Escena 1
- ¿Cómo te llamas?
- Hamed.
- ¿Hamed?
- Sí. Hamed.
- ¿Hamed algo más?
- Hamed Amir.
- Hamed, ¿recuerdas algo?
- No. Cuando me he despertado, estaba aquí… tumbado. ¿Dónde estoy?
- Estás en el centro de salud. Te desplomaste nada más entrar.
- ¿En el centro de salud?
- Sí, tranquilo. Te has golpeado la cabeza al caer, pero sólo llevas una pequeña herida. Te vamos a sacar sangre para hacerte una analítica. Ahora vendrá la ambulancia y te llevarán al Centro Integrado para que te hagan una radiografía de la cabeza, para descartar. Intenta recordar lo que has hecho hoy.
- Me he levantado temprano: hace una semana que encontré el trabajo y a las ocho ya estoy repartiendo.
- ¿Trabajo?
- Sí.
- ¿Repartiendo qué?
- Publicidad.
- ¿Haces buzoneo?
- Sí. Necesito el dinero.
- Entiendo. ¿Qué edad tienes?
- … eh… dieciocho.
- Ya… Hamed, ¿cuántos años tienes?
- ¿Cuál es la edad mínima para trabajar?
- Dieciséis.
- Dieciséis.
- ¿Dieciséis?
- Sí. Tengo dieciséis años.
- …
- …
- ¿Sabes, Hamed? No tienes dieciséis años.
- …
- No tengas miedo. Aquí estamos para ayudar a la gente, no para torturarlos hasta que canten. Aunque… ¿ves al celador? Ese tipo alto y fuerte… cuando alguien nos lo pone difícil, se lo lleva al gimnasio y… siempre sale solo. No se vuelve a ver con vida al que entra con él allí… ¡No pongas esa cara, hombre, que es broma!
- ¡Vaya susto me has dado! ¡Me lo he creído!
- ¿Sabes, Hamed? Tienes una sonrisa encantadora. Dime cuántos años tienes, anda.
- Catorce. ¡Pero no quiero meterme en líos, doctor!
- Tú no vas a meterte en ningún lío, tranquilo.
- ¡Ni mi padre!
- …
- ¿Me lo prometes?
- Si me cuentas toda la verdad, intentaré escurrir el bulto. Es todo lo que te puedo prometer.
- Vale. Me he levantado a las seis de la mañana. Vivo en el pueblo de al lado y, como aquí no habíamos repartido, me he venido a hacerlo. No tenía mucho tiempo que perder así que, he pensado que ya tomaría algo luego. Si empiezas a las ocho y te das prisa, a las doce te traen más folletos.
- ¿No has tenido tiempo a desayunar en dos horas?
- He venido a pie.
- ¿Desde el pueblo de al lado?
- Sí.
- ¿Doce kilómetros andando, cargado con la mochila de los folletos. ¿Sin desayunar?
- Sí.
- …
- Mi familia es humilde y…
- ¿Me estás diciendo que llevas desde las seis de la mañana sin comer nada?
- Sí.
- …
- ¿Puedo seguir?
- Sí, sí. Perdona.
- Hoy ha hecho mucho calor. He intentado ir por las aceras en sombra pero, a las tres, más o menos, no había ninguna por ningún sitio.
- ¿Has bebido agua? ¿Llevabas alguna botella?
- Las fuentes están secas y…
- Claro, por el COVID…
- Sí. No entiendo muy bien algunas de las medidas…
- Ni tú ni nadie, Hamed. Sigue, sigue.
- Me he empezado a encontrar mal y me he sentado en un banco. Eran como náuseas y dolor de cabeza. Me daban arcadas, pero no conseguía vomitar.
- Para vomitar, hay que llevar algo en el cuerpo, hijo…
- Ya…
- ¿Y qué has hecho?
- Me he quitado la mochila y me he acostado en el banco. Han pasado unos chicos y creo que me han grabado en vídeo pero, no han tardado en irse.
- ¿Te han grabado?
- Sí. Me decían cosas como “menudo morao lleva el moro” o “¿a quién se le ocurre fumar porros con este calor?”.
- ¿Has fumado?
- ¿Dudas de mí a estas alturas?
- No.
- No fumo.
- ¿No te han ayudado?
- No. Se han limitado a reírse de mí y, cuando se han cansado, se han ido. He recuperado un poco de fuerzas y he llamado a casa y al chico que me trae los folletos, pero no contestaba nadie, así que me he venido al médico.
- …
- Como no sabía bien dónde estaba el centro de salud, he intentado preguntar a una mujer que ha salido casi corriendo y, un anciano me ha amenazado con un bastón… yo solo quería llegar aquí. He preguntado a otro hombre, que me ha dicho que me pusiera la mascarilla… la mascarilla…
- ¿Cómo has llegado?
- No lo sé. Se me ha nublado todo un poco. Lo siguiente que recuerdo es hablar contigo.
- No te preocupes. Todo va a ir bien. ¿Puedo llamar a tus padres para informarles?
- Sí.
- ¿Me dices el número?
- Lo tengo en el móvil, en la mochila. ¿Dónde está?
- No traías mochila.
- ¡Alláh agbar! ¡Me he dejado la mochila en el banco!
Escena 2
- ¡Es de un moro, agente! ¡La ha dejado ahí, ha dicho nosequé de Alá y se ha marchado corriendo!
- Muy bien, señora. Haga el favor de no traspasar la línea policial.
- ¡Que nadie atraviese la línea policial! ¡Va a entrar el robot artificiero!
- ¿El robot qué?
- ¡Haga el favor de retirarse, señora, que me está dando usted la tarde! ¡Todo libre!
- ¿Cómo que todo libre? ¿Y la mujer esa?
- Lo tengo todo controlado, Pérez.
- ¡Oiga! ¡Que a mí no me controla ni mi marido!
- ¡Señora, haga el favor de retirarse, que al final me voy a tener que enfadar!
- ¿Y qué vas a hacer? ¿Pegarle un porrazo?
- ¡Mira, niño!
- Detonación en diez, nueve, ocho, siete, …
- ¡Señora, que se esté quieta de una vez!
- … cinco, cuatro, tres, dos, uno, …
Escena 3
- ¿Alguna noticia, Avelino?
- Nada fuera de lo común, Aurora. España y sus “españeces”.
- ¿Qué ha pasado?
- Los Tedax han detonado la mochila de un chico que estaba buzoneando.
- ¡Rara manera de repartir publicidad!
- No lo tomes a broma, cariño. Es bastante triste.
- Lo siento.
- Tranquila. Creo que voy a apagar el teléfono.