Sociedad futura

Verano de 1994, hace treinta años y pico, editado por el Grupo Edimur, S.A. en colaboración con el vicerrectorado de Cultura de la Universidad de Murcia, el periódico Gaceta Universitaria publicaba una entrevista de Pascual Valera al villenense Juan Bautista Vilar, catedrático de Historia Contemporánea y director, entonces y por segundo año consecutivo, de unas jornadas sobre inmigración magrebí.

Toda la entrevista es sensatez. Sensatez y humanidad, analizando con los pies en la realidad un tema delicado. Análisis por encima de los discursos del buenismo, bienintencionados y humanos pero sin fuste cuando no aportan acciones para afrontar los retos. Y análisis, sobre todo, alejado de la sinrazón del inmigrantes go home.

Y entonces, hace treinta años y pico, cuando la inmigración aún era incipiente, Vilar recomendaba: Debemos mentalizarnos que la sociedad futura, tanto étnica, como culturalmente, no será monocolor, como la que hemos tenido hasta ahora. Esto lejos de ser malo, puede suponer un enriquecimiento para la cultura española.

En la entrevista, la conclusión venía arropada con argumentos, consciente Vilar de que esa incipiente inmigración iba a ir a más. Consciente Vilar de las causas económicas, políticas y demográficas que la motivaban. Consciente Vilar del riesgo de considerar "problema" lo que se debía resolver entre todos porque todo ser humano está en su derecho de buscar su sustento y su medio de vida donde pueda.

Consciente Vilar de nuestro pasado deudor con los frutos de nuestros antepasados emigrantes. Consciente Vilar de la marginalidad, subempleo, explotación y desprotección de la población inmigrante. Consciente Vilar del papel que a España, como frontera inmediata del flujo migratorio, le tocaba ejercer como policía de Europa. Consciente Vilar de la dificultad para la integración, sobre todo de las mujeres. Consciente Vilar de la necesidad de una regulación y mayor concienciación de la sociedad. Consciente.