Economía

“Muchas de las plantas solares de las que estamos oyendo hablar no se van a hacer nunca”

Entrevista a José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF)

La Unión Española Fotovoltaica (UNEF) es la asociación sectorial de la energía solar fotovoltaica en España, con una representatividad de más de 500 empresas y más del 90% de la actividad en el sector sumando a productores, instaladores, ingenierías, fabricantes, distribuidores y consultores de todo el país.

Ante la proliferación de este tipo de proyectos en Villena –hasta 17 proyectos hay en este momento sobre la mesa del ayuntamiento–, EPdV ha considerado de interés mantener una entrevista con su director general, José Donoso, para conocer el punto de vista del sector, así como sus explicaciones ante los evidentes problemas medioambientales y paisajísticos que puede causar la instalación de tantas plantas.

Para situar mejor a los lectores, ¿por qué tanto interés repentino por la energía solar?

Se trata de la unión de varios factores. Por un lado, hay una tecnología simple, sencilla y segura que ha evolucionado mucho y conseguido un grado de competitividad muy alto, y por otro hay una mayor seguridad jurídica gracias a la aprobación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), unas directrices que responden a la legislación europea y a un compromiso social de lucha contra el cambio climático. A ello hay que sumar también una mayor concienciación de los fondos de inversión internacionales, que deben contar con energías limpias entre sus inversiones, y una racionalización de la legislación estatal y autonómica. Todo ello ha supuesto un evidente interés por aumentar las inversiones en energía fotovoltaica.

Hay quienes comparan este boom con los años previos a la explosión de la burbuja inmobiliaria, que destrozó el territorio y acabó causando una gran crisis económica. ¿Es posible que se esté creando una burbuja especulativa fotovoltaica en España?

Yo no hablaría de burbuja especulativa, pero sí que hay un boom, porque es cierto que existe un gran interés en hacer plantas fotovoltaicas. Pero no todos los proyectos de los que se habla van a llegar a buen puerto, porque no todos van a pasar el estudio de impacto ambiental, ya sea porque la zona no es la adecuada o porque, aunque sí lo sea, el impacto acumulativo de varias plantas en una misma zona lo desaconseje. Y finalmente porque esos proyectos, aunque tengan luz verde, deben encontrar la forma de rentabilizar la inversión –ganar una subasta, conseguir un contrato de venta bilateral o arriesgarse a competir a precio de mercado… y finalmente conseguir un banco dispuesto a financiar esas condiciones–. Por eso, muchas de las plantas de las que estamos oyendo hablar no se van a hacer nunca.

En cuanto a la especulación, nosotros mismos hemos pedido al gobierno que la regulación sea más estricta precisamente para evitarlo. Somos los primeros que no queremos en el sector a gente cuya única motivación sea conseguir un papelito y revenderlo. Esa gente no nos interesa, porque no genera valor añadido. Y nosotros queremos ser un sector serio, profesionalizado y que genere valor.




¿Le parecen suficientes las medidas correctoras en materia de protección de especies que proponen en sus proyectos? ¿Por qué no se buscan espacios degradados para estas instalaciones?

Nuestro interés como sector es que las cosas se hagan bien. Somos los primeros en ser exigentes, y por ello estamos trasladando a las plantas unas directrices de cuidado ambiental muy rigurosas. Les pedimos que las plantas se construyan bajo dos conceptos: por un lado, reserva integral de la naturaleza, es decir, que supongan una afección positiva, una oportunidad para la biodiversidad de la zona, y por otro lado, que sean plantas reversibles, es decir, que 25 o 30 años después no quede nada ni en superficie ni en el subsuelo. Además, desde el punto de vista ambiental no queremos que se construya ninguna planta en zonas que tengan cualquier tipo de protección, por pequeña que sea, o que se esté estudiando protegerlas en un futuro. Aunque legalmente se pueda, nosotros estamos pidiendo a las empresas que, en esos casos, busquen otros terrenos.

¿Pero esa petición es vinculante? ¿Es una orden que debe cumplirse?

Obviamente no es vinculante, porque nosotros no tenemos poder coercitivo, como mucho poder de convicción o seducción. Por eso hemos propuesto una serie de medidas, aprobadas por las empresas, con el objetivo de hacer bien las cosas. Estamos aquí porque la sociedad ha apostado por nosotros contra el cambio climático y porque hace 10 años éramos una tecnología muy cara y ahora somos una tecnología muy barata y capaz de generar energía a la mitad de precio que otras tecnologías, ya sean nuclear, combustibles fósiles, otras renovables, etc. Esto es una oportunidad única para nuestro país, porque por primera vez tenemos una tecnología que nos permite ser competitivos con respecto a los países de nuestro entorno, porque tenemos una ventaja evidente: tenemos más sol que otros, y además tenemos territorio, y eso nos permite tener una industria muy competitiva y hablar de relocalizaciones en lugar de deslocalizaciones, pero eso bajo ningún concepto justifica que las cosas se hagan mal. Por eso hemos trabajado más de un año para establecer los criterios que impidan que estas plantas supongan un impacto negativo en el territorio.

Por ello, además de pedir que se eviten los terrenos protegidos, contemplamos otras cuestiones, como la afección paisajística, que es inevitable y eso nadie quiere ni puede ocultarlo. Pero sí podemos reducir ese impacto, por ejemplo, con muros vegetales, poniendo árboles alrededor de las plantas para que desde la distancia se vean árboles y no placas solares. ¿Que sería mejor no ponerlas? Desde luego, pero es que nuestra sociedad necesita energía eléctrica, y además no quiere que venga de combustibles fósiles, y en la Comunidad Valenciana, concretamente, tampoco se quiere que venga de la central nuclear de Cofrentes.

También pedimos que no se utilice en la construcción nada de hormigón ni ningún producto fitosanitario (pedimos que los desbroces se hagan con ganado local, por ejemplo), y apostamos por la instalación de colmenas y nidos para pájaros, que son absolutamente compatibles con las plantas. De hecho, se convierten en santuarios para aves, porque durante 25 o 30 años no entrarán los cazadores ni habrá una actividad humana significativa. Asimismo, apostamos por crear humedales para los anfibios, hoteles de insectos y redes cinegéticas que permitan a la fauna circular por las plantas.

Y a nivel socioeconómico queremos crear el mayor empleo posible a nivel local de forma directa o indirecta, que se forme a la gente local para que pueda participar bien en el proceso de construcción o bien en el proceso de explotación posterior, en seguridad, mantenimiento, etc. Que se dé prioridad a las empresas locales a la hora de contratar bienes y servicios y que el impacto a nivel social sea el mayor posible. Nosotros vemos esto como un matrimonio a 25 o 30 años entre la población local y la planta, y para ello debe ser un matrimonio bien avenido en el que todo el mundo gane.

Infografía: Santi Hernández Puig



¿Cuántas personas trabajan a jornada completa en una planta media? Aquí ya tenemos experiencia, con la planta de Enerstar, y no se cumplieron las expectativas en materia de empleo…

Depende de las características y tamaño de la planta. Es una actividad muy intensiva en mano de obra durante el proceso de construcción, pero genera poco empleo en operativa, mantenimiento y seguridad. Nunca vamos a ser una gran fuente de generación de empleo directo, y quien diga lo contrario miente, por lo que el impacto viene por otro lado. Un ayuntamiento va a recibir de media unos 10.000 euros por megavatio y año, y eso es una cantidad considerable que permite a los ayuntamientos generar servicios y mejorar la calidad de la vida de la población.

¿Es sostenible que una población como Villena, con el 1,41% del territorio de la Comunidad Valenciana, asuma el 12% del total de potencia instalada prevista?

No conozco el caso concreto de Villena e ignoro si tiene unas condiciones particularmente buenas, pero sí puedo decir que existe lo que llamamos “evaluación del impacto ambiental acumulativo”, y con esa cantidad de proyectos va a ser imprescindible que las autoridades soliciten dicho estudio, y ahí se verá si estamos hablando de una cantidad excesiva de proyectos o no. No creo que sea yo quien deba pronunciarse ante un caso concreto, sino que deben hacerlo los organismos correspondientes del ayuntamiento, la comunidad autónoma y el gobierno central.

Por nuestra parte, lo único que puedo hacer es insistir en que todo el proceso se haga y se evalúe bien. De hecho, al igual que para minimizar el impacto de las plantas, estamos elaborando una guía para que las líneas de alta tensión produzcan el menor impacto ambiental posible y otra guía para ayudar a las empresas a escoger bien los emplazamientos desde el primer momento y evitar a posteriori problemas de afección medioambiental, paisajística o de patrimonio histórico. Nuestra preocupación es que las cosas se hagan bien, lo cual es bueno para todos.

¿No cree que sería más justo apostar por una especie de soberanía energética, donde en cada territorio se produzca solo la energía necesaria para su entorno?

Yo lo diría de otra forma: cada territorio se debe responsabilizar y hacer lo máximo que pueda para facilitar la transición ecológica, pero hay que tener en cuenta que no todos los territorios tienen las mismas características ni necesidades, y también que estamos asistiendo a una especie de “egoísmo territorial”, con territorios diciendo que “transición ecológica sí, pero me lo haces en el territorio de al lado, que ya le compraré yo después la energía”.


Esa es la cuestión, que nos están mandando las plantas a la “España vaciada” para beneficiar finalmente a las grandes ciudades, que son las que más consumen…

A mí no me parece justo ese “egoísmo regional”, porque creo que todos los territorios tienen que poner su máximo esfuerzo, y después, si por sus características naturales o geográficas ya no pueden más, entonces sí, hay que buscar otro territorio en esa “España vaciada”, pero a esa “España vaciada” hay que compensarla, porque las zonas que estén haciendo un esfuerzo muy superior a su necesidad energética tienen que recibir una contraprestación, y para mí la mejor contraprestación no pasa por los términos económicos, sino por crear las condiciones objetivas para el desarrollo de esa zona.

Si tu territorio está produciendo una energía barata, debes tener una energía más barata que los otros territorios, lo que supone un incentivo para atraer a empresas con consumos intensivos de energía eléctrica y facilitar en consecuencia la creación de empleo en esas zonas. Ésta es una oportunidad real para esas zonas con problemas, que ya han perdido muchos de los trenes de la historia, pero para ello hay que hacer bien las cosas.

Supongo que eso depende del gobierno. ¿Se le está haciendo algún tipo de recomendación o presión para que actúe así?

Nosotros lo que podemos hacer es lanzar ideas, pero quien decide es el gobierno. Pero a nosotros nos parece justo y correcto que cada territorio asuma toda la infraestructura posible, y si ya no puede más y se la tienen que llevar a otro sitio, que se pague la factura correspondiente para compensar a esas zonas que están haciendo un sobreesfuerzo.

José Donoso durante una comparecencia en el Congreso de los Diputados

Los municipios se están movilizando contra esta fiebre solar. Muchos están pidiendo moratorias y otros directamente van a modificar su PGOU… ¿Qué opina al respecto?

Sinceramente, no entiendo las moratorias. La lucha contra el cambio climático no está para moratorias. Todo el mundo debe tener claro que cuanto más se tarde en conectar potencia fotovoltaica a la red, más tiempo vamos a seguir emitiendo CO2, más tiempo que seguiremos teniendo presente el riesgo que suponen otras tecnologías, más tiempo que dejaremos de generar empleo y más tiempo que vamos a tener una tecnología cara. Tenemos un marco jurídico que funciona, y una moratoria no va a resolver nada, porque se sabe cuándo empieza pero no cuándo termina, y no se sabe muy bien qué se va a hacer durante esa moratoria. ¿Qué se va a definir? Si ya está todo definido: la Comunidad Valenciana ya tiene un mapa donde clasifica las zonas y ya sabemos cuáles son las áreas protegidas, y el gobierno de España publicó en diciembre un mapa de España en los mismos términos. Ese trabajo ya está hecho, pero lo que cuenta de verdad, vuelvo a repetir, es el estudio de impacto ambiental específico y acumulativo. ¿La moratoria qué va a aportar? Lo único que va a hacer es retrasar la lucha contra el cambio climático, perjudicar al medio ambiente, perjudicar a la ciudadanía y perjudicar a una industria que ya da trabajo a más 60.000 personas, y eso me parece una irresponsabilidad. Me parece mucho más importante dotar a las administraciones del personal necesario, en cantidad y calidad, para que haga bien su trabajo de análisis del impacto positivo o negativo de cada proyecto.

Lo que hay que hacer, por parte de todos, es hacer las cosas bien, con las plantas que dice el PNIEC, bien hechas y en los sitios adecuados. Lo que no se puede hacer es decir que no se quiere la nuclear de Cofrentes, no se quieren combustibles fósiles y no se quieren renovables mientras que tampoco estamos dispuestos a reducir nuestro consumo de energía eléctrica, al contrario, cada día consumimos más. ¿Esto cómo se come? En resumen, estas moratorias para lo único que sirven es para prolongar la vida de tecnologías que deberían desaparecer lo antes posible.


¿Qué papel deben jugar los pequeños productores y el autoconsumo en todo este asunto?

Desde luego que muy importante. Estamos pidiendo que haya subastas específicas para plantas pequeñas, porque de no ser así no van a poder competir con las grandes ni conseguir puntos de conexión. Estamos muy orgullosos de que, en la subasta de enero, conseguimos un precio que es la mitad del precio de mercado, y además se la llevaron 28 empresas. Mientras que otros sectores están totalmente concentrados en cuatro manos, el nuestro es un sector muy repartido y muy competitivo, y así debe ser para garantizar los mejores precios para los ciudadanos.

En cuanto al autoconsumo, es imprescindible. Desde nuestra asociación hemos conseguido que se acabe con el nefasto impuesto al sol y todas las barreras que se pusieron, y ahora trabajamos por maximizar el autoconsumo, pero con las condiciones que hay en España calculamos que no vamos a poder hacer más de 8 o 10 gigavatios de aquí a 2030, y por tanto el resto hasta conseguir los objetivos marcados por la UE habrá que hacerlo con plantas en suelo. Pero todo lo que se pueda hacer por aumentar el autoconsumo hay que hacerlo.

Por nuestra parte nada más, muchas gracias por su tiempo.

Gracias a vosotros. Para UNEF son tan importantes los periódicos locales como El País, ABC o El Mundo. Nos parece fundamental que todo el mundo tenga acceso a la información sobre estas cuestiones de la forma más honesta y más clara posible, y vosotros, los medios más cercanos a la ciudadanía, sois ideales para ello.

(Votos: 19 Promedio: 4.4)

Un comentario

  1. La infografía que se muestra en ésta y otras muchas noticias no se corresponde con un proyecto realmente en tramitación, sino que se trata de un proyecto que hace algún tiempo realizó unas consultas previas ambientales, a pesar de aparecer en el visor de la GVA. Sería conveniente que se le dejará de dar difusión puesto que quien la vea va a pensar que se van a sustituir los pinos de la Sierra de Salinas por paneles solares…

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