El Volapié

La importancia de los peces fluorescentes

Almudena Solana ha puesto este título a su última novela, que trata sobre la vigilia, el fantasma del insomnio y Morfeo, el dios de los sueños. Esta escritora cree en los sueños, lucha por los sueños y no cree que haya nadie en este mundo que quiera dejar de soñar.
Carlos Arruza contaba que una noche soñó con todos los toros que había matado a lo largo de su carrera. Todos esos toros a la vez irrumpían en la habitación de su hotel por la puerta por las ventanas y el mejicano se veía desbordado por tan surrealista ensoñación. El genial Antonio Mingote puso imagen en una conocida viñeta a esta semblanza del importante matador de toros, que compitió en los ruedos con Manolete y que perdió la vida en un accidente de tráfico.

Yo también he soñado con toros. Todo comenzó como una broma hasta que empecé a ver por todas partes los carteles anunciadores de la corrida: Domingo Ortega, Luis Francisco Esplá y yo. Inolvidable. Recuerdo este sueño como si lo tuviera grabado en un DVD. Cuando estaba a punto de comenzar el paseíllo yo le confesaba al maestro de Borox que todo era un timo, que yo era un impostor, que yo no había toreado en mi vida, que yo no podía salir, que yo no… Comenzó la corrida y ellos iban toreando mientras yo permanecía refugiado detrás del burladero hasta que llegó mi hora. Ni siquiera despierto he pasado nunca tanto miedo como en el momento de lancear al toro. Esplá no se movía de mi lado, me iba explicando todo lo que tenía que hacer y ayudándome a hacerlo. Cuando finalmente tuve que entrar a matar me di cuenta claramente que sería incapaz de hacerlo. El miedo se convirtió en pánico. No tenía escapatoria. Entré a matar en la suerte contraria por recomendación del maestro y me llevé un tremendo cornalón en la barriga, tan grande que no me lo podía tapar ni con las dos manos. Cuando me llevaban camino de la enfermería me desperté sudando y muerto de miedo. ¿Hay algún psicoanalista en la sala?

Soñar con que el Villena sólo tiene dos copas de Europa menos que el equipo del antiespañol Juan Lapuerta; soñar con Mónica Belucci y Elsa Pataky, las dos a la vez; soñar que soy un farandulero de la ceja y que ZP también me otorga una subvención para alguna actividad inefable; soñar que viajo en el Azor pescando atunes de tonelada; soñar con toros en Villena; soñar con lo que sea, antes que caer en la desesperación del insomnio que sobreviene por culpa de las preocupaciones.

Cuando esto sucede, Almudena Solana deja entrar en su dormitorio la luz de los fluorescentes, que supone la salvación de un humano en posición horizontal y en plena noche. El descanso nocturno es fundamental para el correcto equilibrio y si no lo conseguimos, al menos soñemos despiertos porque el futuro es de aquellos que creen en sus propios sueños.

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