Vida de perros

Consenso y Presupuestos

Llegó el final de febrero, con temblorosas carnes agitadas por Venezuela y Ucrania más que por el frío de las fechas. Mi vecina, con su usual gracia, me puso sobre aviso: “la próxima semana toca periódico de papel”. Ella es mi Outlook, no necesito ni teléfonos, ni computadoras, ni televisores. Ella además, como yo, somos la gente esa que desgasta sus suelas de goma en el asfalto, que gasta menos porque cuesta más, que prefiere decir que no entiende lo que dicen los telediarios. Y entre esa gente que muerde sus labios después de otro vergonzoso Debate sobre el Estado de la Nación, somos la gente que afronta el Pleno Municipal de febrero antes de arrancar otra página al calendario.
Una sesión centrada en la presentación de los Presupuestos Municipales para el año 2014 ya expuestos públicamente la semana anterior. Pero una sesión que se saldó con dos mociones presentadas por el grupo en la oposición que fueron aprobadas por unanimidad. ¿Será la luz al final del túnel? ¿Una esperanza en el oscuro túnel de la contienda política, de la lucha de siglas? No lo sé, puede ser, sobre todo si olvidamos la estrategia de comunicación previa a la sesión plenaria. Porque, y más después al certificar la resolución unánime, a uno le sobra la actitud ofensiva (o defensiva), y la adjetivación despectiva –con pretendida ironía que resulta rencor y despecho– de las ruedas de prensa. Por no decir que resultan, casi podría decir graciosos, desconcertantes en estas declaraciones esos pequeños detalles, y es que el discurso leído pierde elocuencia y credibilidad y siempre te hace quedar como leyendo las palabras de otra persona (aunque tampoco es cosa de andarse sin papeles tipo Rubalcaba, dando la impresión de que vas a decir lo de siempre).

El caso es que se aprobaron unánimemente dos mociones del Partido Popular y este hecho suma tantos puntos a favor de este partido como a favor del Equipo de Gobierno. Pues si en uno da muestra de su trabajo, en el otro muestra esa coherencia –raciocinio, tolerancia– que como punto fuerte siempre se busca poner en entredicho. Pero centrándonos en el hecho en sí, diría que resulta alentador. Porque de algún modo transmite el interés, el esfuerzo y el trabajo que en el Ayuntamiento se realiza por Villena. Y aunque quizás ustedes, queridas personas, puedan decirme que apunto muy bajo, entiendan entonces a qué altura sitúo mi valoración de la actividad política (a las pruebas me remito).

Queda ahora el tema de los Presupuestos que ya se anunciaron escuálidos, factibles se afirma gracias al esfuerzo realizado por las distintas áreas o concejalías (lenguaje del siglo XXI: esfuerzo igual a recorte). Unas declaraciones que a mí no me produjeron más que intranquilidad, sinceramente. No pierdo el tiempo en imaginar cuáles serán las consecuencias de los esfuerzos administrativos, que al final siempre son sacrificios ciudadanos. Poco a poco los padeceremos. Sabemos que cualquier cosa vale antes que negarse a cumplir con el negocio de la usura, y que indiscutiblemente nuestro compromiso social debe ser prioritario. Así resulta más sencillo intuir por dónde irán los tiros. Y aunque debería pecar de prudente, aquí sí puedo decir que pese a todo el camino siempre continúa al frente y que si una economía de supervivencia supone una parada o un retroceso, entonces para mí no es válida. Porque entraña peligro de aislamiento, endogamia, ensimismamiento, autocomplacencia. En ese sentido mis temores van dirigidos a un salto atrás en el tiempo, acorde con el devenir nacional, hacia un punto desde donde tropezar con las mismas piedras y luchar para vencer los mismos dragones.

Y a todo esto, ¿qué ponemos en la Rotonda de la Morenica?

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