Los que escriben son tontos
Tú avisas a uno para que te arregle un grifo o a un albañil y te cobra, y lo ves tan normal. Pero llamas a uno para que te escriba una cosa y ese no ve ni un duro

En una ocasión, enterándose uno de mis alumnos que yo había publicado un libro, tras darme la enhorabuena me preguntó que cuánto había ganado, que cuánto iba a ganar.
Respondiéndole que nada, me dijo sin manías: —Pues eres tonto. Y como tenía más razón que un santo, no le reproché su sinceridad. Ni mucho menos le amenacé con sanción por posible falta de respeto. Ante su espontáneo juicio, queriendo salvar mi dignidad, recurrí a eso de que no todo lo que importa en la vida es el dinero.
Alfredo Rojas, en una de sus Charraícas del Paseo, publicada en el Día 4 que fuera de marzo-abril de 2001, ponía en boca de Andrés y Lorenzo el siguiente diálogo en villenero:
—Entonces, Lorenzo, vamos a ver. Si escriben lo que decimos y lo sacan en el pedórico, nos tendrán que pagar. ¿O no?
—Ni hablar. Me lo esplica mi yerno y es la risa, porque dice que los que escriben son tontos, que es siempre de baldes. Tú avisas a uno pa que te arregle un grifo o a un albañil pa que te haga un remiendo, y te cobra, y lo ves tan normal. Pero dice mi yerno que llamas a uno pa que te escriba una cosa y ese no ve ni un duro.
—Pos sí que es verdá que son tontos. A lo que yo veo, más cuenta les saldría irse a hacer hoyos, que ahí sí que cobrarían. O a levantar paré. O a hacer jaulas y salir los jueves a venderlas al mercao.
El diálogo trae a colación la evidencia que Alfredo Rojas me comentó en más de alguna ocasión. Bien lo sabía él. Tan generoso siempre. Bien lo sabía él, bien lo sabemos quienes por amor al arte, tontos, tanto escribimos. Por amor al arte… ¿Tontos?