Vida de perros

Eliminemos la concejalía de Cultura

En estos tiempos de documentales de exaltación campechana de la familia real. En estos tiempos de incertidumbre en Cataluña. En estos tiempos de juicios por corruptelas del Partido Popular donde por fin se habla claro aunque los delitos, qué cosas, hayan prescrito. En estos tiempos de anuncios sobre subida de tasas en el recibo del agua o en la zona azul (que solo ha faltado justificar en base a esta maravillosa recuperación económica que a nadie pasa desapercibida).
En estos tiempos, tras el último pleno municipal, el portavoz de Partido Popular Miguel Ángel Salguero nos regaló una comparecencia destinada al ataque y derribo de la Concejal del grupo Verde Conchi Beltrán. Y aunque el reproche apunta a lo largo y ancho del trabajo desarrollado por la edil en la Concejalía de Cultura, en el fondo se ajusta a dos asuntos sobre los que intervienen departamentos y realidades que no se circunscriben particularmente a tal área. Aun así, como fiera de presa que no suelta bocado, recupera con diferente titular la misma comparecencia que ha venido ofreciendo en ya demasiadas ocasiones.

Dejando sus cuitas en las manos oportunas a las que ustedes las han llevado con sus denuncias, señor Salguero, sí me gustaría detenerme en otro aspecto de su intervención. Concretamente cuando habla del trabajo político en “una de las concejalías (la de cultura) más sencillas de llevar, porque está llena de técnicos profesionales, creativos y con ideas, a los que basta con no entorpecer y dejar hacer su trabajo”. Palabras que no dejan de sorprenderme, más todavía siendo consciente de su juventud. Porque demuestra que pese a la renovación generacional hay cosas que su partido sigue sin entender, como el bien común frente al beneficio empresarial, o como la dimisión en respuesta a un error público y flagrante, o como la Cultura como herramienta de evolución social.

Entiendo que históricamente la política de su partido en materia de cultura siempre ha pasado por la “colocación” de personas afines en puestos de dirección: teatros, museos, festivales… Entiendo que la visión cultural de su partido nunca ha aspirado a mucho más que a levantar monstruosos edificios sin que la ausencia de una planificación sociocultural sobre ellos constituyera algún problema. Entiendo incluso que en sus programas electorales se exprese sin rubor y por su ausencia la falta de consideración que su partido tiene sobre la Cultura. Pero de ahí al alarde tecnócrata con el que usted se refiere al trabajo en el terreno cultural de nuestra ciudad hay un trecho.

La política pese a usted y a su partido sí se ocupa de la Cultura, porque –y quizás es aquí donde ustedes hacen ascos– la Cultura es expresión popular, es maduración de ideas y por tanto es el modo en que entendemos el mundo. Pero dados su convencimiento y la rotundidad de sus declaraciones en esta materia, ¿por qué no propone suprimir la Concejalía de Cultura? Ese asunto ajeno a la política, ese asunto dado a la participación, a la democracia. ¿Para qué tener una Concejalía de Cultura, o de Servicios Sociales, o de Juventud, si con no molestar basta?

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