Cartas al Director

Mi opinión sobre “La Ilusión” de Rosa L. Avantis

Salir a andar al campo, con chándal, es normal, pero no lo es tanto salir con tacones y menos normal es, todavía, que una rumba cante, aunque sea aquello “de ilusión también se vive”. Cada uno es libre de ilusionarse con lo que quiera y puede querer, parking, soterramiento y que desaparezca la Plaza de Toros.
Puede querer que, contra viento y marea, se pretenda dar una concesión, para que caso de no llevarse a cabo, le cueste al pueblo cuanto más millones mejor, así lo ha hecho público un edil de los que sí le ilusionan. Puede querer que nos quedemos solamente con las cercanías, que según el Sr. Ayelo son la panacea y el motor que impulsa los pueblos. Puede querer no escuchar más que los cantos de sirena de los sonrientes y simpáticos que conceden la libertad en asesinos.

Pero lo que no puede, aunque le parezca antipática la persona de la pancarta, es mentir por ignorancia o con refranes querer tildar a los demás de lo que somos nosotros. Si creemos que los demás están fingiendo y que mienten con sus actitudes es porque nosotros actuamos así y pensamos que todos son iguales y no es cierto.

No hay más sordo que el que no quiere oír, ni más ciego que el que no quiere ver. A esta persona que todos los días sale al campo con chándal y tacones, a esta persona que todas las mañanas canta al ver una pancarta, a esta persona que dice que no le ilusiona la actitud del personaje, a esta persona he de decirle que no mienta, porque es tanto el efecto que en ella produce que, según declara, está todo el día cantando. De momento, el anuncio en cuestión, le ha hecho cantar, le ha hecho pensar, le ha hecho escribir; luego el efecto está conseguido. La pancarta le ha sacado de la rutina del paseo, chándal, tacones, amigas y le ha infundido alegría.

Permítame que le diga que prefiero “Una ilusión. Contigo una realidad” a la frase “Nuevos Tiempos”, que además de ser un plagio no hace ninguna promesa de cambio y nos viene a decir que los nuevos retos serán tratados como hasta ahora, y eso nos demuestra que no han aprendido de los errores cometidos, que han sido muchos. Es preferible un cántaro nuevo, que hará el agua fresca, seguimos con refranes, a otro que ya nos ha demostrado que el agua que nos va a traer no es válida y le importa bien poco en este aspecto su pueblo y sigue las directrices del Partido sabiendo que mienten cada vez que de este tema se nos informa. Esto quizá a quien sale a pasear con chándal y tacones le haga gracia y le ponga las pilas, pero a mí ¡maldita la gracia que me hace!

Y para terminar, un consejo: cuando compre el Cupón de la ONCE, que tanto nombra en su escrito, hágalo con ilusión, pensando en Celia, quizá le toque...

Fdo. E. Pardo Pastor

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