Sociedad

111 años del Círculo Agrícola Mercantil Villenense

Hacemos un breve recorrido por la historia de esta institución y señalamos la función e importancia de este tipo de asociaciones en la vida social de la ciudad

Entre junio y julio de 1909, se ideó y formalizó en Villena una nueva sociedad recreativa que se llamó Círculo Agrícola Mercantil; se cumplen pues, 111 años del nacimiento del CAMV. Durante ese tiempo, ha habido cambios de sedes, fusiones, periodos de inactividad y envites varios a los que la sociedad recreativa ha sobrevivido. Lo está haciendo también ante la última de esas piedras en el camino, retomando su actividad de manera progresiva.

El CAMV nace a principios del siglo XX no por casualidad. Ya en el siglo anterior, llegaron a España los casinos culturales. Con el surgimiento de la alta burguesía en el siglo XIX, se empezaron a regular los espacios de reunión. Tradicionalmente, los grandes aristócratas estaban acostumbrados a organizar encuentros en sus casas, pero con la aparición de sectores liberales, la élite intelectual se quiso desmarcar de esa clase social y empezó a tener sus propias reuniones o tertulias. Influidos por los movimientos en otros países europeos, los encuentros en cafés fueron derivando en asociaciones exclusivas a imagen y semejanza de los clubs de caballeros ingleses; aquí se desarrollaron espacios como los “casinos” que tenían en Italia y los “círculos” artísticos y culturales de Francia.

El concepto que más caló en un principio fue el de los casinos, entiéndase casinos culturales. Aun así, aunque no tenían nada que ver con los casinos del centro de Europa, como los de Mónaco o Baden-Baden, el juego sí ocupaba un lugar importante en estos espacios. Puede que la gran mayoría de casinos de España del siglo XIX no tuvieran  esa ruleta clásica que ha ido adaptándose al paso del tiempo, pero sí que en todos ellos se jugaba a las cartas, al dominó o al ajedrez, y en algunos también al billar. Aunque las apuestas no estaban oficialmente permitidas, esta era una norma que no se respetaba demasiado, y en no pocas ocasiones esta actividad suponía una forma de financiación para la propia asociación u otras causas.

Para finales del siglo XIX, había en España unos dos mil casinos. A principios del siglo XX, este fenómeno, que se había dado principalmente en las grandes ciudades y entre la alta burguesía, empieza a extenderse a las ciudades de provincias y al entorno rural. Estos lugares aparecen para cubrir una nueva demanda: la gestión del ocio. Los avances técnicos y la aparición de la industria -más otras causas- hacen que se tenga que atender a un nuevo aspecto en la vida de las personas de a pie que hasta entonces no existía: el “tiempo libre”. Además, aparecen nuevas clases sociales, como la pequeña burguesía en pueblos o ciudades de tamaño mediano. No hay que olvidar que estas sociedades culturales-recreativas son privadas y funcionan principalmente con las aportaciones de los socios, en principio no estaban abiertas a todo el mundo.

Los casinos culturales suponían un lugar de reunión con un carácter principalmente recreacional. Se organizaban bailes, proyecciones cinematográficas, se podía tomar algo o echar la partida. Y, sobre todo, se establecían relaciones con aquellos con quienes se tenía afinidad. En general, los “casinos” tenían más ese aire exclusivo de su origen, se suponían más selectos y centrados en actividades culturales. El uso de “círculo” o “unión” se refería a sociedades cuyos miembros pertenecían al mismo sector, fuera el de la agricultura, el comercio o la banda de música.

El Círculo Agrícola Mercantil Villenense se constituye en junio de 1909, y en sus bases se determina que el objeto de la sociedad es el de “procurar el desarrollo de la Agricultura, Industria y Comercio en esta localidad, sin propósito de lucro de ninguna especie, y al mismo tiempo, proporcionar a sus socios, todos los medios de recreo permitidos por las Leyes y las buenas costumbres”. También prohíbe expresamente el uso de la sociedad para tener discusiones sobre política y religión, aunque es muy posible que esta norma, no se cumpliese a rajatabla.

La primera sede del CAMV fue el Café Artístico, en el nº 9 de la Avenida de Chapí. En 1923, tras un acuerdo con la Junta Constructora del Teatro Chapí, que había estado teniendo problemas para llevar a cabo la construcción del teatro, el CAMV se trasladó a un espacio más grande junto al nuevo teatro, puesto que la anterior sede se había quedado pequeña. Hasta 1987, la del Teatro Chapí fue la sede social del CAMV.

Viendo que el interés por el deporte crecía, a finales de los años 60, los socios del CAMV adquirieron los terrenos y empezaron la construcción de la actual ciudad deportiva. En 1971, se inauguró la piscina. En 1994, el CAMV se fusiona con el Casino Villenense de la calle Corredera. Así, quedan marcados de manera más clara dos espacios que durante décadas se han estado dedicando a dinamizar la vida social, deportiva y cultural de la ciudad.




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