La Rockola de Fernando

¿Qué esperaban?

El Movimiento 15-M o de los indignados, fue un movimiento ciudadano formado a raíz de la manifestación del 15 de mayo de 2011, convocada por diversos colectivos, donde después de que cuarenta personas decidieran acampar en la Puerta del Sol esa noche de forma espontánea, se produjeron una serie de protestas pacíficas en España con la intención de promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo PSOE-PP y del dominio de bancos y corporaciones, así como una «auténtica división de poderes» y otras medidas con la intención de mejorar el sistema democrático.
Hasta aquí la definición más o menos técnica y alejada de cualquier pasión que la Wikipedia nos da sobre el ya histórico movimiento del 15 M, que surgió del descontento de una situación que venía dada por la herencia que dejó el gobierno de Zapatero y que según los conformantes del movimiento el PP tampoco solucionaba. Todos recordamos aquellos días, con un montón de antisistema acampando de forma anárquica en las plazas de las principales capitales y a los que se fueron uniendo algunos jubilados, algunos sin techo y otros más que simplemente pasaban por ahí y que al no tener nada que hacer se apuntaban.

Independientemente de estar a favor o en contra de aquel movimiento, a una enorme parte del país le sirvió para abrir los ojos y darse cuenta de que las cosas podían mejorar, se podían cambiar y había gente que levantaba la voz por ello. La mayoría de los acampados eran gente joven, gente que estaba allí con el convencimiento de que debían de estar y fue por eso por lo que soportaron todo lo posible e imposible, sin mover sus posiciones hasta el ultimo momento. De allí salieron una serie de asambleas que se reunirían de forma regular para seguir todo aquello que estaban pidiendo y ver si su movimiento espontáneo había servido de algo.

Pero entre todos los corderos hay lobos. Un grupo de profesores universitarios, de extrema izquierda y con uno de ellos ya medio convertido en alguien mediático, debido a sus apariciones en TV y a sus programas financiados por el islamismo radical, vieron la oportunidad de cambiar su estatus reconduciendo el movimiento, llevándolo a ser un partido formal en el que los promotores del 15M fueron desapareciendo mientras ellos tomaban posiciones de salida en el nuevo partido.

Podemos, en primera instancia, y Unidos Podemos tras la integración de Izquierda Unida, dejaron claro que aquel partido de asambleario tenía solo el disfraz, pues Pablo Iglesias, principalmente, el “amado líder” de ese nuevo partido. Sus acompañantes primeros no tardaron en discutir las maneras de Pablete y así fueron relegados a lugares donde no poder hacer sombra al líder, el cual seguía defendiendo los orígenes humildes del movimiento al tiempo que usando la palabra “casta” marcaba una clara frontera entre ellos y los de siempre, mientras alardeaba de dichos orígenes, de su pertenencia a un barrio obrero del que nunca saldría y criticaba las viviendas de 600.000 euros que compraban algunos ministros para “especular”.

Y así, mientras aquellos indignados de las plazas seguían indignados, pero ya contentos, pues tenían un partido que los representaba y sin importarles la formación o los antecedentes policiales de muchos de los que fueron a votar cuando llegaron las elecciones primeras, la “cúpula” de ese “soviet supremo” en que Pablo Iglesias había ido convirtiendo el partido, empezó a descubrirse y a poco a poco irse quitando el disfraz.

Primero fueron los 97.000 € de Irán para Pablete cobrados a título personal. Llegaron luego los 7 millones de Maduro para crear un partido bolivariano y la hipoteca concedida a Espinar para la compra de un piso de protección oficial, siendo tan solo becario de una universidad, piso que se vendió en poco tiempo con evidente benéfico económico para el becario. Errejón cobrando una beca por un trabajo que no realizaba, y Echenique contratando asistentes sin seguridad social ni salario de convenio. Por su parte Tania Sánchez, ex de Iglesias, contratando a familiares en el ayuntamiento de Rivas. A Bescansa se le descubre donde vive: en un chalé de una elitista urbanización, muy alejada de esos indignados a los que dice representar.

Y ya como broche final, Pablo, el azote del capitalismo, comprando un chaletazo con un montón de metros por 640.000 €, con una hipoteca superfavorable y cayendo en una contradicción detrás de otra. Así que si alguna vez, esos indignados –que espero ahora lo estén más que nunca al ver que lo de sus líderes ha sido una tomadura de pelo– creyeron que iban a estar representados en las Cortes, se equivocaban. Creo que si quieren algo de verdad, es hora de que se olviden de estos charlatanes de feria, vuelvan a coger el saco de dormir y vuelvan a las plazas, pero esta vez… no dejen que entre todo el mundo.

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