El Ordenanza

Nou d’Octubre (Mostoboy last stand)

El Ordenanza. Capítulo 164

Escena 1

  • Bueno, Avelino, la próxima vez que nos veamos, será fuera de aquí.
  • Espero que sea pronto, don Pepe. Ha sido un placer…
  • El placer ha sido mío. Ahora toca retomar mi vida más allá de la política.
  • Suerte.
  • Gracias.

Escena 2

  • … pero eso no está bien, Roque.
  • ¿No? ¿Poder alcanzar el sueño de ser alcalde no está bien?
  • Pasar por encima de la gente para conseguir cosas es de ser mala persona. No deberías haber entrado en el juego.
  • ¿Te atreves a juzgarme?
  • Juzgar no es bueno.
  • ¿Te crees mejor que yo?
  • No. Solo digo que Pepe hubiera sido el alcalde que todos queremos para nuestras hijas.
  • ¡Pepe es pasado! Encabezar las listas me puede catapultar a Génova, ¿no lo entiendes?
  • Recapacita, Roque. Eres joven, fuerte y ambicioso, pero estás dejando que esa ambición te domine.
  • ¿Qué puede salir mal? Tengo todo un equipo que me respalda.
  • Seamos serios, Roque.
  • ¿Me lo dices tú, que vas por ahí dando lecciones de moralidad en mallas púrpura?
  • ¡Pues tú hiciste el diseño, guapo! ¿O es que ya no te acuerdas?
  • ¡Qué tiempos aquellos!
  • Sí.
  • Nos bastaba con ser presidente de las NN.GG. Provinciales y salvar el mundo de los vascos y los catalanistas.
  • ¿Te acuerdas de aquella vez que unos bandarras del cole le quitaron el bocadillo a Laurita?
  • ¡Menuda paliza nos dieron!
  • Sí. Pero mientras nos pegaban, Laurita aprovechó y recuperó su almuerzo.
  • El fin justificó los medios…
  • Sí.
  • Nunca nos dio las gracias.
  • Ya sabes cómo era…
  • ¡Una ingrata!
  • Bueno, teniendo en cuenta que era la chica más popular del colegio y nosotros…
  • ¡Oye! ¡Fuimos presidentes del Club de Debate del Instituto dos años seguidos!
  • ¡Uhhhhh! ¡Una catapulta hacia la popularidad! ¡Si me hubieras hecho caso y hubieras estudiado Biomecánica en lugar de tanto debate, ahora llevaríamos un supertraje biónico y no esta mierda de mallas!
  • ¡No lo entiendes! ¡Encontré mi bestia interior! Mi oratoria es infalible.
  • ¡Dímelo a mí! ¡A fuerza de recibir palos he desarrollado una locuacidad contra el enemigo que no veas!
  • ¡No exageres, que tampoco te han pegado tanto!
  • ¿No? Claro, como tú eres la identidad secreta…
  • ¡Uno tenía que ser!
  • ¡Cuando quieras nos cambiamos! Empiezo a estar harto de ir por ahí dando la murga a la gente y recibiendo mamporros, la verdad.
  • ¡Pues únete a mí! ¡Juntos somos invencibles!
  • … estooo… Roque…
  • ¿Qué?
  • … a ver cómo te lo explico…
  • ¿?
  • ¿Eres consciente de que estás hablando con tu reflejo en un espejo de la Mosto-cueva?
  • Sí… ¿y?
  • Que… igual… no sé…
  • ¿?
  • Que, a lo mejor, tú y yo ya somos uno, ¿no crees?
  • ¡Qué estupideces dices, Most! ¡Ya sé que tú y yo somos uno!
  • Vale.
  • Entonces… ¿vas a seguir con lo de alcaldable?
  • Sí…
  • … ya…
  • ¿Y dónde me deja a mí todo esto?
  • No lo sé. Ahora, imagino, que tendremos menos tiempo para estar juntos…
  • … entiendo…
  • Quizá, lo mejor sería darnos un break…
  • ¿Me estás dejando?
  • Hay otro, ¿verdad?
  • No, no es eso…
  • ¡Mientes! El otro día, en sueños, pronunciaste su nombre: Mostoalcalde Man.
  • Yo…
  • ¡Espero que seáis muy felices!
  • ¡Solo fue un sueño!
  • ¡Ja! ¡Te traicionó el subconsciente!
  • ¡Eh! ¡A mí dejadme tranquilo! ¡Paso de vuestros rollos de parejita!
  • Roque… ¿qué va a ser de mí ahora?
  • No lo sé. Podemos vernos de vez en cuando… como amigos.
  • ¿Amigos?
  • Creo que, si quiero acometer esta nueva etapa, con todo lo que conlleva… lo nuestro debe terminar. No es compatible. Ni física, ni moralmente.
  • Bueno, pues parece que se ha quedado buena tarde…
  • … sí…
  • ¿Sabes, Most? Te estoy muy agradecido por todos estos años.
  • Y yo.

Escena 3

  • ¡Me toca! Hubo una vez un tipo que vio a un ciclista que estuvo a punto de parar en un semáforo.
  • ¡Vaaaa! ¡Eso es imposible!
  • ¡En serio! ¡Dicen que casi sacó el pie del calapié.
  • ¡Anda ya!
  • Que sí, que sí.
  • No me lo creo.
  • Tu turno, Juanjo.
  • A ver… hubo una vez… un paisano que sabía por qué, en nuestra ciudad, se celebra el nou d’octubre.
  • ¡Buah! ¡Eso no se lo cree ni él!
  • Imagino que será porque es festivo.
  • Esa es fácil. Es la fecha en la que Jaume I entró en Valencia y, como pertenecemos a la Comunitat Valenciana, pues…
  • ¡Ya ha hablao la lisensiada en Historia Rancia!
  • ¡El Jaume Palitroque! ¡Qué tío! ¡Estaba metido en todas las salsas!
  • ¡Menudo perla!
  • ¡Un tío con visión de futuro! Al final, ¡mira si no acabamos siendo valencianos!
  • ¡Hombre, Roque! ¿A pegar un bocado?
  • Un cafelito rápido, Andrés, que tengo la agenda que echa chispas. Vero, ¿me pones un corto?
  • Si es que eres como el Jaume Palito… ¡te apuntas a un bombardeo!
  • ¿Jaume Palito?
  • Mira, por ahí lo tienes con su casco de dragón y todo, por si quieres que te dé algún consejillo o algo.
  • ¡Hostias, Jaume el Conqueridor!
  • Anda, Roque, no te amedrentes y pregúntale.
  • Mi Señor Don Jaume, ¿cree usted que me compensa tener tantos frentes abiertos?
  • Vien entiendo que el mío consejo non vos faze grant mengua, pero vuestra voluntad es que vos diga lo que en esto entiendo, et vos conseje sobre ello, fazerlo has, la primera cosa per Deu, la segona per salvar Espanya, la terça que nos e vos haiam tan bon preu e tan gran nom que per nos e per vos es salvada Espanya.
  • ¡Madre mía qué pareja!
  • ¡Aviados somos!
  • Sólo falta Francisco.
  • ¡Eso tiene arreglo!

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