Editorial

Un trasvase sin usuarios

El tan demandado trasvase Júcar – Vinalopó encara su recta final. Con las administraciones cumpliendo parte de sus deberes, el gobierno central ya tiene en fase de pruebas la conducción, para trasladar las aguas sobrantes del río Júcar, a la altura del Azud de la Marquesa, en Cullera, hasta el embalse de San Diego, en Villena, una imponente infraestructura diseñada para contener y canalizar el agua Vinalopó abajo, abasteciendo a media provincia de Alicante. Con las obras finalizadas y el Plan de Seguridad aprobado, la llegada definitiva del agua es cuestión de semanas.
Por otro lado, y a pesar de ciertos retrasos iniciales, la Generalitat está cumpliendo su parte y finalizando a marchas forzadas el llamado postrasvase, obras de menor entidad –pero aún así de gran inversión y complejidad– que, mediante una red de conducciones y embalses, deben distribuir a lo largo de nuestra provincia el agua embalsa en San Diego.

¿Cuál es entonces el problema? Muy sencillo. El agua de Cullera no tiene la calidad necesaria para abastecer el consumo humano y regar determinados cultivos, por lo que mientras ésta no sea mejorada, el agua seguirá saliendo de nuestros acuíferos y estos no podrán recuperarse. Quizá salga menos, es cierto, pero lo ideal sería que no saliera nada.

Para ello bastaría con que el gobierno central cumpliera su compromiso y construyera una planta potabilizadora en el punto de toma del trasvase, en Cullera, cosa que por el momento no parece tener mucha intención de hacer. Hasta entonces, lástima de dinero invertido en el trasvase.

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