Vida de perros

Pleno Ordinario de Noviembre

Una de las cosas que tiene el Presente –el tiempo Presente, el Aquí y Ahora– es su falta de objetividad. La falta de objetividad que por nuestra parte evidenciamos ante él. En ocasiones el espacio es tan reducido y el tiempo tan largo… Que a veces tengo la sensación de que algo, cualquier cosa, no sé, reverbera como si se tratara de un episodio histórico. El caso del último Pleno, el de la pasada semana en nuestra ciudad.
Apenas lo vi, unos cuantos minutos en la Intercomarcal, pero escuché los resúmenes que tan profesionalmente realizan nuestras cadenas de radio, ilustrados con cortes de audio de las intervenciones en el Pleno. También reuní, sin apenas buscarlas, opiniones respecto a lo visto, oído o leído de la sesión plenaria. Del trasiego de nuestra clase política. De sus desavatares e infortunios. De sus desavenencias y afectos. De lo que no se nombra, de lo que se resienten, guardan, no olvidan. Opiniones para todos los gustos, como podrán ustedes, queridas personas, imaginar. Pero en general una, quizás no una opinión pero sí una sensación: que todo comienza a ser lo mismo, a convertirse en lo mismo: ataque, defensa, acusación, réplica, grandes y repetitivas sentencias: un tira y afloja que da poca muestra de seriedad. Posiblemente porque una gran mayoría no sacamos nada en claro de ningún asunto.

Porque una gran mayoría espera que cuando ustedes –que ocupan un espacio en el órgano de gobierno de nuestra ciudad– debaten sobre cualquiera de los asuntos que suponen el presente y futuro de Villena, expongan de forma clara y precisa tanto el problema como la solución, así como los riesgos de tal solución y el resto de soluciones alternativas. En dicha línea de debate de nada sirve entonces, que a la reiterativa moción del concejal de la oposición Pedro Hernández solicitando el Programa del Tripartito, la concejala Mercedes Menor nos detalle su impresión sobre la insistencia de Hernández en el asunto. Ni que a tenor, de una u/y otra banda, tengamos que hacer memoria sobre “lo que usted hizo o dejó de hacer” gobernando el Partido Popular o el anterior Tripartito. Porque la pregunta obviamente es: ¿hay programa, qué programa? Y de ahí debe nacer la respuesta.

Y la respuesta es: “Este es el programa”. O: “Estamos consensuando nuestros programas”, incluso mejor: “Estamos consensuando los programas de los tres partidos y por el momento hemos acordado que tal, tal y tal”. Pero nada de “ustedes no lo presentaron”, ni “cuando presentemos los presupuestos”… Porque la respuesta que el Equipo de Gobierno actual da a la pregunta no está únicamente dirigida al partido opositor, quien debe ejercer su labor de observación; la respuesta va dirigida a toda la población, a la que no nos deben hacer pasar por el apuro de escuchar las rencillas históricas que ustedes sostienen entre sus partidos.

Apostando, deseando, que exista alguna Esencia en los Plenos Municipales, me siento desencantado cuando no encuentro más que réplicas y contrarréplicas que chocan contra la pared de una lucha entre adversarios. Y no crean, queridas personas, que hablo de Esencia en un sentido místico o filosófico. Hablo de que con la finalización de cada Pleno seamos capaces de sacar unas conclusiones. Algo prácticamente imposible cuando hemos creado en nuestro país, e importado a nuestros municipios, una práctica política en la que la mayoría se impone a la minoría –generalmente en la oposición– sin verse en la obligación de aportar argumentos, líneas de trabajo.

Triste, porque parece que para tratar cualquier tema basta con rebatir, con evitar ataques, con confundir argumentos para salir del meollo, con trazar paralelismos entre una situación pasada y una presente; parece que con tales ejercicios se cumple con el oficio político. Triste, porque a fin de cuentas lo que verdaderamente importa y está en juego es lo que menos se trata. El final de la partida, como ya he dicho, concluye con una votación previamente pactada –por coalición, por mayoría absoluta, o por ventajas o concesiones negociadas– en la que se aprueba algo de lo que la ciudadanía “no sabemos nada”.

Pongamos grosso modo el debate sobre el Rincón del Vino sostenido en el último pleno. Exposición de ambas partes. Se esgrimen argumentos sobre lo inadecuado de la decisión y procedimiento para realizarlo. Se nombra la ausencia de trabajo de personal técnico, de turismo, también en dicha actuación. Se habla de la señalética. Se surfea sobre, quizás el problema fundamental, la adscripción de Villena a una iniciativa de promoción turística que la desligó de una segunda opción… En fin... Que lo que se dice es que el anterior Equipo de Gobierno apostó por una “ruta del vino” que no ha resultado la más acertada, la ganadora. A lo que el Señor Jesús Martínez, sorteando evidencias, responde: Lo que ustedes están haciendo es el esperpento total: nos echan en cara que hayamos trabajado (y hemos de entender que no importa si bien o mal).

No me interesan esos afluentes. ¿Saben qué espero de la política? Que desde la oposición en lugar de guardar un relativo silencio respecto a lo que se presenta como las grandes sangrías de nuestra ciudad: Plaza de Toros, Piscina Municipal, etc., ustedes demuestren que no son cargas sino aciertos. Y que ayuden con sus ideas y soluciones al buen desarrollo de estos proyectos. ¿Y de ustedes en el Equipo de Gobierno? Que si de lo que se trata es de aprobar mociones sí o sí, no confíen en que por nuestra parte prestemos demasiada atención al discurrir de nuestra ciudad. Porque sólo produce apatía, indeferencia, rebeldía o cinismo. Porque lo que esperamos conocer es el plan, las soluciones que desde su opción política se dan a nuestros problemas.

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