De recuerdos y lunas

Para la libertad

En Méjico, en 1946, en el contexto de la IV Feria Mejicana del Libro, un grupo de intelectuales españoles invitados por el diplomático murciano Domingo Rex intervinieron en unas charlas radiofónicas desde los micrófonos de Radio Nacional de Méjico en la hora que patrocinaba la Agrupación de Periodistas Republicanos en el Exilio. Las charlas se editaron por la editorial Clavileño en un volumen que se tituló "Retablo hispánico". El nombre de la editorial, creada y extinta para la ocasión, no parece inocente al hacer referencia a ese caballo que aparece en el Quijote y que nos permite volar con los pies en el suelo.

Entre las colaboraciones hay una, titulada "España y la libertad", de Álvaro de Albornoz, Presidente de la Segunda República en el Exilio, donde cita la famosa obra de Cervantes, concretamente el pasaje del capítulo LVIII de la segunda parte donde D. Quijote glosa a Sancho el valor de la libertad como uno de los dones más preciosos que nos dieron los cielos, por encima de cualquier tesoro. Por la libertad, como por la honra, se puede y se debe sacrificar la vida. Esto vendrá a decir el hidalgo al escudero.

Aventurar la vida por la libertad fue lo que movió a Miguel Hernández toda su existencia. "La libertad es algo / que sólo en tus entrañas / bate como el relámpago" —escribirá el poeta en el "Cancionero y romancero de ausencias". Hay quien dice que Miguel Hernández equivocó la búsqueda de la libertad caminando por el camino del comunismo. Pero esto es muy fácil decirlo cuando con la perspectiva del tiempo sabemos lo que sabemos. En los años treinta, el camino del comunismo era –o parecía– contra fascismos y explotación, un camino hacia la libertad. Así lo veían algunos "proletarios del mundo". Malaje Stalin que la pretendiera enterrándola. Aunque lo malo se veía venir. En 1920, en un viaje a Moscú, Fernando de los Ríos, queriendo conocer la experiencia soviética, se entrevistó con Lenin. Cuando el socialista español le preguntó cuándo se pasaría del periodo de transición –"dictadura del proletariado"– al régimen de plena libertad, Lenin respondió: "Nosotros nunca hemos hablado de libertad, sino de dictadura del proletariado; la ejercemos desde el Poder, en pro del proletariado, y como en Rusia la clase obrera propiamente dicha, esto es, la clase obrera industrial, es una minoría, la dictadura es ejercida por esa minoría, y durará mientras no se sometan los demás elementos sociales a las condiciones económicas que el comunismo impone [...] el problema para nosotros no es de libertad, pues respecto de ésta siempre preguntamos: ¿libertad para qué?"

Lo que nos importa hoy, recordando a Miguel Hernández, es su actitud –equivocada o acertada– siempre intensa. Hay quienes lo ven veleta, otros sin embargo viento. Y si algo nos enseña el viento es tesón. Miguel Hernández tuvo tesón. Un valor que para cuando conquistamos una meta conviene no abandonar. Porque las metas nunca han de ser final. Acaso principio para nuevos proyectos. En Miguel Hernández Gilabert hay muchos Miguel Hernández Gilabert. A mí, sobre todos, me seduce el Miguel Hernández poeta. Del hombre Miguel Hernández, me quedo con su constancia, equívoca o no, para la libertad...

"Para la libertad"... Ahora que escribo resuenan esos versos cantados por Joan Manuel Serrat a quien disfrutamos a finales de octubre en el Teatro Circo de Orihuela. Noche perfecta. Escenario de magias porque... ¿Quién puede recibir más?... Versos de Hernández, voz de Serrat y el malabarismo, entre otros músicos fabulosos, de Ricard Miralles en el piano y de Josep Mas "Kitflus" –el de Iceberg, el de Pegasus– en los teclados. Para la libertad.

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