Abandonad toda esperanza

Supermanes

Abandonad toda esperanza, salmo 38º
Hablemos de personas con poderes asombrosos que visten llamativas mallas de colores. Los cómics de superhéroes son la mitología moderna del siglo XX, que perdura hasta el presente; la prolongación natural de la Odisea y la Ilíada de la épica griega, que a su vez venía del primitivo poema Gilgamesh. Son historias que se han prolongado durante décadas, desde los años 30 hasta nuestros días, pasando tanto por etapas doradas como por épocas de secano en cuanto a ideas y argumentos se refiere.

El más popular de sus héroes, un icono indiscutible del siglo pasado, tan reconocible como Mickey Mouse o Marilyn Monroe, es Superman. Vaya por delante que nunca he sido fan fatal del personaje: frente a la obsesión esquizofrénica de Batman o la cotidianeidad de la vida civil de Spiderman, las cualidades mesiánicas del hombre de acero creado en 1938 por Jerry Siegel y Joe Shuster siempre han hecho que me resulte demasiado ajeno a mi condición humana.

Por eso son pocas las historias de Superman que me hayan interesado de verdad. Pero haberlas, haylas: hace así como mil años que les recomendé Superman: Identidad secreta, y lo hice por razones semejantes a las que me impulsan ahora a hablarles de Es un pájaro... si bien este magnífico cómic que, créanme, no merece pasar desapercibido entre mucha de la morralla que viene publicándose actualmente, no es un cómic de Superman al uso.

En sus páginas, el escritor Steven Seagle ejecuta una arriesgada operación a corazón abierto, construyendo un trozo de su propia autobiografía, la de un guionista de cómics que recibe la oferta que todos los profesionales del medio están desesperados por escuchar: escribir la colección mensual de Superman. Lo peculiar radica en que este hecho, en lugar de ser motivo de alegría, se suma a otros factores (la desaparición de su padre, la sombra de una enfermedad hereditaria e incurable) para sumirlo en una profunda depresión que se cobrará sus víctimas.

Seagle, en un osado ejercicio literario, rompe la cuarta pared y dialoga directamente con sus lectores, reflexionando sobre cómo las cualidades metahumanas de Superman nos recuerdan, demasiado constantemente, la inevitable decadencia inherente a la condición humana. Pero no todo está perdido: el autor también llega a la conclusión de que "los superhombres no son seres de otro planeta... sino cualquier individuo capaz de ver más allá de su pequeño mundo... y tender la mano a otros mundos ajenos al limitado ámbito de su existencia".

Ambiciosa pero pese a ello muy cercana, estamos ante una gran obra porque, una vez concluida su lectura, no sólo nos revela aspectos de sus autores, sino también, y muy especialmente, de nosotros mismos. Y sus reflexiones se suman a la tenacidad espartana de Bruce Wayne y la responsabilidad ética de Peter Parker para hacernos mejores. O al menos, intentarlo.

Es un pájaro... de Steven T. Seagle y Teddy Kristiansen está editada por Planeta de Agostini Comics (2006).

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