Abandonad toda esperanza

¿Quién vigila a Damon Lindelof?

Abandonad toda esperanza, salmo 701º

Hasta el momento, a Damon Lindelof no le venía siguiendo el rastro con demasiada atención: me parecía un guionista que estaba a la sombra de su socio J.J. Abrams, y que quería ser J.J. Abrams en cuanto J.J. Abrams lograse ser a su vez Steven Spielberg. Respecto de sus creaciones más populares, de la hoy histórica Perdidos no pasé en el momento de su estreno de la primera temporada; y ponerme con The Leftlovers siempre me ha dado una pereza enorme (no por la serie en sí, me pasa con cualquier relato de tan largo recorrido). Con decirles que lo que me parecía más importante de su carrera hasta la fecha -y por lo que se había ganado todas mis simpatías- era su presentación en la Comic Con de San Diego del equipo de la tercera temporada de Twin Peaks, serie de la que por supuesto se declara fan irredento a la más mínima ocasión...

La serie “Watchmen” continúa la historia del cómic original de Moore y Gibbons

Pero hete aquí que además del serial de David Lynch, Lindelof y servidor coincidimos en otra de nuestras ficciones favoritas: Watchmen. Y dada mi admiración por el cómic de Alan Moore y Dave Gibbons e incluso (con algunas reservas) por la adaptación a la gran pantalla que de sus doce entregas firmó Zack Snyder hace ya más de una década, cuando se anunció que el guionista de la reivindicable Prometheus iba a desarrollar una serie para HBO a modo de continuación de aquel mítico cómic de los ochenta sabía que tarde o temprano iba a acabar picando. Y ha sido en este mes de vacaciones, e impulsado en cierto modo por las históricas veintiséis nominaciones a los premios Emmy que ha cosechado, que me he metido entre pecho y espalda sus nueve episodios a razón de uno por día (esto es lo más cerca del binge-watching que me van a pillar). Aclarado esto, vaya por delante que esta miniserie -porque por el momento Lindelof ha dicho que no va a haber más temporadas mientras no tenga nada nuevo que contar al respecto, lo cual le honra- ha entrado de cabeza en mi Top 10 de series televisivas.

Tras la máscara se esconde Jeremy Irons, el rostro más popular de este nuevo “Watchmen”

Resulta complicado explicar las razones de mi juicio cuando se trata de una narración que se reserva varios ases en la manga y algunos cliffhangers de aúpa que no es de recibo desvelar con anterioridad. De hecho, la expresión -traducida literalmente del inglés- “me explota la cabeza” encuentra todo su sentido en el tercio final de la serie. Pero sí les diré que se trata de una historia urdida desde la más estricta admiración así como comprensión del original del que se parte -que, además, no se toca en lo más mínimo pues no se reescribe de modo alguno-; y que no se limita ni mucho menos a volver a contar lo mismo, sino que opta -de modo parecido a lo que hicieron los artífices de la serie Westworld respecto del material original, novela y película, del malogrado Michael Crichton- por ampliarlo a partir de reflexionar sobre cómo podría haber continuado la historia desde 1985 hasta nuestros días. Para ello recurre a viejos conocidos: un otoñal Ozymandias cuenta con el rostro de Jeremy Irons (aquí antológico, una vez más), pero no es ni mucho menos el único; y también se añaden nuevos personajes, de entre los cuales la Hermana Noche encarnada por una espléndida Regina King (el descubrimiento de El blues de Beale Street, Oscar incluido) es alrededor de la que parece girar todo el relato. Con estos mimbres, y si los autores de la historieta original respondían a la pregunta de “¿Quién vigila a los vigilantes?” reflexionando sobre las diversas formas del poder de su tiempo, Lindelof y compañía han hecho lo propio y han puesto el foco de atención sobre el auge de los movimientos ultraderechistas y el racismo, este un cáncer profundamente arraigado en la sociedad estadounidense tal y como denuncia el movimiento Black Lives Matter, y sobre el cual HBO reincide estos días con su nueva propuesta: Territorio Lovecraft. En resumidas cuentas: por más que Alan Moore se mantenga voluntariamente al margen de toda adaptación de sus obras -ya saben que ni siquiera se le puede mencionar en los créditos o en actos públicos oficiales como presentaciones y demás-, no puedo dejar de fantasear con que no ha sido capaz de resistirse a ver la miniserie en la más estricta intimidad, sentado en su sillón frente al televisor, y esbozando una pequeña sonrisa apenas visible entre el vello de su tupida barba, ha musitado algo así como: “Lo has conseguido, maldito cabrón”.

“La caza” es un trepidante film sobre la supervivencia del más fuerte

Pero si ustedes son -como le ocurre a servidor- más de películas que de series, o si simplemente Alan Moore y el universo de Watchmen se las traen al pairo, si se dan prisa quizás encuentren todavía en la maltrecha cartelera post confinamiento la otra aportación de Lindelof al espectro audiovisual durante el año pasado: el film La caza -nada que ver con la cinta homónima de Carlos Saura, claro- parte de un guion coescrito con Nick Cuse -su colaborador más habitual, responsable también en buena medida de The Leftlovers y Watchmen-; y tras su estreno se convirtió pronto en la cinta más polémica del año en Estados Unidos. Aquí, por culpa de la pandemia, llegó a los cines unos meses después de lo previsto, lo que creo le ha perjudicado aún más porque sin duda está pasando más desapercibida de lo que debería. Estamos ante una relectura de la temática de la caza del hombre, que ha dado a la historia del cine un clásico de la serie B tan gozoso como El malvado Zaroff, y títulos más recientes como la cinta de culto australiana El imperio de la muerte, el divertido film protagonizado por Van Damme Blanco humano o la hoy olvidada Juego de supervivencia. Pero Lindelof y Cuse no se podían limitar a ofrecer un mero divertimento -aunque también lo es, y de qué manera- e introducen un importante subtexto de denuncia políticosocial que es todo menos sutil y que levantó ampollas entre ciertos sectores bien pensantes de la sociedad yanqui.

Betty Gilpin, el gran descubrimiento de “La caza”

Al margen de esta lectura, la estructura con la que está armado el libreto logra que el espectador no pueda dar nada por sentado y no sepa hasta bien avanzado el metraje a qué carta quedarse (el uso que se hace del recurso del falso protagonista es ejemplar); el ritmo que le imprime al relato el director Craig Zobel -si no han visto su maravillosa Compliance, no sé a qué esperan- es fulminante; y la presencia de la actriz Betty Gilpin, que aúna fisicidad y carisma a partes iguales, ha sido todo un hallazgo para quien firma esta columna. El concurso de la doblemente oscarizada Hilary Swank, aquí mucho más desatada que de costumbre, es la guinda del pastel. Un pastel que, por supuesto, se le puede empachar a más de uno; que conste que están avisados.

“Perdidos” supuso un antes y un después en la historia de las series televisivas

Y ya que hablamos de este guionista y productor, no puedo menos que recomendarles la lectura de Expediente Lindelof, el ensayo con el que Xavi Torrents Valdeiglesias analiza su carrera en la pequeña pantalla, de Perdidos a Watchmen pasando por The Leftlovers... además de incluir un apéndice sobre otros trabajos suyos, tanto los audiovisuales como los pertenecientes a la escritura de cómics. Leer las páginas dedicadas a la continuación de la obra de Moore y Gibbons después de haber visto la serie homónima ha conseguido que disfrute más de ella y que la tenga en más alta estima todavía. Lo que no es decir poco, se lo aseguro. Y respecto a la pregunta que encabeza estas líneas: además de responder que el nombre de ese hipotético vigilante podría ser sin duda el de Xavi Torrents, les aseguro que tras Watchmen y La caza yo también estaré vigilando a Damon Lindelof a ver por dónde nos sale a continuación.

Watchmen está disponible en HBO España; La caza se proyecta en cines de toda España; Expediente Lindelof está editado por Dilatando Mentes.




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