La Rockola de Fernando

La Rockola de Fernando: La que se avecina

Escribo estas líneas justo el día en que se ha dado por terminada la legislatura, paso previo a la convocatoria de elecciones para el próximo 20 de diciembre. Nadie dudará a estas alturas de que ha sido una legislatura movida, tal y como corresponde y hubiera correspondido a cualquier otra que se hubiera desarrollado, en tiempos tan convulsos.
No hablaré de herencia, ya que por desgracia, la que se dejan los políticos siempre suele ser mala, sean estos del color que sean o así al menos lo anuncia siempre el partido ganador, salvo cuando le toca a él mismo perpetuarse durante otra legislatura en el poder, señal por otra parte de que lo realizado en el periodo anterior ha sido del agrado de la ciudadanía. Sí que diré que se empezó con unos datos económicos verdaderamente desalentadores, tras las dos legislaturas de gobierno socialista con el malhadado Zapatero al frente.

A partir de ahí comenzó una legislatura que en mi opinión se ha caracterizado por una labor de acoso y derribo al gobierno actual como nunca antes se había visto. El nacimiento de nuevas formaciones (Podemos) y el crecimiento de otras (Ciudadanos) ha ido dando lugar al declive de los partidos, digamos clásicos, tales como IU, PSOE o el no tan clásico UPyD de Rosa Díez, con unas cifras en las últimas citas electorales poco menos que simbólicas y con una espantada general de la mayoría de sus capitostes, demostrando que leyeron con atención ese pequeño bestseller de auto superación titulado “¿Quién se ha comido mi queso?” y yendo raudos a buscarse otro queso al ver que este se terminaba. Prueba de ello ha sido el paso de Irene Lozano a la formación de Pedro Sánchez, eso sí, sin soltar a UPyD hasta que no se ha confirmado dicho paso, no sea que no haya garbanzos que poner en la mesa.

Por el camino, un desgaste tremendo de un gobierno al que se le podrán achacar muchas cosas, pero al que nadie puede decir que haya llevado mal el tema económico. Hablo de 1.243.000 parados menos que en 2011. Un IPC que ha crecido tan solo un 1,3%, una inflación que ha ido desde un 3% en 2011 hasta un -0.8% este año. En fin, unos datos relevantes de la mejoría económica que ha experimentado el país bajo el mandato de este gobierno. Por el camino las críticas a los recortes en determinados sectores y la pérdida de poder adquisitivo por parte de los trabajadores, sin pararse a mirar en que en cualquier hogar, ante una situación de crisis, se hacen recortes, y cuando hay menos pastel, tocamos todos a menos. No tenemos más que mirar a Grecia y ver en que han ido quedando todas aquellas promesas con las que Tsriza llegó al poder y que ha tenido que ir rebajando poco a poco, como si se tratara de enero en unos grandes almacenes.

Mientras, los partidos que aspiran a gobernar dan unas recetas para la crisis que contaban con una gran ventaja: no había que aplicarlas, con lo cual no pasan de ser teorías en muchos casos inexplicables, pues ante la moda de ese salario social, que en su día puso de moda Pablo Iglesias, y al que ahora, ya con las elecciones a la vista, se van apuntando otros partidos con propuestas similares, propongo una explicación detallada de cómo se puede sacar dinero para esa partida, al tiempo que se quiere aumentar el fondo de la seguridad social, ampliar el periodo de educación obligatoria o hacerse cargo de las viviendas para los que no las tienen. Eso sin tener en cuenta que también nos vamos a hacer cargo de miles de refugiados que no van a salir gratis. Tal vez echen mano de la famosa máquina de hacer dinero, a la que tan acostumbrados son algunos partidos de la oposición.

Eso sí, con tanto hablar de la casta, tanto quitar las corbatas o bailar en los mítines, absolutamente nadie toca aquello que, en mi muy modesta opinión, sí que supondría un ahorro considerable: eliminación del Senado, de las Diputaciones, mancomunación de alcaldías pequeñas, eliminación de organismos inútiles, de un gran porcentaje de cargos de confianza, etc., aunque eso supusiera un leve aumento de las personas en paro, pero seguro que muy compensado con el ahorro de tanto y tanto salario que en algunos casos no paga más que un estomago agradecido.

Mientras, nos iremos preparando para unos nuevos comicios. Volveremos a escuchar las promesas imposibles de los que no piensan ganar. Veremos de nuevo las patochadas de más de uno con bailes ridículos o lenguajes de indio incluidos. Nos dejaremos arrullar por los cantos de sirena de otros y al final, confío en que se imponga la razón y el sentido común y, lejos de entelequias o mundos de Yupi, sepamos votar a esas propuestas serias que nos sigan sacando, como ha sido hasta ahora, de esta crisis que no diré heredada ni provocada, pero que sí sabemos cuándo y con quién empezó.

Que ustedes lo voten bien.

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