Abandonad toda esperanza

Un oscuro cambio de siglo

Abandonad toda esperanza, salmo 635º
Como viene siendo costumbre, aprovecho la festividad del Día de Todos los Santos para sumergirme en algunas piezas destacadas de la literatura de terror. En esta ocasión he apostado más bien por los clásicos, empezando por uno incuestionable: El Horla, un cuento sobre la locura y la sinrazón provocada por el temor irracional hacia lo desconocido que está considerado -además de como una de las obras maestras de la narrativa breve del género- una de las cumbres creativas de su autor, Guy de Maupassant, al que algunos consideran "el Edgar Allan Poe francés" como si no tuviera ya el marchamo de clásico de la literatura universal por sus propios méritos. Maupassant, a quien el éxito y el prestigio entre la crítica le llegó casi al mismo tiempo que sus primeros problemas de salud mental, intentó cortarse la garganta con un abrecartas un lustro después de la publicación original de este relato en 1887, por lo que fue ingresado en una clínica donde terminaría falleciendo al año siguiente. Por ello, algunas de sus últimas creaciones -también es el caso de "La cabellera" y "Aparición", los otros dos relatos incluidos en el volumen que les recomiendo hoy- no son sino la traslación a la página en blanco y en clave de ficción de su psique atormentada. Y esto es algo que no se había plasmado antes de forma tan conseguida a como lo logra la presente edición ilustrada por el argentino Mauro Cascioli, al que muchos conocerán por su labor como dibujante de cómics para Marvel y DC, pero que aquí despliega un imaginario visual alucinante y alucinado muy alejado de aquellos trabajos; una suerte de galería onírica donde reina el simbolismo y prima el horror vacui, lo que hace de ella una suerte de fuente inagotable de sugerencias ante la que vale la pena detenerse con calma.

Con la excepción de algunos casos muy contados, las escritoras rescatadas en las páginas de la antología Damas oscuras son mucho menos populares que monsieur Maupassant; y esto sumado a su autoría exclusivamente femenina hace de esta recopilación de relatos de terror del siglo XIX una reivindicación doble digna de encomio. En su interior, junto a plumas más reconocidas como las de Charlotte Brontë, Elizabeth Gaskell, Vernon Lee, Margaret Oliphant o Willa Cather, encontramos reunidas a Dinah Mulock, Catherine Crowe, Mary Elizabeth Braddon, Rosa Mulholland, Amelia B. Edwards, Rhoda Broughton, Mrs. Henry Wood, Charlotte Riddell, Lanoe Falconer, Louisa Baldwin, Violet Hunt, Mary Cholmondeley, Ella D'Arcy, Gertrude Atherton y Mary E. Wilkins. En total, veinte autoras y otras tantas historias de fantasmas de extensión variable, desde el muy breve cuento inaugural a cargo de la autora de Jane Eyre a las más extensas, casi dos novelas cortas, La aventura de Winthrop de Vernon Lee y La puerta abierta de Margaret Oliphant; todo ello en un volumen publicado el año pasado en una edición impecable y que resulta ideal para leer de madrugada a media luz.

Y para terminar, un cómic de terror... Quizá hayan tenido ustedes la mala fortuna de sufrir (pero no en el sentido en que pretendían sus directores) el visionado de la reciente película Winchester, que comete el gravísimo delito de apostar por el espectáculo de barraca de feria en lugar de por una caligrafía sobria en pos de una atmósfera ominosa a pesar de partir de un caso real fascinante y de contar con la gran dama Helen Mirren al frente del reparto. Si es este su caso, ya conocen entonces la historia real de Sarah Winchester, la heredera del imperio armamentístico más importante de los Estados Unidos de finales del siglo XIX y comienzos del XX, y que pasó los últimos años de su vida obsesionada con que los fantasmas de las víctimas de los rifles construidos por la empresa de su marido fallecido habían vuelto para atormentarla. Pero si la película de los hermanos Spierig hace aguas por todas partes, la propuesta del guionista Peter J. Tomasi y el dibujante Ian Bertram en La Casa de la Penitencia parte del mismo caso real para ofrecernos un relato gráfico terrorífico y angustiante. En esta miniserie recopilada al completo en su edición española, el primero acierta en la definición de los personajes y la elaboración de los diálogos, pero destaca sobremanera el segundo al apartarse de sus trabajos más comerciales y protagonizados por superhéroes (vaya, igualito que Cascioli) para acercarse a la estética de autores tan dispares pero todos tan personales como Guy Davis, Joann Sfar o, incluso, nuestro Luis Durán. Eso sí: en el caso del apartado visual, es de justicia señalar también la labor del colorista Dave Stewart, que aquí otorga a los lápices de Bertram un acabado exuberante. El resultado de la colaboración de los tres autores es una obra de lectura imprescindible, al igual que mis dos recomendaciones anteriores, para todo amante de las historias de miedo.

El Horla (y otros cuentos de locura y horror), Damas oscuras y La Casa de la Penitencia están editados por Libros del Zorro Rojo, Impedimenta y Planeta Cómic respectivamente.

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