Lo prometido es deuda: toca hablar de Rodrigo Sorogoyen, ya que tendremos el honor de contar con él hoy mismo a las 19.00 horas en la nueva edición de Mayo Negro para protagonizar un encuentro con el público en el que realizaremos un repaso de toda su filmografía, una de las más impecables del cine español contemporáneo. Y sí, también hablaremos de dos películas como Stockholm o Madre (esta última inspirada en el cortometraje homónimo que se proyectará esta tarde); pero qué duda cabe de que siendo estas las Jornadas del Género Negro de la Universidad de Alicante, nos centraremos particularmente en sus trabajos más afines a la ética y la estética del noir.
Sin duda, su película más canónica dentro de las coordenadas del género es Que Dios nos perdone, y por eso la hemos elegido para ser proyectada en la Sede Universitaria de Alicante mañana sábado a las once. Desde su estreno en 2016, este film ambientado durante una visita del Papa de la Iglesia católica a nuestro país se ha convertido en un título clave para entender el nuevo cine negro español, capaz de medirse en igualdad de condiciones con otros filmes tan indispensables como los dirigidos por Enrique Urbizu (es el caso de Todo por la pasta, La caja 507 o la magistral No habrá paz para los malvados), Daniel Monzón (la dupla Celda 211 y El Niño) o Alberto Rodríguez (recordemos la reivindicable Grupo 7, las excepcionales La isla mínima y El hombre de las mil caras o la reciente Modelo 77). En este contexto -el de la ficción y el extradiegético- tan particular, Sorogoyen sitúa un relato policíaco centrado en la investigación y captura de un asesino en serie en la línea de Seven o Zodiac, ambos títulos de David Fincher que son influencias confesas del realizador madrileño. El resultado es un film trepidante, escrito con precisión y dirigido con pulso firme; y del que cabe destacar especialmente el oficio de sus dos protagonistas, Antonio de la Torre y Roberto Álamo (este último ganador del Goya por su trabajo), encarnando a dos policías antagónicos que se ven embarcados en una suerte de relectura patria de las buddy movies yanquis a lo Arma letal pero sin perder de vista ni por un momento el interés por impregnar de veracidad a todos y cada uno de los fotogramas de la película.
Considerando el noir desde un punto de vista no reduccionista, entraría sin ningún esfuerzo dentro de su territorio de fronteras permeables una película como El reino, en la que Sorogoyen vuelve a contar con Antonio de la Torre, esta vez como protagonista absoluto, y donde se inspira en la corrupción sistémica e imperante durante los últimos años en un partido político como el PP (aunque en la cinta no se le identifica como tal en ningún momento). Película de ritmo tan frenético como la anterior por más que buena parte de la acción se desarrolle entre las cuatro paredes de los despachos y se centre en los diálogos de sus personajes, por momentos alcanza un nivel de abstracción y gran belleza formal que puede recordar al mejor Michael Mann (el de Heat y El dilema, para hacernos una idea). Al margen de ello, es de justicia aplaudir una vez más la labor de un reparto sin fisuras; y donde al margen de unas espléndidas Mónica López, Ana Wagener y Bárbara Lennie también figuran un imponente José María Pou y un inolvidable Luis Zahera que se llevó de calle un Goya por una escena, la del balcón, de antología.
Y ya que hablamos de Goyas: el más reciente trabajo de Sorogoyen hasta la fecha es As bestas, que triunfó en la pasada edición de estos premios acaparando nada menos que nueve galardones, entre ellos los de mejor película, director, guion original, actor protagonista y actor de reparto... Este último para un reincidente Luis Zahera, intérprete indispensable de nuestro cine actual y desde ya actor fetiche del cineasta. Estamos ante un film basado en un hecho real, el mismo que también protagonizaba el documental Santoalla, y que convierte a la cinta que nos ocupa en un ejemplo modélico de eso que se ha venido a llamar rural noir: la acción está ambientada en la España vacía; más concretamente, en una Galicia alejada de las grandes urbes y salpicada de pueblos olvidados de la mano de Dios donde apenas viven un puñado de habitantes que miran con recelo a cualquier persona o idea que llegue de fuera. Un espacio regido por los instintos más primarios y donde se desarrolla esta crónica de una muerte anunciada que divide el relato en dos partes, según el libreto que una vez más firman a cuatro manos Isabel Peña y el realizador, dando pie a un film en el que se apuesta por cocinar el desarrollo del conflicto a fuego lento y por el ejercicio de la elipsis como figura de estilo. Decir que el resultado de la propuesta es verdaderamente excepcional no sorprenderá a nadie que esté al tanto de la recepción positiva (y muy merecida) de la película desde el momento de su estreno; así que si no la han visto todavía, no sé a qué esperan.
En el acto de esta tarde y en presencia de Rodrigo Sorogoyen hablaremos de todas las películas citadas, pero también de su miniserie Antidisturbios, sus comienzos en la industria, sus proyectos futuros... y de todo aquello que el público asistente quiera preguntarle. Por tanto, solo resta recordarles que están ustedes invitados a asistir a un evento, como siempre de entrada libre hasta completar aforo, que parece llamado a figurar entre los más memorables de unas jornadas creadas por Mariano Sánchez Soler hace veinte años; unas jornadas que cumplen quince ediciones en este presente mes de mayo que está siendo tan negro como los que le precedieron. Y que vengan muchos más.
Mayo Negro XV se celebra del 3 al 6 de mayo en la Sede Universitaria de Alicante; As bestas está editada en bluray por A Contracorriente Films y está disponible en Movistar Plus+.