Vida de perros

Sacando músculo (1 de 2)

Para divertimento o hastío de nuestra población, recién comenzado el presente año 2016 y con el rostro todavía cariacontecido por el escenario a que ha dado lugar la suprema y última decisión de nuestras papeletas en los últimos comicios; como muestra de que los tiempos cambian y de que la voluntad popular es considerada por la población; con estilo magnánimo, consecuente y considerado, la Peña Taurina de nuestra ciudad anunciaba hace días la puesta en marcha de una recogida de firmas con la que poner de relieve el interés de nuestra población por la celebración de eventos taurinos.
Un comunicado totalmente alejado de una exposición de razones o sentimientos, de una argumentación acerca del sentido de la “liturgia del toro” o del valor de la tradición, o de cualquier otro aspecto afectivo o histórico. Un comunicado que, lejos de cualquier línea anteriormente citada, aprovecha para decirnos que quienes pensamos que al clavar unos arpones –con “suerte” seis– metálicos de cuatro o cinco centímetros en el lomo de un toro, quienes pensamos que punzar con una lanza desde un caballo la carne de un animal, quienes sentimos al ver una espada atravesando un toro que arrodillado escupe sangre hasta que un “valiente” se acerca a él y rompe su cráneo con un estoque… Vamos, un comunicado que se atreve a decir que quienes pensamos que el animal sufre no decimos más que sandeces. Y se quedan tan anchos. Como si alguien con suficiente inteligencia les pudiera dar la razón.

Porque yo, por ejemplo, podré no estar de acuerdo con el uso que ustedes dan a los toros, como así ocurre. Y ustedes podrán utilizar cientos de argumentos. Pero entre todos ellos, en una exhibición de torpeza y estulticia, ustedes han optado por defender y atacar la obviedad: el sufrimiento del ser vivo ante la agresión física. O me (nos) toman ustedes por imbécil(es) o lo son ustedes. Porque cuando alguien con pasión y desventaja pretende defender “lo suyo”, argumenta en base a sus principios, y no se dedica a decir gilipolleces que se le volverán en contra en caso de no tenerlos.

Meritoria es por otro lado la utilización de la expresión “fuerzas de izquierdas” para designar a quienes estamos en contra de la tortura fruto de vuestra diversión. Porque no imagino que ser “de derechas” suponga irrevocablemente aceptar la fiesta taurina. Una torpeza más del inoportuno y vergonzoso comunicado que ustedes han hecho público. Una argumentación sectaria, discriminatoria e interesada, que para nada tendría que nacer de una asociación “cultural” lícita, donde se exige pluralidad e independencia ideológica. Unas declaraciones que espero se les vuelvan en contra por medio de las propias personas que componen su asociación.

Pero el comunicado da para más. Por ejemplo, en su insinuación de la falta de españolismo, españolidad –¿nacionalidad, linaje, raza?– de quienes no somos afines a la “Fiesta Nacional”. Pero aquí me pillan ustedes un poco mayorcito, ya cercano a los cuarenta, o lo que es decir: con la suficiente conciencia e identidad para que me afecte o importe que un cualquiera me diga si soy o no soy. Porque para empezar preguntaría que quién es usted o quiénes son ustedes y con qué derecho pueden decir a nadie si es o deja de ser española o español. Me parece tamaña aberración como para presentarles una denuncia por racismo, discriminación o injuria. Podría yo dudar igualmente de la españolidad que lucen o representan ustedes, pero no me atrevería a ser tan miserable.

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