El Diván de Juan José Torres

Mercadona y la Cooperativa Agrícola Villena

Son dos excelentes ejemplos de empresas punteras. Mercadona a nivel nacional e internacional, la Cooperativa Agrícola Villena a escala comarcal. Las dos, la primera como importante monopolio y la segunda como necesario proveedor, escenifican primorosamente el efecto dominó que otorga la Reforma Laboral impuesta por el Gobierno de Rajoy. Mercadona es modélica en la Marca Española por su enorme prestigio y porque emplea a decenas de miles de trabajadores, los prepara en cursillos de formación y presenta magníficas ofertas al consumidor; la Cooperativa Agrícola, avala la más considerable contratación de personal en nuestro término municipal: 260 empleados fijos y unos 170 eventuales.
En términos de producción y contratación nadie podría quejarse por tener estas empresas en Villena. Yo mismo estoy orgulloso de ello, y partiendo de mi ideario político de izquierdas próximo a IU, acepto este sistema de producción, de oferta y demanda, de libre comercio y de oferta al consumo. Es extraordinario que existan empresas que produzcan productos agrícolas manufacturados y otras que vendan en sus estanterías los géneros de nuestra tierra. Si esto sirve para generar trabajo y para invitar al dispendio bienvenido sea.

Porque la izquierda que defiendo aplaude la iniciativa emprendedora, la creación de negocios, la contratación de empleo y la generación de riqueza, pero no a cualquier precio. Es necesario un equilibrio entre el beneficio justo y el expolio de la empresa subcontratada, al igual que sería conveniente obtener menos ganancias, pero con una clientela segura, a condenar a la muerte profesional a empresas proveedoras que dependen de la más fuerte. De sobra se sabe que estas grandes superficies, con horarios laborales amplios e incluso festivos, se han comido en un pis pas a establecimientos pequeños incapaces de competir. Desde mi punto de vista las ganancias empresariales son absolutamente legítimas si no traspasan una frontera: la de la dignidad de los trabajadores.

Escribo esto porque Mercadona triplica los precios de productos que compra al proveedor, en este caso la Cooperativa Agrícola Villena, los mantiene en sus vitrinas tres días y los retira, obligando, por ese efecto dominó que antes comentaba, a que esta Cooperativa sea extraordinariamente servicial con el que paga: debe servir puntualmente al día y en óptimas condiciones de entrega, so pena de quedar excluida en la lista de servidores. Mercadona, esa ejemplar empresa de consumo, aprieta tanto a sus abastecedores que acaba por desplazarlos. Ya se sabe que determinados productos, casi el 60% de lo que vende, los traen de mercados y países lejanos.

Ese es el motivo de que muchas empresas hortícolas españolas cierren la persiana, porque no pueden plegarse más a los precios exigidos. Y ese es el motivo de que, por ese efecto dominó, la Cooperativa Agrícola villenense esté algunos años sin subir el IPC a sus trabajadores o de que se acojan ahora a esa Reforma Laboral, aplicando en su nuevo convenio la extensión de la jornada a sábados y domingos, hasta ahora oferta optativa. Razón por la que se ha concentrado su plantilla, en señal de protesta, el pasado viernes. Es plenamente contradictorio que por una parte el Estado promulgue leyes en favor de la conciliación de la vida laboral y familiar y por otra parte permita abusos como éste, donde un trabajador tenga que trabajar 40 horas semanales, distribuidas de lunes a domingo, para obtener unos 800 euros al mes.

Esta Reforma Laboral protege a la empresa ninguneando los derechos laborales de quienes trabajan, pues los nuevos convenios actúan como decretos y lo que antes era opcional ahora es obligatorio. La obtención de beneficios de las empresas es lícito y necesario, ahora bien, no todo vale porque debería existir una frontera, una línea divisoria que regule y controle que el abuso no puede generar la pérdida de dignidad, que el beneficio no puede serlo si es a costa de la humillación y el deterioro de derechos. Si prevalece la sensatez no ha lugar a la indecencia.

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