Vida de perros

Trabajo perdido y dinero esfumado

Creo que en la parte alta de la lista de cosas que más fastidian a las y los contribuyentes deben estar las actuaciones urbanísticas de medio pelo. Esas que se limitan a parchear o maquillar una zona cuyo aspecto ya es sin duda deplorable. Porque tales actuaciones, brillantes durante los primeros meses, van deteriorándose paulatinamente hasta devolver la zona a su situación original. Así, los baches parcheados en carreteras como la que lleva a Sierra Salinas o a Biar desde Peña Rubia, vuelven a aparecer periódicamente. Trabajo perdido, dinero esfumado y problema no resuelto. Por eso, en la mayoría de los casos y con un poco de experiencia, la mayoría sabemos que al final es más barato hacer las cosas bien.
El 7 de febrero, en el vecindario recibimos una notificación del ayuntamiento que nos informaba de la actuación en una de nuestras calles más impresentables. Afortunadamente la reurbanización comprendía tanto la red de saneamiento como la de agua potable, lo que promete disfrutar de una calle en condiciones durante largos años. Es de aplaudir este tipo de intervenciones, pese a su elevado coste, porque significan una apuesta firme por mejorar nuestra ciudad, lejos del efímero maquillado tan cumplidor como poco efectivo.

Aunque siempre hay un pero, y no hablo de los tres meses estimados de ruido, polvo, etcétera. En este caso, primer tramo de la calle Ritas, entre las calles Román y Vereda, el pero se concreta en el generoso estrechamiento de la vía. Una medida que no solo parece poco estudiada, sino que ya ha mostrado las primeras consecuencias de su desacierto: marcas de neumáticos sobre las aceras y un bordillo roto. Todo esto sin que se haya asfaltado la vía todavía. Y es que parece ser que nadie ha tenido en cuenta el paso de camiones, y del autobús de línea, en esta intersección. Algo que no es comprensible ni desde el punto de vista técnico ni desde el punto de vista de la asociación del barrio (con la que imagino que se habrá contado a la hora de planear la intervención). Sea como sea el pronóstico es poco halagüeño: en apenas unos meses tras el estreno de esta nueva calle tendremos la esquina totalmente destrozada: trabajo perdido, dinero esfumado y nuevos problemas.

Posiblemente este tipo de complicaciones no tendrían lugar si se tratara de un trabajo contratado por mí o por usted, querida persona, ya que nos encargaríamos de vigilar, fiscalizar, tanto el proyecto como su ejecución, con el fin de que el resultado sea el esperado y de que no ocasione ni futuros problemas ni gastos añadidos. Y eso es lo que deberíamos esperar también de nuestro ayuntamiento: una fiscalización de las obras públicas para que obtengamos el mejor de los resultados posibles.

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