De recuerdos y lunas

Villenero por el mundo

En la Vega Baja, concretamente en Orihuela, al tiempo que la huerta explota azahares para recordarnos que aún vive y quiere seguir viviendo, las Hermandades y Cofradías –como en Villena por agosto las Comparsas– preparando sus Fiestas Mayores organizan actos diversos que aquí, por ser la Semana Santa la fiesta mayor, anuncian la celebración de la Pasión y Resurrección de Cristo. También como anuncio, al anochecer, se sienten ensayar bandas de cornetas y tambores y, maravilla de maravillas, por algunas calles se escucha, grave y profundo en la noche, el impresionante canto de los Cantores de la Pasión, de la Primitiva y de la nueva. Extraordinario canto.

En este contexto de preparación, la Hermandad de la Resurrección, caracterizada por desarrollar una comprometida labor social, organizó una conferencia impartida en la CAM de Orihuela por Francisco Javier Esquembre Menor –Patxi Esquembre– en su condición de Director del programa de Cooperación Internacional de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante. Titulada "Cuando la crisis ahoga y mata: objetivos de Desarrollo del Milenio", fue una conferencia hermosa. Dura en su contenido pero hermosa en su forma. También hermosa porque la dureza de la realidad, desde el enfoque creyente y/o humanista, no mató nuestra esperanza.

Patxi Esquembre nos trasladó al mundo que no queremos ver o que se nos olvida ver. Nos transportó al mundo de los más pobres. Porque los pobres que normalmente vemos son los que hurgan en los contenedores y nos molestan dejando todo escarbado y sucio, los que nos piden por las calles, en las puertas de las iglesias o de los supermercados. Los supermercados, los centros comerciales, son nuevas catedrales donde piden los pobres y acuden, como las gaviotas al despojo de los barcos de pesca cuando vuelven a puerto, a los contenedores colindantes. Para pelearse las sobras y caducidades. Pero éstos son pobres nuestros que sin remedio nos toca ver, "mobiliario urbano" al que nos acostumbramos. Patxi nos trajo a los pobres que, allende nuestras fronteras por miles de millones, son la humanidad; los que significan el contraste abismal entre ricos –nosotros– y pobres –ellos–.

Quien camino de mayo quiera ver en mis palabras pedestal para un candidato se equivoca, porque esta faceta de Patxi Esquembre no es faceta accesoria en campaña electoral. Por desgracia hay políticos que camino de las elecciones se disfrazan de sensibilidades y simpatías. Patxi no, porque candidato o no candidato fue en Orihuela el Patxi que siempre he conocido. Aquí no hay disfraz que valga porque el hombre solidario del mundo de los más marginados es el hombre que conozco desde que lo conozco. Ciudadano del mundo, el hombre comprometido del que siempre supe, admirándolo, en los Salesianos, en el Centro Juvenil Don Bosco, en el Instituto, en la Universidad de Alicante. Mis palabras no las mueven los reclamos de mayo. Mis palabras las mueven sus palabras comprometidas del otro día despertándonos sensibilidades que nos humanizan al espolearnos contra las injusticias de un mundo hipócrita que no nos puede satisfacer. Aquí los esperanzadores objetivos de desarrollo para el milenio que Patxi explicó con habilidades de maestro. Aquí, en los objetivos, el reto.

Avivó nuestra conciencia y por ello valió la pena acudir. De remate nos podríamos haber ido esa misma noche al estreno de "Inside Job", el documental oscarizado de Charles Ferguson que me recomienda el profesor Moisés Hidalgo, también sensible contra desigualdades, y que por lo que leo en las críticas (Carlos Boyero en El País, 25.03.2011), nos recuerda la perpetua historia de la infamia. Porque unos, los menos, cada vez son más ricos. Y otros, los más, son cada vez son más pobres.

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