Vida de perros

Revista de Verano: Septiembre

Termina el agosto de 2016, queridas personas, destacándose entre tantos como uno de los más variopintos en cuanto a temperaturas y climatología, bueno para unas cosas, regular para otras. Termina agosto y si hiciéramos caso a todas esas fiestas de despedida hartamente anunciadas, también el verano (aunque oficialmente aguante hasta mediados de septiembre). Pero nombrar septiembre en Villena ya sabemos que equivale a nombrar las Fiestas de Moros y Cristianos –y ya que hablamos de Fiestas no quiero dejar pasar la oportunidad de dar mi más sincera enhorabuena a don José Fernando Domene Verdú por su nombramiento como pregonero de este año–.
Así que entre festivales musicales y preludios festeros se nos pasa agosto pese a ofrecer algunas noticias más que jugosas. Por ejemplo aquella referida a la finalización del contrato sobre el servicio de agua. Al respecto el concejal responsable comunicaba que pese a las intenciones del equipo de gobierno de municipalizar tal servicio, su opción era volver a sacarlo a concurso. Una decisión que a muchas personas no nos parece la más correcta puesto que vuelve a poner en manos privadas un servicio de primer orden para nuestra ciudad. El agua es un bien público y un servicio imprescindible para el desarrollo de nuestro día a día. El control sobre este servicio repercute directamente en nuestros intereses ecológicos, sociales y personales.

La municipalización de un servicio –llamado remunicipalización cuando se trata de recuperar un servicio que previamente había sido municipal– consiste en la gestión de tal servicio desde el mismo ayuntamiento, en lugar de ofertar su dirección al mejor postor mediante un concurso donde empresas privadas ofrecen presupuestos y mejoras para la ciudad. Obviamente desde el ámbito privado lo que prima es el interés económico, nada reprochable, por lo que generalmente las mejores ofertas las suelen realizar grandes empresas que cuentan con infraestructuras similares en otras ciudades. Uno de los problemas que plantean estas grandes empresas es que una vez firmado el contrato –cuya duración suele ser superior a diez años– resulta complicado tanto fiscalizar su ejecución como conseguir que cumplan todos los puntos detallados en el contrato. Y si nos seducen con una máquina quitachicles, contenedores nuevos o una nave industrial, pues luego vaya usted y reclame.

La remunicipalización es una medida que si bien supone un mayor trabajo para el Ayuntamiento, puesto que debe ocuparse de la gestión del servicio, también supone un desahogo para las arcas públicas y permite repercutir estos fondos en contratación de personal con sueldos dignos (apoyando además a las personas más desfavorecidas, a las de rango de edad más abandonado por las empresas o a personas que sufren discriminación laboral por otras causas). El desahogo para las arcas proviene de la ventaja del ayuntamiento al no tener que pagar el IVA, no buscar el beneficio industrial o no tener los gastos generales de las empresas privadas. Y la repercusión económica de esta medida se puede observar en la contabilidad de poblaciones como Aspe o Rivas, y se puede ver como una nueva tendencia que se está propagando por muchas ciudades europeas.

El comunicado del presente equipo de gobierno sobre un aplazamiento en la remunicipalización del servicio de agua no es una buena noticia. El concejal de Ciclo Hídrico, Antonio Pastor, dice que Villena todavía no está preparada para este proceso. Por tal motivo la decisión ha sido la de sacar a concurso un contrato de menor duración, y desconociendo lo que se entiende por “menor duración”, tememos que con seguridad superará la duración de su periodo de gobierno, lo que puede poner en riesgo esta medida que creo necesaria y efectiva. Nadie sabe quién vendrá después, ni qué decisiones tomará, hoy es hoy y el único modo de demostrar mañana si algo funciona es poniéndolo en marcha. Lo demás son palabras, y después de conocer cómo funciona el debate político considero que es mejor poner datos sobre la mesa que discutir acerca de posibles e imposibles. Y aunque imagino que la decisión ya está tomada, me queda desear que todavía quede tiempo para volver a reflexionar sobre la remunicipalización del servicio de agua, una apuesta ecológica, social y económica.

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