El Volapié

Las medallas

La Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes es una medalla que concede el Ministerio de Cultura de España a aquellas personas o Instituciones que destaquen en los campos literario, dramático, musical, coreográfico, de interpretación…
Estas medallas distinguen a las personas y entidades que hayan destacado en el campo de la creación artística y cultural o hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura o en la conservación del patrimonio artístico. El Gobierno, reconociendo el toreo como un arte, la ha concedido a Espartaco, Ángel Luis Bienvenida, Paco Camino, Manzanares, Enrique Ponce, Antonio Ordóñez, Curro Romero, El Viti, Pepe Luis Vázquez, Antoñete, Rafael de Paula, José Tomás y Francisco Rivera Ordóñez. Este último, que tampoco es santo de mi devoción, desentona claramente en la punta de esta escalera de ases. Posiblemente haya sido este el motivo que ha impulsado a Paco Camino y a José Tomás a devolver las suyas por vergüenza torera, como así se lo han hecho saber a Don César Antonio Molina, “porque el concepto Arte del Toreo lo están ustedes degenerando tanto que ha llegado a los bajos fondos del Toreo. Las medallas no las queremos tener entre tantos y tantos prestigiosos recuerdos y trofeos que sí que valoran nuestro Arte de Torear, porque con ello traicionaríamos el valor y sentimiento de los mismos”.

Cuando escribo estas líneas se sospecha que el instigador del reconocimiento ha sido el ínclito Bono, que ya se autocondecoró nada más llegar al Ministerio de Defensa. De ser así sobran las palabras y en caso contrario bastaría con escuchar sin carácter vinculante a los galardonados de cara a nuevas concesiones.

Las medallas se convierten en rosario cuando me dispongo para ver pasar el cadáver político de Baltasar Garzón por delante de mi portal. Todavía presumiendo la inocencia del juez va a resultar inevitable su batacazo por jugar presuntamente con la Hacienda y el Tribunal Supremo, si no difícilmente se explica que le remuevan un asunto económico que ya ha prescrito. A veces da la impresión de que Garzón han considerado muerto a Montesquieu cuando quien está vivito y coleando es el recuerdo de Al Capone. ¡A quien se le ocurre descuidar los impuestos! Ahora toca que la justicia actúe, ordene y dicte, mucho más cuando tiene que tratar a quien con tanta energía ha imputado a todos, y confiemos en que ahora sean más respetuosos con él que lo que él ha sido con los demás.

Otra buena medalla ha tratado de apuntarse el Partido Popular a través de una campaña promovida por la Generalidad Valenciana en la que nos informan y recuerdan a todos los ciudadanos en una carta personal toda la atención que han prestado al acceso a la vivienda y los beneficios fiscales aplicables para el año 2009. Además ya no tenemos que presentar declaración por el Impuesto Sobre el Patrimonio, lo cual me quita un gran peso de encima y me hace mucho más feliz. ¿Cuánta pasta nos habrá costado esta medallita?

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