.
Mientras, a marcha de pasodoble, ya subiendo las escaleras o en ascensor, en las cabezas de otras queridas personas resuena el listado de actuaciones que según el equipo de gobierno se van a acometer de forma inminente: Parque de Bomberos, obras de la Avenida Constitución, Ronda Suroeste, actuaciones en mejora de la conducción de saneamiento y actuaciones en mantenimiento urbano… Todo anunciado a marcha de pasodoble y con el correspondiente “¡tatajé!”
Parece que llega todo de repente, como si se hubiera paralizado la carga de la página y ahora apareciera de golpe, problemas de streaming. Tanto que nos tenemos que parar a pensar y convencernos de que no, de que sin necesidad de echar un ojo a la hemeroteca tenemos consciencia del tiempo que lleva arrastrando todo esto. Como el nuevo museo, el palacio de justicia y un largo etcétera. Demasiadas cosas pendientes en la ciudad y demasiado dinero en el banco…
En realidad el golpe de efecto político resulta como unos fuegos artificiales: mientras se ha estado hablando de pandemia, de reacciones inmediatas a problemas perennes como la poda de algunas ramas para que no se caigan sobre las calles o de otras ramas para que se pueda ver la vía allá donde las casas de Menor. Fuegos artificiales, que se levantan sobre las críticas del Partido Popular respecto a la suciedad en las calles (qué poco les gusta que no esté privatizada la limpieza), o sobre las críticas de las no adscritas sobre… cosas.
¿Fuegos artificiales para despertar de la pandemia? Lo dudo. Cuando los ojos se vuelvan a acostumbrar a la oscuridad habrá que permanecer en alerta.