Vida de perros

Los que estaban se van, pero vienen otr@s

Efectivamente, querido Watson –que podría haber dicho el mismísimo Holmes, como también pudo haber dicho su popular y falso “evidente, querido Watson”–. Parece que al fin sí se marchan quienes nos han organizado la ciudad durante los últimos cuatro años, y digo al fin porque en estos rescoldos de días que restan tras la saturación preelectoral parecía que nada hubiera cambiado.
Pero sí, se marchan, y lejos de dejar a nuestra Villena a su libre albedrío, al tiempo llegan otras personas a ocupar los puestos correspondientes a los cargos que repercuten en su buen funcionamiento. Como pueden suponer, queridas personas, esto es un no acabar, tal y como ocurre cuando uno acude cada mañana a su trabajo y sólo al terminar es consciente de que dicho trabajo no acabará nunca, que siempre habrá un mañana y una lista de tareas que realizar, que cuando uno falte, otro deberá ocupar su lugar para que la maquinaria nunca cese (y ojalá sea así siempre deseamos empresarios y trabajadores). De mayor grado son conscientes de ello aquellas personas a quien repercute diariamente tal labor: la clientela (en el caso presentado: la ciudadanía).

El Partido Popular, próximo gobernante de nuestra ciudad, encargado de su buen funcionamiento, ha tenido la delicadeza esta semana de anunciarnos el reparto de concejalías que asumirá su lista electa, aunque hubo quienes pensamos que continuando con las demoras acostumbradas como la de presentación de sus listas esto ocurriría pasado el verano. Pese a tal anticipación Celia nos pide paciencia para abordarlas (esa mala costumbre ciudadana) puesto que sus responsables todavía no han tomado posesión de las mismas, petición lógica pero que rememora la paciencia sufrida. En cuanto a las novedades presentadas en las concejalías nos encontramos con nuevas áreas como la de Protocolo Municipal y Relaciones Institucionales –tan necesaria para…, espero que al menos para que en Valencia comiencen a intuir que existimos–; la de Calidad Ambiental, que se centra en el mantenimiento de parques, la limpieza viaria y de que no haya malos olores en la ciudad, y disculpen mi ignorancia si alguna vez supuse que ya hubo quien se ocupara de ello; y por último la Concejalía de Patrimonio Municipal, motivada dicen por los proyectos previstos en la Plaza de Toros, el Hotel Alicante y el nuevo “Edificio del Saber”, edificio que si saben perdonarme creo que infunde más que sabiduría, miedo, puesto que sabemos que el saber es grande pero inabarcable. Nuevas concejalías que aparecen y que merecen una mayor definición para quienes no nos conformamos con un par de frases informativas, definitorias, y nuevos proyectos que sorprenden fuera de programa. También encontramos una nueva modificación a tener en cuenta: la desaparición de la Concejalía de Participación Ciudadana (¿…?, vale), que queda asumida por los once concejales y por la misma alcaldesa, sin que quede constancia de que se anuncia una desaparición en toda regla escondida tras tales palabras.

Ante todo lo presentado queda desear que les vaya bien –sobre todo porque el resto lo disfrutaremos– y que la nueva estructura sea diligente y eficaz, algo que presupongo puesto que no minusvaloro sus inteligencias. Las sorpresas, salvada la de la renuncia del señor Velló, irán llegando, puesto que tras todos esos nombres existen una gran cantidad de personas que sobreviven gobierno tras otro en su puesto de trabajo y que tendrán que reciclarse o incorporarse a nuevas responsabilidades. Del mismo modo son muchos los proyectos que han sobrevivido al paso del tiempo y que necesitarán reciclaje o un nuevo proyecto que al fin lo sustituya. Espero que esto sea posible y que la rapidez con la que pasan cuatro años no haga olvidar en un cajón esos cientos de pequeñas cosas que necesitan revisión.

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