El Ordenanza

Quedarse muñeco

El Ordenanza. Capítulo 243

Escena 1

  • ¡No os vais a creer lo que leí anoche en el ABC!
  • ¡Cualquiera sabe!
  • A mí me da un poco igual, pero presiento que nos lo vas a contar de todas maneras.
  • ¡Pues ahora os jodéis y no os lo cuento!
  • Vale. ¿Tú qué dices, alcalde?
  • Que no lo cuente. ¿Habéis visto la casa que tiene Carlos Alcaraz?
  • No me ha invitado. ¿Y a ti, Andrés? ¿Te ha invitado?
  • ¿Cómo podéis dormir por las noches sabiendo cómo me hacéis el vacío?
  • No te hacemos el vacío, simplemente lo del ABC no resulta demasiado atractivo.
  • ¡Pues ahora lo cuento!
  • No hace falta, de veras. Podemos subsistir sin saberlo.
  • Resulta que hay una chica en Brasil que se casó con un muñeco de trapo y la pareja tiene tres hijos.
  • ¿No te habíamos dicho que no nos lo contaras?
  • (Va a seguir, Juanjo).
  • (Tú no muestres interés, alcalde. A ver si se cansa y cambia de tema).
  • ¿Sabéis que os estoy oyendo, verdad?
  • Claro, Andrés. ¿Somos amigos, no? No tenemos secretos para ti.
  • ¡Cierto! Por eso nos sentimos libres al decirte que, desde el primer momento, tu historia nos interesa un cero.
  • ¡Pues menudos amigos!
  • Si lo prefieres, podemos decirte que es una insólita historia y que la has narrado de maravilla, pero estaríamos faltando a la verdad y eso no sería ético.
  • No te vamos a traicionar a estas alturas, Andrés.
  • ¡Tenéis razón, amigos! ¡Tener gente sincera a tu lado no tiene precio!
  • ¡Venga! ¡Abrazo de grupo!
  • ¡Síiii!
  • ¡UN MOMENTO! ¡Vosotros me estáis haciendo el lío para que no os lo cuente, cabrones!
  • (¡Juanjo, que nos ha pillao! ¿Qué hacemos?).
  • (¡Abrázalo como si no hubiese un mañana!).
  • (Os estoy oyendo).
  • (¿Y por qué susurras?).
  • (No sé. Me dejo llevar).
  • (¡Estás fatal, Andrés!).
  • (Ya…).

Escena 2

  • ¡Pues a mí no me parece tan grave! Si lo piensas bien, es mejor tener un marido de trapo que un trapo de marido. ¿Cuántas mujeres tienen que sacar adelante a su familia sin poder contar con nadie? ¡Al menos éste es un padre presente!
  • ¡Pero esta mujer está muy mal de la olla! En su cuenta de Tik Tok hay imágenes de su boda, de sus embarazos, de su día a día… ¡Incluso reconoció que el muñeco le había sido infiel con varias mujeres en el programa de Cristina Tárrega!
  • ¡Es que recurres a unas fuentes con una fiabilidad arrolladora, Andresico!
  • ¡Pues hay vídeos suyos que tienen más de setenta mil visualizaciones!
  • ¿Y…?
  • ¡Que no sé dónde vamos a llegar!
  • Permitidme que me ponga filosófico pero, una vez más, se impone el modelo que yo llamo «Aborregueitor Plus», donde la estupidez es premiada y sirve como ejemplo a las futuras generaciones, con lo cual se consigue un grado de alienación y decadencia que hace de las masas un conglomerado de cabezas huecas, manejable y, sobre todo, enfrentable. Esto ya lo vivimos con los frikis del Cárdenas y en Crónicas Marcianas. Ahora se les llama influencers. El triunfo del ridículo. El dominio de lo insustancial y lo extravagante. Así, nos parece normal ver fotos de Abascal con Milei o con el nazi de Netanyahu. Son frikis que (y esto es lo peligroso), nos gobiernan. No hay más que ver que el Vicepresidente Primero de la Generalitat y Conseller de Cultura i Esports sea Vicente Barrera. ¿Qué sabrá un torero de eso? ¡Y lo peor es que funciona! Seguramente en septiembre se celebre la corrida de toros de fiestas y nosotros, que deberíamos poner freno a este retroceso, más después de que en países como Cuba, Canadá, Italia, Reino Unido, Dinamarca y Colombia se prohíban, seremos cómplices. Cómplices de la muerte de 6 inocentes bovinos que se sumarán al cuarto de millón de toros que mueren al año en festejos taurinos. 250.000 animales asesinados por y para diversión. ¡Es terrible! Una vez más, la decadencia está a punto de colapsar a la humanidad… claro que si pensamos que el fútbol sigue siendo uno de los motores económicos del país, que el reguetón conquista todas y cada una de las listas de éxitos del mundo y que… ¡EH! ¡Se han pirao! ¡Cabrones! ¡Me han dejao hablando solo! ¡Con lo bien que me estaba quedando el discurso!

Escena 3

  • ¡Ahora que hemos ganado las elecciones europeas, es el momento de Activar la ciudad!
  • ¡Hay que ver lo pesadito que te estás poniendo con eso de Activar, Roque!
  • ¡Déjalo que disfrute! ¡Para una idea semipasable que se le ocurre!
  • ¡Habló la concejala-florero!
  • (Ahí ha estado rápido, el candidato)
  • (Sí, sí).
  • ¿Sabes que soy la número dos, verdad Roque?
  • ¿Qué me quieres decir con eso?
  • Que puedo sustituirte. No será la primera vez que, en el seno de nuestro partido, se practica el navajazo por la espalda para escalar posiciones… y a mí solo me queda un escalón… justo el que estás ocupando tú en este preciso momento.
  • ¿Me estás amenazando?
  • No es necesario. Tu blanda y plomiza oposición está poniendo en evidencia tu liderazgo. Estás desaprovechando las oportunidades que te ponen a huevo los inútiles del equipo de gobierno. Podrías hundirlos en la miseria, pero eres un flojo, Roque Acevedo. No tienes espíritu de líder.
  • ¡Oh! ¿Y eso me lo dices tú?
  • Te recuerdo que fui cabo de los Moros Nuevos un montón de años… y ya sabes que eso pesa más en la ciudadanía que tus peroratas infructuosas y tus débiles conatos recriminatorios mal escenificados.
  • ¿Mal escenificados?
  • Patéticos.
  • ¡Pero si estuve ensayando tres horas frente al espejo!
  • Ese es tu problema, Roquecito. España necesita líderes natos, no monaguillos sobradamente preparados.
  • Hablas como Anal·lítica, la Superheroína de Vox… ¿No serás tú…?
  • ¿Ves como eres medio tonto? ¿Cómo voy a ser yo esa morcilla de cebolla con el tipazo que tengo?
  • ¡No me hables de morcillas de cebolla, que me entra hambre!
  • Rectifico: eres tres cuartos de tonto. Lo mismo, más.
  • Lo que soy es el number one. Eso no me lo quita nadie.
  • ¿Recuerdas cómo llegaste a serlo?
  • … Sí.
  • ¿Y qué te hace pensar en que no puede suceder algo parecido?
  • Yo no soy Pepe, Alfonsina. Yo nunca dimitiría con tanta… honestidad.

Escena 4

  • Avelino, ¿no habrá usted visto, por casualidad, a los representantes del Colectivo en Pro de la Construcción de la Torre del Reloj del Orejón?
  • Estaban aquí hace apenas quince minutos, señor alcalde, pero deben haberse ido.
  • ¡Vaya apariciones breves tienen! En fin, casi mejor, que ya hemos tenido bastantes muñecos por hoy. Por cierto, el lunes es su cumpleaños, Avelino. ¿Ha pensado cómo lo va a celebrar?
  • Seguramente iremos a ver la Cremà de les Fogueres, señor alcalde, como todos los años.
  • Ya me contará.
  • Eso será en el próximo capítulo, señor alcalde.

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