El Volapié

Una pregunta estúpida

Obviando las elecciones gallegas y vascas, no es la primera vez que comienzo una columna buscando la luz del Diccionario de la Real Academia Española. Estúpida es aquella pregunta que resulta necia y falta de inteligencia. Estúpida significa además estupefacta y pasmada. Así es la pregunta que pretende formular el Presidente de la Generalidad Catalana a sus súbditos, con motivo del imposible referéndum: ¿Desea que Cataluña sea un nuevo Estado de la Unión Europea?
La pregunta será bienvenida, soñadora, ilusionante, esperanzadora, libertadora, fascinante, admirable, extraordinaria, valiente, osada y heroica por los unos, por los que luchan para que tenga lugar la sedición. La pregunta podría calificarse además de tramposa y libertaria, cobarde, absurda, ilusa, sediciosa, cómica y liberticida, ruin o indigna para quienes consideren que Cataluña es una parte importantísima de España, o para quienes creen que a Cataluña no le asiste ni la historia ni la tradición en tamaña escaramuza, o para los que no desean que el Barça se sume a la orgía independentista, o para aquellos con intereses económicos inmersos en aquellas buenas tierras, o para los que están convencidos de que la unión hace la fuerza y para todos aquellos que no prefieren la escisión, sea por las razones que sea.

Cuando existe la posibilidad de que un marido esté pegando a su mujer, el juez ordena su detención y la Guardia Civil lo pone a su disposición esposado. Si Hacienda detecta que un ciudadano puede estar cometiendo un fraude, también incoa un proceso.

Análogamente, los jueces, fiscales y las fuerzas de seguridad del Estado, deben actuar de dicho modo cuando tienen constancia de que existen indicios de delito. Si tan siquiera han de hacerlo con la mera sospecha –con intervenciones de diversa consideración, en función de tales indicios–, mucho más ha de ser cuando el presunto delito es flagrante.

Arturo Más ha declarado a los cuatro vientos a través de los medios de comunicación, que convocará el referéndum independentista sí o sí –sic–, vulnerando el artículo 155 de la Constitución Española. Sin embargo, nadie en el Gobierno, ni en la Fiscalía General del Estado, ni en la Judicatura, ni en las direcciones generales de la Guardia Civil y de la Policía, ha dicho esta boca es mía. Bueno, el registrador sí que ha hablado. Bla, bla, bla…

Cuentan con que se trata de una aventura imposible. Si se convoca el referéndum y sale que no, asunto resuelto. Si sale que sí, también resuelto porque el resultado es un imposible. Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible, que decía Rafael El Gallo.

De sobra sabe Mas, y quien quiera entender, que la independencia es imposible. Que Cataluña pueda formar parte de la Unión Europea es imposible. Que el Barça sea expulsado de la Champions es imposible. Que los nacionalismos vasco y catalán tengan saciedad es impensable. Que la mayoría de los catalanes no quieran ser españoles es una pamplina más grande que el sombrero de un picador.

Villanos, protozoos… ¡Cuánta sabiduría cabe dentro del Diccionario de la RAE!

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