El Ordenanza

Bribones

El Ordenanza. Capítulo 205

Escena 1

  • ¡A ver, tú, pedazo de calzonazos! ¿No te había advertido que tus sobrinitos no pisaran la isla?
  • Pero cielito, no hacen nada malo viniendo de vacaciones con la familia.
  • ¡Ponernos en evidencia, Felipe! Esos niños están engendrados por el diablo.
  • Tranquilízate, anda. Son sólo unos críos. ¿No recuerdas cómo lo pasábamos cuando teníamos su edad?
  • A su edad, tú y yo no nos conocíamos.
  • Ya, pero a su edad nos la sudaba todo. ¡Éramos espíritus libres!
  • ¿Tú? ¡Pero si eras un Playmobil! Seguro que, a esa edad, todavía eras virgen.
  • No, no era virgen.
  • Pues, la gente pensaba que sí o, al menos, que eras más corto que las mangas de un chaleco.
  • ¡Qué va, Leti!
  • ¿Cuántas veces te tengo que decir que no me llames Leti?
  • Pero, Leti…
  • ¡A mí me tratas de S.A.R. o duermes en el sofá!
  • ¡Cuando te da ese nervio absolutista, se me pone el cetro como a Fernando VII!
  • ¿Qué estás diciendo? ¡Qué asco, Felipe! Haz el favor de no hacer esos comentarios obscenos o…
  • … o dormiré en el sofá, ya lo sé. Lo siento, cariño.
  • S.A.R.
  • S.A.R. cariño.
  • S.A.R. a secas.
  • ¡Tú sí que eres seca!
  • ¡Bueno! ¡Soltad los perros y cerrad las puertas que ya estamos todos!
  • ¡Cuidadito con lo que dices, que todavía soy la madre del Rey!
  • ¡Oh! ¡Mira cómo tiemblo!
  • ¡Deberías! Recuerda que he pasado más de media vida con tu suegro y he aprendido muchos ardides, bonita.
  • Mamá, Leti… por favor…
  • ¡S.A.R.!
  • S.A.R., mamá: dejad de discutir, que cuando alguien pelea en La Zarzuela, llora el niñito Jesús.
  • ¡Madre mía! Si en vez de tener un hijo, hubieses puesto una granja…
  • ¡Mira! ¡Algo en lo que estamos de acuerdo, nuera del demonio!
  • En el fondo no somos tan distintas, Sofía.
  • Bueno, yo hablo varios idiomas, he llevado una vida discreta y ejemplar, no como tú, que siempre has pecado de trepa y casquivana.
  • ¡Chicas, por favor!
  • Felipe, ya te dije que no era buena idea que viniésemos a Mallorca este verano. Además, Leonorcita entra en las Fuerzas Armadas hoy, ¿no?
  • ¿No sabes qué día entra en el Ejército tu propia hija? ¡Mala reina y mala madre!
  • De esas cosas me encargo yo, mamá…
  • ¡No la defiendas, Felipe! ¡Esta mujer traerá la ruina a la dinastía borbónica!
  • ¡Eso es, Felipe! No me defiendas, que ya lo haré yo solita.
  • ¿Entonces, qué hago?
  • ¿Cómo que qué haces? ¡Ve a hacerle el petate a Leonorcita! ¿No querrás que se lo prepare yo, verdad?
  • Por supuesto que no, Let… digo… S.A.R.
  • ¡Así me gusta!
  • ¡Hay que joderse! ¡Tantos años cuidándote, hijo mío, para terminar viendo cómo, la republicana ésta, te somete como a un cordero!
  • ¿Me has llamao republicana, vieja bruja? ¿Olvidas que soy tu reina?
  • ¡Nunca aceptaré a una plebeya como reina!
  • ¡Huy lo que me ha dicho!
  • ¡Te lo digo y te lo repito!
  • ¡Te faltan Glücksburgs, abuela!
  • ¡Plebeya! ¡Plebeya! ¡Plebeya!
  • ¡Te arranco los pelos!
  • ¡Mala víbora!
  • ¡Te arrastro del moño por todo el palacio!
  • ¡Suéltame!

Escena 2

  • ¡Creía que no se iba nunca!
  • ¡Buah! Ha sido vernos enzarzadas y ha escapado a correr como alma que lleva el diablo.
  • Yo no sé cómo pudiste tener un hijo así, la verdad. Le pinchas y no le sacas sangre.
  • ¡Mejor para todos, querida!
  • Desde luego que sí.
  • Además, no hace falta estudiar mucha historia para darse cuenta de que los Borbones son más que manejables.
  • ¡Menuda estirpe!
  • A éstos les das de comer, de beber y de f*ll*r y haces con ellos lo que quieras.
  • ¡A veces son un poco… retorcidos!
  • Eso sí…
  • Cuando trae la corona a la cama… ya sé que me toca.
  • ¿También te hace la Marcha Real?
  • La última vez, casi consigue culminar. Menos mal que una ha cubierto reportajes más crudos que ése.
  • Mi Juancar era incansable. ¡Qué hombre! No lo tumbaba ni con cloroformo.
  • ¡Qué exagerada eres, Sofi!
  • Por cierto, lo de los nenes…
  • ¿Lo del Froilán y la Vic?
  •  Sí. Creo que fuiste demasiado dura con ellos, Leti.
  • Suegra, a estas alturas, lo que tenemos que hacer para salvar la Institución y, por tanto, nuestro futuro, es pasar desapercibidos. Ya tuvimos bastante con tu marido y sus puteríos como para consentir ahora que, estos mocosos del pijo, nos pongan en riesgo el chiringuito.
  • ¡Son jóvenes!
  • ¡Son Borbones! ¡Y deben comportarse como tales!
  • ¡Pues eso hacen, querida! ¡Se comportan como auténticos Borbones!
  • ¿Pero es que nadie, en esta familia, ha leído a Maquiavelo?
  • ¿Un Borbón leyendo algo que no sea un discurso anteriormente preparado? ¡No les pidas tanto, Leti!
  • El caso es que, tus nietos ponen en un brete la integridad familiar y, por tanto, nuestros intereses. Deberías hablar con ellos e intentar convencerlos de que no monten más pirulas.
  • Intentaré hablar con Vic, que con lo de la gala de Starlite, ha ganado muchos puntos ante el populacho… aunque no te prometo nada.
  • ¿Y no hablarás con Froilán?
  • ¿Con Froilán? Paso. Ese chaval es un auténtico bribón.
  • Ya…
  • Bueno, ¿vas a llamar a Victoria o qué?
  • ¡Ay, chica! ¡No me metas tanta prisa, que una ya tiene una edad!
  • ¡El tiempo apremia, Sofi!
  • Lo sé, pero no nos podemos dejar llevar por la ansiedad. He de medir muy bien mis palabras, para ganarme su confianza y que me vea como una amiga.
  • Gracias, Sofía.
  • De nada, nuera.

Escena 3

  • La cosa es que, tenéis que intentar no liar esas tanganas o, me voy a mosquear y no os voy a dar aguinaldo en Navidad. ¿Me sigues, colega?
  • Puesssss… te sigo regular, abuela. Estás como… rara.
  • ¿No te enrolla cómo meneo la sin hueso?
  • What?
  • No sé, intento que confíes en mí.
  • ¿Y por eso me hablas como el Vaquilla?
  • Mira, Victoria Federica de todos los Santos: sabes que eres mi nieta favorita, pero te estás yendo de madre. Ya tenemos bastante con que tu hermano sea el Paquirrín de la familia como para que tú sigas sus pasos. Déjate de toreros y Djs, que al final te vas a llevar la hostia que te falta.
  • Y dile al Froilán que lleve cuidao con sus movidas, que no puede dar más vergüenza ajena. ¿Lo pillas ahora?
  • Alto y claro.
  • Pues eso.

Escena 4

  • Es fantástico poder estar aislados de todo en vacaciones. ¿Verdad, Avelino?
  • Y que lo digas, Aurora. Esto sí es vivir a cuerpo de rey.

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