De recuerdos y lunas

Cuchara de palo

¿En Villena y en casa de Estudiante?... Cuchara de palo. Seguro.

Predicar con el ejemplo lo recomiendan los sabios. Abusando de internet –véase sabidurias.com– así dice Einstein: "Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera". Así Charles James Fox: "Los ejemplos son diez veces más útiles que los preceptos". Así un proverbio suizo: "Las palabras son enanos, los ejemplos son gigantes". Así Séneca: "Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos". Así Turgot: "El principio de la educación es predicar con el ejemplo". Así Mahler: "No hay más que una educación, y es el ejemplo". Así muchos anónimos: "El ejemplo es el idioma más persuasivo". "Hay que predicar con el ejemplo". "Las palabras mueven, los ejemplos arrastran". "No es lo mismo predicar que dar ejemplo." –O trigo–. "No hay predicador más persuasivo que San Ejemplo". "No hay cosa más triste que un buen consejo acompañado por un mal ejemplo"...

Y resulta que este año, en la revista Villena, José Fernando Domene Verdú escribe un artículo bajo el título "La insuficiencia de las fuentes documentales en la investigación histórica" dando lección y método sobre el quehacer historiador, recordándonos que más allá de los documentos escritos en general y más allá de las actas oficiales en particular existen otras fuentes para hacer historia. Ya arqueológicas, ya orales, ya audiovisuales... Domene tiene razón. El peso veraz de cada fuente lo dará el cotejo, la pertinente revisión crítica, el contraste de hipótesis... Por esto es labor apasionante la labor del historiador; al cabo, detective del pasado. Por esto, aun cuando uno tiene muy segura una conclusión, no cabe lanzarla como definitiva porque a veces hay que rectificar. Mucha humildad exige nuestro saber. Mi experiencia, como historiador que quiero ser, me ha descubierto que de reeditar algún estudio mío publicado hace tiempo cabrían ahora nuevos matices y correcciones. No se me caen los anillos reconociéndolo porque he visto a historiadores admirables, de un congreso científico a otro, matizar algunas afirmaciones anteriores. Y no es saber relativo el saber histórico, es ciencia que se reconstruye continuamente. Alguna vez, nos equivocamos. El mismo Domene Verdú se equivoca.

Hace bien Domene en reivindicar otras fuentes aparte de las documentales, pero no debería olvidarlas como le pasa cuando hace "historia" sobre el generoso fondo bibliográfico donado por el catedrático Juan B. Vilar a la ciudad de Villena. En artículo publicado en el especial Día 4 que fuera, páginas 347-349, en la nota 2, afirma Domene que Vilar donó su biblioteca por haber sido nombrado pregonero de las Fiestas de Villena en 1996. En agradecimiento.

Si Domene hubiera consultado alguna fuente escrita podría haber sabido que el profesor Vilar venía legando sus libros a Villena desde 1986, siendo alcalde Salvador Mullor, y que por tanto la donación no es resultado de haber sido nombrado pregonero diez años después –con mucho acierto por cierto– por Vicente Rodes. Domene podía haber sabido esto acudiendo a alguna fuente escrita, leyendo nuestros artículos "El fondo Juan Bta. Vilar: la biblioteca de un humanista" y "De bibliofilia" publicados en la revista Villena en 1994 y 2003 respectivamente. O si acaso no le interesa lo que nosotros escribimos, bien podría haber acudido a la publicación "Catálogo del Legado Juan B. Vilar" (2002) donde Mar y María José Vilar, hijas del donante, y Pilar Díaz con el equipo facultativo del catálogo dan cumplida razón y origen del fondo. Allí está claramente escrito, documentado, lo que corrobora el yerro de Domene Verdú, el de la insuficiencia de las fuentes.

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