Desde el acantilado

Guapa, guapa y guapa

Allá por el mes de junio nuestro M. I. Ayuntamiento nos presentó una campaña con el ingenioso eslogan de “Villena te vamos a poner guapa”. Han pasado seis meses, los que se supone que iba a durar la campaña, y es el momento de hacer balance de la misma.
La campaña se realizó partiendo del “Observatorio de la limpieza pública”, invento del cual no tengo la menor idea ni de quiénes fueron sus componentes ni de si ha hecho un seguimiento de la campaña y ha sacado conclusiones de los objetivos alcanzados. Este observatorio llegó a la conclusión inicial de que “la limpieza de la ciudad es mejorable”, por lo que si se reúnen y el desenlace de esas reuniones es tan agudo y brillante como el del inicio de la campaña, más vale que no pierdan su tiempo y neuronas y se dediquen a algo más provechoso. Desde luego no hacía falta ser un gran observador para decir que la limpieza viaria era manifiestamente mejorable, que el mobiliario urbano estaba sucio, que los contenedores no eran bien usados, que el pueblo estaba lleno de excrementos de perros y en definitiva, que había una escasa concienciación ciudadana.

La campaña se intentaba servir de dos estrategias: mejorar y ampliar los servicios por un lado y concienciar a la ciudadanía por otro. El primero de ellos, mejorar los servicios, no era muy difícil de conseguir; presten mucha atención porque el ingenio de nuestros gobernantes para conseguirlo no tiene parangón en la reciente historia mundial: el Ayuntamiento negocia con la empresa concesionaria, se amplía la dotación presupuestaria, et voilà, como si el mejor Juan Tamariz hubiera venido a Villena con sus trucos, ya tenemos recogida de basura los sábados.

La segunda estrategia es bastante más difícil de conseguir. La concienciación ciudadana depende mucho de la actuación de cada persona entendida individualmente. Si bien es cierto que cualquier campaña de concienciación para mantener limpia la ciudad siempre será insuficiente, también lo es que hay analizar si la campaña ha sido la adecuada. No voy a enumerar todos los pasos que ha seguido y sus logros, pero sí opinar sobre algunos de ellos.

La divulgación de la campaña a través de gorras, camisetas, trípticos, vallas publicitarias y demás merchandising es lógica, pero creo que no ha sido muy acertada ni en cuanto al diseño ni en cuanto a los mensajes que el ciudadano ha recibido. Por ejemplo, en las pegatinas que se han puesto en los contenedores para indicarnos la hora a la que tenemos que sacar la basura no queda muy claro si es a las 21 horas o a las 22, pero como somos muy avispados entendemos que a partir de las nueve la podemos sacar hasta las doce de la noche.

La renovación del mobiliario imagino que iba dirigida a instalar nuevas papeleras y contenedores en aquellos lugares en los que no estuvieran en condiciones; pero sigo viendo las mismas papeleras, los mismos contendores rotos, sucios y con la singularidad de que al colocarles las gigantescas pegatinas se aprecia mucho más la porquería que antes.

La ampliación de los contenedores soterrados es una buena idea y aunque su instalación supone muchas molestias, después los vecinos lo agradecen siempre que la recogida de los mismos se haga con regularidad. La eliminación de barreras arquitectónicas es un objetivo loable y para su consecución cualquier esfuerzo debe ser bien recibido por todos. A pesar de todo y de no haber conseguido poner “guapa” a Villena, creo que debemos apoyar este tipo de campañas de concienciación ciudadana porque van en beneficio de todos.

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