El Ordenanza

Cómo el Grinch restableció la Navidad (tercera parte)

El Ordenanza. Capítulo 175

Escena 1

  • … y me mandó a freír puñetas, tío.
  • Tranquilo, Juanjo, se le pasará.
  • No sé. Nunca lo había visto tan cabreado.
  • ¡Y el monigote ése del del Grinch sin parar de meter el dedo en la llaga!
  • De eso quería hablarte: estamos ante un problema serio. El Grinch no ha perdido el tiempo. La gente ya no se fía de nadie. Es un desastre… todos se mueven por un interés enfermizo y hacen lo que sea para conseguir lo que desean.
  • Es cierto.
  • Los ancianos ya no miran las obras, los jóvenes del Instituto han apilado pupitres, mesas y sillas en le patio y les han prendido fuego para calentarse. Los niños ha robado el cobre de todo el alumbrado navideño para venderlo y comprarse ellos mismos los regalos. Los camioneros se han puesto en huelga y los comercios han subido astronómicamente los precios. Las Fuerzas de Seguridad del Estado están que trinan. Temo que estemos al borde de un motín o una sublevación o algo así. Creo que es hora de convocar un gabinete urgente de crisis.
  • ¿De crisis? ¿Y a quién vamos a llamar? Andrés no me dirige la palabra, Marta está a la greña con Gabriela porque sus concejalías se han incompatibilizado. La Comisaria jefa de la Policía Local se ha enrolado en una compañía de teatro que está preparando un musical sobre Marta Sánchez…
  • Estamos jodidos. Todo el mundo está emponzoñado.
  • Casi todos, sí.
  • Tenemos a Sira, a Avelino, a Clara…
  • No, a Clara tampoco, alcalde.
  • ¡Joder! ¿Qué hay de Roque?
  • Desaparecido.
  • ¿Y las dos concejalas no adscritas?
  • … ¿? …
  • Señor alcalde, se ha desatado el caos.
  • ¡Avelino!
  • El pueblo se ha echado a la calle y, como no saben muy bien qué quieren, lo están destrozando todo, señor alcalde.

Escena 2

  • ¡Hola!
  • ¿Hola? ¿Qué haces que no estás robando, rompiendo o incendiando, pequeña quién?
  • ¿Por qué iba a hacer eso?
  • Porque la Navidad ha muerto, niñita. Te lo digo yo.
  • ¿Y tú quién eres?
  • ¿Que quién soy? ¡Soy el inimitable Grinchy Grounchy Grinch!
  • ¡Pero si no hablas en verso! ¡Eres un fraude!
  • ¿Un fraude? ¿Verso? Ejeeeemmmm…
    Un fraude es Santa,
    que ni reparte presentes,

ni ríe, ni canta.
Fraude son los Reyes Magos,
pues no son ellos

los que te dan los regalos.
Yo he venido a librarte
del embuste navideño,
de villancicos, ponche y
de mentiras de ensueño.
Pues mientras estás en la cama,

los regalos los colocan,
bajo el árbol, papa y mama.

  • La última rima te ha quedado un poco… metida con calzador…
  • Ya, es que soy el Grinch, no Pablo Neruda.
  • … bueno… supongo que tendré que ir a destrozar cosas y eso…
  • ¡Exacto pequeña quién!
    Rompe, roba, quema así
    para que todos sepan, pues,
    que la Navidad es un ardid.
  • Vale, pero tú practica un poco la rima consonante, que eres un poeta fatal.
  • ¡Trato hecho!
    ¡Hale! ¡Tira a hacerlo to polvo!
    Que no quede nada…
    … nada… estooooo… nada…
  • ¿Nada qué?
  • ¡Que te vayas a destruir el mundo conocido, niñita del demonio! ¡Nos ha jodido, la crítica literaria de los…

Escena 3

  • Conectamos directamente con nuestra corresponsal de TVE1 en la zona, Eva Fernán. Buenas tardes, Eva.
  • ¿Buenas? ¡Serán para ti! Aquí la gente ha perdido la cabeza y van por ahí, haciéndolo todo mistos. Se suceden actos vandálicos tales como quema de contenedores, destrozos en cafeterías, bares, restaurantes y salones de bodas, pintadas en los muros de las iglesias, robos en tiendas de electrónica, saqueo de supermercados, un puntapié a una papelera y este señor de atrás, que ya me ha tocado el culo tres veces. Dentro vídeo. Los sucesos se han precipitado en esta población alicantina desde que, hace unos días, llegase a la localidad un geniecillo anti-navideño que ha ido haciendo de las suyas hasta sumir a los habitantes de la ciudad en el más absoluto caos. El alcalde ha emitido un comunicado para que terminen inmediatamente los saqueos y todo vuelva a la normalidad pero, en respuesta, se han producido concentraciones violentas bajo el grito «¡Ven a poner orden, si tienes huevos!» y se han levantado barricadas rodeando las dependencias municipales. El asunto ha llegado a la Diputación Provincial de Alicante pero, al no estar en su puesto de trabajo ninguno de los diputados, el personal no ha querido hacerse cargo del marronazo.  Asimismo, el concejal responsable de la Policía Local de la ciudad, ha hecho unas declaraciones en las que quita hierro al asunto: «Son cosas de muchachos, en cuanto se cansen de hacer destrozos, pararán». Todo esto ocurre mientras el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Gobierno y la Oposición dan más vergüenza ajena de la que estamos acostumbrados. España es así: un puticlub. Devolvemos la conexión a nuestros estudios de TVE1. Seguiremos informando.
  • Muchas gracias, Eva.

Escena 4

  • ¡Hombre, alcalde!
  • ¡A ti quería yo encontrarte, bichejo verde!
  • ¡Vaya, vaya! ¡Bichejo verde! ¡Qué ofensivo!
  • ¿Se te ha ido la olla o qué? ¿No ves la que has liado?
  • ¿Yo? Vosotros, humanos. habéis convertido la Navidad en un montón de rituales chabacanos, luces molestas y compras desorbitadas. ¡Y no te digo nada de los villancicos! ¡La madre que os parió! La Navidad no proviene de una tienda. No es comer y beber hasta reventar. Es necesario derruir los cimientos de las tradiciones que os habéis impuesto para salvar algo tan sencillo como la Navidad, que andáis más perdidos que un pato en un garaje.
  • ¿Me quieres decir que has liado todo ésto para darnos una lección de moral?
  • Sí.
  • ¿Y crees que alguien va a aprender algo?
  • … yo…
  • ¡Joder, Grinch! ¡Has puesto patas arriba la ciudad y a sus gentes! ¡Voy a ser el alcalde peor valorado de la Democracia!
  • ¿Te importa eso?
  • … no mucho, la verdad.
  • Tranquilo, alcalde. Cuando se cansen de romperlo todo, pides una subvención para reparar los daños (o, directamente, que se declare zona catastrófica), te inventas un bono navideño para que los ciudadanos se dejen hasta la última peseta en compras navideñas y ¡todos contentos!
  • ¿Estás seguro?
  • No, pero tampoco tenemos otra manera de terminar el capítulo.
  • ¿Sabes que tienes una buena patada en la cabeza, verdad, Grinch?
  • Ya, tío. No puedo evitarlo.
  • En fin. ¿Te vienes a cenar a casa esta Nochebuena?
  • ¿Qué vais a cenar?
  • Ni idea… estando mi hermano y mi padre… algo de lata seguro.
  • ¡Enga!

(Votos: 4 Promedio: 5)

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