Abandonad toda esperanza

Otoñal

Abandonad toda esperanza, salmo 737º

El agente topo es sin lugar a dudas una de las películas más sorprendentes de los últimos años: se trata de una producción chilena que ha cosechado premios y menciones -incluida una nominación al Oscar como mejor documental- allá por donde ha pasado; y con la que su directora, Maite Alberdi, ha conseguido difuminar la frontera que separa el documental de la ficción con resultados insospechados. Pero esto último no es el único rasgo que hace de este film una propuesta especialmente particular, dado que está ambientada en un espacio tan poco habitual en la gran pantalla como una residencia de ancianos. Sí, es verdad que se trata de un lugar que hemos visto plasmado alguna que otra vez en fotogramas a través de diversos géneros y temáticas: desde el fantástico en la ochentera Cocoon al thriller en la reciente Quien a hierro mata, pasando por la comedia en La fiesta de despedida, el drama en Lejos de ella o incluso el cine de animación en la adaptación homónima del cómic de Paco Roca Arrugas. Pero también es cierto que al igual que la sociedad parece querer apartar en estos centros geriátricos a los ancianos incapaces de seguir el ritmo acelerado que nos impone el estilo de vida predominante en la actualidad, las manifestaciones culturales que esa misma sociedad genera tampoco están muy por la labor de acercarse a las inquietudes de los más mayores... sobre todo si viven apartados de sus seres queridos.

Sergio Chamy y Maite Alberdi, protagonista y directora de “El agente topo”

Por ello impacta tanto una cinta como la protagonizada por Sergio Chamy Rodríguez, el octogenario chileno que, recién enviudado, decide contestar a un anuncio en prensa y acaba convirtiéndose en una suerte de espía sui generis cuando es contratado por una agencia de investigación para que se infiltre en una residencia con el fin de descubrir si una de las ancianas que viven entre sus paredes está bien cuidada y no sufre ningún tipo de maltratos o vejaciones. Con este propósito, y con la connivencia de su hija y el contacto continuo con el investigador privado que lo acoge a su cargo, el venerable Sergio ingresa en el Hogar de Ancianos San Francisco y, mientras trata de localizar a su objetivo, acaba por convertirse en uno de los residentes más carismáticos y queridos por sus compañeros. De este modo, se construye un relato tan hilarante en ocasiones como conmovedor en otras; y en el que al espectador, por más atento que esté a lo que sucede en cada secuencia, le costará discernir en qué medida lo que ve en la pantalla es un documento verídico o el fruto de la manipulación creativa de la realizadora y su equipo.

La ilustradora Barbara Yelin, autora de “El verano de su vida”

También está ingresada en un geriátrico la protagonista de El verano de su vida, una novela gráfica que surgió como un proyecto para una revista literaria online por parte de sus autores, ambos alemanes y nacidos en 1977: el escritor Thomas von Steinaecker y la dibujante Barbara Yelin; un proyecto que posteriormente se vio reelaborado y ampliado para su publicación en formato libro, lo cual es de agradecer dado el gran interés de la obra resultante. El personaje principal de este cómic es Gerda Wendt, una mujer nacida en la década de los cincuenta que desde la residencia en la que está ingresada reflexiona sobre lo que ha sido su existencia y sobre si ha sido verdaderamente feliz desde que decidió estudiar astrofísica; y muy especialmente desde el verano en el que tuvo que decidir entre el amor de su vida, un camarero y guitarrista llamado Peter, y una prometedora carrera profesional en el extranjero.

Una de las primeras páginas de “El verano de su vida”

De este relato gráfico, tan sutil como emotivo, cabe destacar especialmente el trabajo de la ilustradora Barbara Yelin, articulado en una serie de planchas en las que en muchas ocasiones se desvanece la estructura habitual de determinadas viñetas por página para conformar, con un estilo visual ajustado y un coloreado con acuarelas, una narración fluctuante y vaporosa que evoca la naturaleza etérea de los recuerdos.

También supone una reflexión sobre el paso del tiempo las novelas que conforman el llamado “Cuarteto estacional” de la escritora escocesa Ali Smith, del que en nuestro país solo falta por aparecer la cuarta y última entrega. Pero aunque mi intención es comentarles la tetralogía al completo, no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendarles hoy la primera parte, titulada precisamente Otoño, ya que se centra en la amistad entre una treinteañera que ejerce de profesora con un sueldo precario y un hombre centenario que fue vecino suyo pero que en la actualidad yace postrado en una habitación de una residencia de ancianos. Es precisamente el estado de duermevela en el que se encuentra este último el que origina los pasajes más líricos de la obra, y que permite a la autora de La historia universal retratar mediante el uso del lenguaje el fluir del tiempo y el poder evocador de la memoria... Algo de lo que tampoco están precisamente carentes las otras dos recomendaciones de hoy.

El agente topo está disponible en Filmin; El verano de su vida y Otoño están editados por Astiberri y Nórdica respectivamente.

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