Viéndolas pasar

Y todo aquello acabado en “miento”

¿No han observado los lectores que últimamente las palabras de moda en Villena tienen una terminación común? Sí, soterramiento, alejamiento, desmantelamiento, incluso, trasvasamiento… miento, esta última no se está usando, no está de moda. Aunque si lo dijésemos en valenciano, seguramente valdría para el experimiento, digo, experimento.
Una vez leí en un libro de Dale Carnegie una anécdota, tal vez algo más que eso, muy interesante y que con el tiempo me ha servido de mucho, hasta el punto de ganar, en determinadas ocasiones, las alabanzas de mis contertulios ante el análisis de ciertos problemas que se planteaban.

La historia es la siguiente: Fue contratado, como consultor externo, por el ejército de los EE.UU para analizar las razones por las que sus baterías de artillería no alcanzaban el grado de eficacia en la cadencia de disparo que supuestamente garantizaba el fabricante. Este consultor observó que, en efecto, los disparos de artillería tenían unas demoras injustificadas y preguntó primero al oficial de tiro cuál era la razón por la que tras cada disparo y estando el cañón dispuesto para un nuevo tiro, transcurrían unos segundos, como 12 ó 15, hasta que se daba la orden de disparo. El oficial dijo que así se lo habían enseñado en la academia y es lo que hacían todos los oficiales de artillería.

El caso es que el consultor preguntó en la academia y, efectivamente, así se explicaba a los alumnos que debían disparar sus cañones. No había una razón técnica que apuntase en esta dirección ni que sugiriese la demora entre cada disparo. Finalmente, buscando entre los libros remontándose a años atrás, encontró lo que buscaba. Resultó que la demora, esos 15 segundos que hacían perder toda eficacia a la artillería, se había mantenido en las enseñanzas militares desde la época en la que los cañones eran arrastrados por caballos y mulas. Cuando se disparaba el cañón que estaba enganchado al animal, éste se asustaba y como es lógico, movía el cañón. Para evitar que el animal saliese en estampida en cada disparo, una vez cargado el cañón y dispuesto a ser disparado, el soldado correspondiente iba hasta las riendas del caballo, lo sujetaba y centraba de nuevo y disparaba. En esa maniobra se perdían esos segundos.

Desaparecieron los caballos, se motorizaron los cañones, sin embargo, se mantuvo la falsa creencia de que había que esperar 15 segundos entre cada disparo para sujetar unos caballos que no existían.

En estos días, en realidad desde hace muchos, muchos días, meses y años, diría, se mantiene en un sector de nuestra ciudad y de su núcleo político, principalmente entre los que integran el actual equipo de gobierno, el soterramiento de las vías como solución al problema que genera el ferrocarril en Villena. Entiendo que finalizando la legislatura de 2003, siendo éste el caballo de batalla y pieza fundamental en aquella campaña electoral, se mantuviese el convencimiento de que aquella era la solución buena para Villena.

Hoy, 4 años o más han pasado y tengo la impresión de que se sigue defendiendo aquello del soterramiento por las mismas razones por las que un soldado iba a sujetar unas riendas de un caballo que no existía, es decir, no hemos revisado la situación actualizándola con los nuevos datos que nos han ido llegando y que, estoy seguro, de no existir una componente electoralista, nos permitiría a todos hallar un punto de encuentro que, de verdad, nos uniese para buscar la solución al problema del ferrocarril a su paso por Villena. No una solución cualquiera, sino la mejor solución para nuestra ciudad.

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